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la amargura como enfermedad mental


La amargura es tan común y tan profundamente destructiva que algunos psiquiatras están llamando a considerarla una enfermedad mental bajo el nombre de trastorno de amargura post-traumática.
[Shari Roan] Las conoces. Las conozco. Y, cada vez más, los psiquiatras las conocen. Son personas que piensan que han sido tratadas injustamente por alguien y están tan amargadas que apenas pueden hacer otra cosa que darle vueltas a sus circunstancias. Es una conducta tan común y tan profundamente destructiva que algunos psiquiatras están llamando a considerar una enfermedad mental bajo el nombre de trastorno de amargura post-traumática. La conducta fue discutida la semana pasada frente a una entusiasta audiencia durante un congreso de la Asociación Psiquiátrica Americana en San Francisco.
La definición del trastorno se ha basado en el trastorno de estrés post-traumático porque también es un trauma perdurable. La gente con TEP sufre de ansiedad y miedo. La gente amargada hierve pensando en vengarse.
"Se sienten como si el mundo los hubiera tratado injustamente. Es algo más complejo que la ira. Esas personas están furiosas e impotentes", dice el doctor Michael Linden, el psiquiatra alemán que bautizó el trastorno.
Las personas amargadas son normalmente gente buena que ha trabajado mucho en algo importante, como en una ocupación, una relación o una actividad, dice Linden. Cuando ocurre algo inesperadamente terrible-no son ascendidas, su cónyuge pide el divorcio o no son llamados a formar parte del equipo olímpico-, se apodera de ellos un profundo sentimiento de injusticia. En lugar de superar la pérdida con la ayuda de familiares y amigos, no quieren despertar la impresión de que son víctimas. Casi inmediatamente después de ocurrido el incidente traumático, se convierten en personas enrabiadas, pesimistas, agresivas, odiosas.
"La amargura es una violación de creencias básicas", dice Linden. "Causa una severa reacción emocional... Todos estamos siempre tratando de superar incidentes negativos en nuestras vidas. Pero es la reacción a esos incidentes la que es variable".
No se conocen más que un puñado de estudios de la afección, pero los psiquiatras en el congreso dicen que se necesitan muchas más investigaciones para identificar y ayudar a esas personas. Se calcula que entre el uno y dos por ciento de la población sufre de amargura, dice Linden, que ha publicado varios estudios sobre la afección.
"Normalmente estas personas no buscan tratamiento porque ‘es el mundo el que tiene que cambiar, no yo’", dice Linden. "Son casi resistentes al tratamiento... La venganza no es un tratamiento".
Sin embargo, Linden sugiere que personas que eran conocidas como cariñosas, individuos normales que repentinamente asesinan a su familia y se suicidan pueden sufrir del trastorno de amargura post-traumática. Esa es una razón suficiente para que los investigadores estudien cómo tratar la emoción destructiva que es la amargura.

29 de mayo de 2009
25 de mayo de 2009
©los angeles times 
cc traducción mQh
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