militares acogen plan de arias
Ginger Thompson informó desde Washington; Blake Schmidt desde Las Manos, Nicaragua. 27 de julio de 2009
Entretanto, en Las Manos, un pueblo en la frontera entre Nicaragua y Honduras, Zelaya hizo su segunda aparición simbólica en dos días, ignorando llamados de presidentes extranjeros de que evitara cualquier acción que pudiera provocar reacciones violentas en su país políticamente polarizado.
El comunicado fue redactado en Washington después de días de conversaciones entre oficiales hondureños de nivel medio y asesores del Congreso estadounidense. Subido a la página web de las fuerzas armadas hondureñas, el comunicado respalda el llamado Acuerdo de San José que fue forjado en Costa Rica por delegados del presidente Zelaya y el diputado que encabeza el gobierno de facto, Roberto Micheletti.
El acuerdo, apoyado por la mayoría de los gobiernos en el hemisferio, permitiría que Zelaya retorne como presidente, aunque con poderes ejecutivos muy limitados. Micheletti ha rechazado violentamente el retorno del presidente Zelaya.
En su comunicado los militares hondureños agregaron su respaldo a la propuesta. Oficiales involucrados dijeron que querían disipar la creencia de que los militares bloquearían los intentos civiles para resolver la crisis.
Los oficiales dijeron que el comunicado de los militares era importante porque es el primer signo de apoyo al Acuerdo de San José de parte de un sector poderoso del gobierno de facto. Y los oficiales dijeron que haría más difícil que el Congreso y la Corte Suprema rechacen el acuerdo cuando les toque considerarlo.
Oficiales estadounidenses que se reunieron aquí con los hondureños dijeron que eran dos coroneles que estaban preocupados por las tensiones generadas por el conflicto político.
Joy Olson, directora ejecutiva de la Oficina de Washington para América Latina, una organización de derechos humanos, contó que le dijeron que los oficiales mostraron a los asesores parlamentarios una grabación del día de la detención de Zelaya, como evidencia de que no fue maltratado.
Entretanto, sin embargo, miles de soldados han sido desplegados a lo largo de la frontera para impedir el regreso de Zelaya. Y miles de sus partidarios desafiaron el toque de queda del gobierno y los controles de carretera militares, abandonando sus coches y caminando durante horas para llegar al remoto puesto fronterizo para verlo.
Zelaya prometió que volvería a entrar a Honduras por tercera vez. "Estamos dispuestos a ir hasta las últimas consecuencias", dijo a sus partidarios. "No tenemos miedo".
©new york times
cc traducción mQh
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