oea levanta castigo contra cuba
"Hoy (por ayer) la OEA hizo historia; hoy la OEA empezó a escribir una nueva historia", le dijo a este diario horas después el canciller boliviano David Choquehuanca, intentando bajar el nivel de adrenalina que acumuló los últimos días. Anoche el gobierno cubano también consideró la decisión de la OEA como un hito histórico, pero marcó distancia de todas las especulaciones que surgieron sobre su posible vuelta a la organización que expulsó en 1962 al gobierno revolucionario de Fidel Castro por asumir la ideología marxista leninista y aliarse al bloque soviético y a la China comunista.
"Cuba no ha pedido ni quiere regresar a la OEA, una organización llena de una historia tenebrosa y entreguista. Pero reconoce el valor político, el simbolismo y la rebeldía que entraña esta decisión impulsada por los gobiernos populares de América latina", señaló el gobierno de Raúl Castro, a través de un comunicado difundido por la televisión de la isla.
Pero la aclaración de La Habana no logró opacar la sensación de victoria que reinaba ayer entre los cancilleres en la ceremonia de cierre de la 39ª Asamblea General de la OEA. "Dimos un primer paso. Ahora tenemos que dar el segundo, vencer la segunda injusticia que pesa sobre el pueblo cubano. Los representantes de los países americanos debemos pedir que se levante el embargo estadounidense contra Cuba", instó Choquehuanca, el canciller boliviano. Pero un festejo a la vez, pidió el funcionario.
Anteanoche pocos imaginaban en Honduras que la asamblea terminaría así. El debate había terminado en un aparente callejón sin salida. Estados Unidos reclamaba incluir en el texto de la resolución condiciones para una eventual vuelta de Cuba a la OEA, y los aliados de la isla –Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua– se negaban tajantemente a esa propuesta. Ayer la discusión arrancó temprano y directamente a puertas cerradas. Los grandes discursos y las palabras confrontativas habían quedado atrás; no había más tiempo para eso.
Minutos antes de las 13 (hora hondureña), el escenario cambió en la pequeña ciudad de San Pedro Sula. El canciller ecuatoriano Fander Falconi hizo el anuncio que la mayoría deseaba escuchar, pero pocos esperaban tan temprano. "Se llegó a un consenso", informó, sonriente y orgulloso.
La fumata blanca impregnó los pasillos del Club Arabe de inmediato. La tensión comenzó a ceder y a los pocos minutos todos los cancilleres se sentaron en sus sillas para hacer el anuncio formal y celebrarlo. Como es la costumbre de la Asamblea General de la OEA, no hubo votación; la resolución salió por consenso, por aclamación. "Hemos terminado con un anacronismo y una injusticia", festejó el canciller argentino Jorge Taiana.
Lo que no lograron sortear fue la disputa por las condiciones en que Cuba podría volver a la organización. La derogación de la resolución de 1962 sólo anula la prohibición, pero es la isla la que debe solicitar su reingreso. De hacerlo se abrirá una nueva discusión. "La participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y principios de la OEA", dice el segundo y último punto de la resolución aprobada ayer.
Como todo en diplomacia, cada uno lo interpretó según su conveniencia. Para Venezuela y los aliados de Cuba en el ALBA, esa frase no implica ninguna condición concreta; para Estados Unidos, es justamente eso, la obligación de todos los miembros de cumplir con los principios de libertad de expresión y de partidos políticos que defiende la Carta fundacional de la OEA. Pero ésa es una pelea para el futuro, acordaron ayer los 34 cancilleres.
Taiana aprovechó el clima de paz y satisfacción para destacar la cooperación del gobierno norteamericano. "Resulta evidente que el gobierno del presidente Barack Obama ha iniciado un retorno a los valores y principios del multilateralismo", señaló Taiana, antes de que tomara la palabra a Thomas Shannon, el segundo de Hillary Clinton para temas latinoamericanos, que tomó su lugar en la asamblea.
"No estamos interesados en luchar viejas batallas o en vivir en el pasado", señaló el norteamericano, mostrando su lado más conciliador. Habló de respeto mutuo y de empezar a escuchar las voces diferentes, pero eso sí, aclaró, el caso cubano tiene sus particularidades. "Estados Unidos espera el día en que una Cuba democrática se reintegre en el sistema interamericano. Hasta entonces, buscaremos nuevas vías con Cuba para beneficiar a la gente de ambas naciones y del hemisferio", agregó Shannon, retornando por un instante al ceño fruncido y el tono duro que marcaron las primeras 24 horas del debate.
Para Peter Hakim, el director de Diálogo Interamericano, una ONG que impulsa desde Washington las relaciones entre los países del hemisferio, el gobierno de Obama no quería este desenlace. "Fue demasiado rápido para los tiempos que venía manejando", opinó en diálogo telefónico con este diario. "Obama empezó un acercamiento con el gobierno cubano, pero es un tema muy delicado para Estados Unidos y en Honduras se quedó visiblemente solo", agregó.
El analista recordó que no es la primera vez que un gobierno estadounidense se queda solo ante los países latinoamericanos, pero sí es la primera vez que cede para conseguir un acuerdo. "Lo verdaderamente histórico de lo que sucedió en Honduras es que América latina convirtió a la OEA en un organismo multilateral, en el que Estados Unidos ya no puede imponer sus condiciones", aseguró Hakim.
Enojo de los Republicanos
La decisión de la Asamblea General de la OEA que anuló ayer la resolución que marginó a Cuba de la organización en 1962 fue criticada en Estados Unidos, donde siete legisladores, mayoritariamente republicanos, presentaron un proyecto de ley para suspender el aporte financiero de su país a la OEA si Cuba regresa al organismo. "Que los miembros de la OEA consideren siquiera la posibilidad de readmitir a esta brutal dictadura es insensato, irresponsable y antidemocrático", señaló un comunicado de uno de los legisladores que copatrocina el proyecto, el representante republicano Connie Mack de Florida. A su vez el diputado Albio Sires declaró: "Lo que sucedió fue muy grave". Insulza no se sorprendió: "Van a surgir críticas por todos lados, los diputados de Estados Unidos no están muy contentos", dijo el secretario general del organismo.
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