comedores populares en méxico
Tracy Wilkinson contribuyó a este reportaje. 3 de febrero de 2009
"La verdad es que hay un montón de gente sin trabajo, así que vamos a aprovechar lo que nos están ofreciendo", dijo José, 63. "Mucha gente se avergüenza de venir; pero, bueno, nosotros venimos con dignidad".
A medida que México se hunde en la profunda crisis económica que recorre el mundo, el desempleo está aumentando junto con los precios de los alimentos. La inflación anual es de cerca del ocho por ciento, pero algunos artículos de la ‘canasta familiar’, tales como aceite de cocina y arroz están subiendo en casi un doscientos por ciento al año, dijo César Cravioto, director del Instituto de Asistencia Social de la ciudad.
Funcionarios del ayuntamiento esperan distribuir 65 mil comidas gratis o baratas al día en los comedores sociales, dijo.
"La crisis nos está golpeando muy duramente, y eso nos preocupa", dijo Cravioto, observando que la cantidad de personas que reciben seguro de desempleo seguramente se duplicará este año en esta ciudad de diecinueve millones de habitantes.
El primer comedor popular, en un centro comunitario llamado la Casa de la Luna, abrió sus puertas este mes en el barrio obrero de Pedregal de Santa Úrsula, al sur de Ciudad de México. Estaba lleno, pese al frío y a la lluvia. Los colaboradores llenaron los platos de plástico con pollo, arroz y frijoles, y distribuyeron copas de refresco con sabor a melón.
La mayoría de los beneficiarios eran adultos mayores o madres solteras con sus hijos. Aunque no son indigentes, están desempleados o viven con pequeños ingresos que no les alcanza para comer.
"Mucha gente está sufriendo porque el alimento es indispensable", dijo Laura González, una ama de casa de 37 años que dijo que vino a la cantina por curiosidad, con su madre y su hijita. "Es fantástico que haya lugares donde comer, de verdad, porque hay gente que no tiene nada que echarse a la boca".
El ayuntamiento planea gastar unos catorce millones de dólares en la red de alimentación. Algunos comedores servirán comidas gratis y otros pedirán una pequeña donación, equivalente a unos setenta centavos de dólar, para subsidiar la electricidad, el gas de la cocina y otros gastos.
Dado el alto nivel de pobreza endémica en México, es quizás sorprendente que el ayuntamiento no haya iniciado antes su programa de alimentación. Tradicionalmente, al menos en la capital, la mayoría de los mexicanos, por pobres que sean, se las arreglan para comer, aunque a veces la comida no consista más que tortillas y una sopa espesa. Eso podría cambiar, y los organizadores sugieren que la crisis sólo empeorará a medida que suban los precios de los alimentos.
"En este barrio hay un montón de zonas marginales y pobreza", dijo Jabnely Maldonado Meza, 29, que ayuda a dirigir la cocina de la Casa de la Luna. "Servimos a todos los que quieran comer... A veces vienen a comer familias enteras".
27 de enero de 2009
©los angeles times
cc traducción mQh
3 comentarios
Santiago -
nina -
Jazmin -
Saludos cordiales.