iraq para los iraquíes
16 de julio de 2009
Es un Iraq que ha cambiado, pero si se convierte en un mejor país sigue siendo una pregunta. Cientos de miles de iraquíes, la mayoría de ellos kurdos y musulmanes chiíes, fueron masacrados por el gobierno de la minoría musulmana sunní de Hussein. Pero la guerra que sacó a Hussein del poder costó decenas de miles de más vidas y desplazó a cerca de cuatro millones de personas de barrios sometidos a limpiezas étnicas. Hoy, con el gobierno predominantemente chií del primer ministro electo Nouri Maliki, Iraq sigue desgarrado por la violencia de la lucha por el poder entre grupos sectarios. Inclusive en un mes relativamente pacífico, cientos de iraquíes murieron en atentados con bomba y balaceras; el martes, el primer día sin las tropas de combate estadounidenses, en Kirkuk un coche bomba mató a al menos 33 personas, dejando heridas a otras noventa. La amenaza de la guerra civil planea sobre el agobiante horizonte iraquí.
Aunque las tropas de combate estadounidenses se han estado trasladando a bases durante meses, Iraq cantó y preparó los fuegos artificiales para celebrar el fin de los tanques extranjeros en sus calles y soldados no invitados en sus casas. Algunos estadounidenses se quedarán como entrenadores y asesores, pero el presidente Obama se ha comprometido a retirar, para 2011, todas las tropas de combate. Esta página se opuso a la invasión de Iraq, luego apoyó el aumento del nivel de tropas para estabilizar el país y permitir que se marcharan nuestras fuerzas. Ahora es tiempo de cerrar este vergonzoso capítulo.
El futuro de Iraq depende de la reconciliación política que seis años de experiencia nos dicen que sólo pueden lograr los iraquíes. Estados Unidos puede apoyar a un liderazgo diverso y democrático, pero no puede imponer un gobierno de ese tipo. Estados Unidos tiene la obligación moral de ayudar a profesionalizar las fuerzas armadas iraquíes y construir las instituciones civiles del país. Pero ahora depende de los iraquíes si quieren realizar elecciones libres y honestas y aprobar una ley para compartir de manera equitativa, entre sus comunidades, la riqueza del petróleo. Hay mucho resentimiento y el miedo alimenta la persistente violencia y venganza. O el muchas veces reprimido pueblo de Iraq puede optar por la coexistencia pacífica y la estabilidad. Aunque nosotros lo rompimos, ahora es de ellos.
©los angeles times
cc traducción mQh
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