eua ya no exige restitución
James Rosen en Washington contribuyó a este reportaje. 16 de agosto de 2009
La nueva posición está contenida en una carta de esta semana al senador Richard Lugar, republicano de Indiana, que también rechaza los llamados de algunos partidarios de Zelaya de imponer contra Honduras duras sanciones económicas.
Aunque condena el golpe de estado, la carta deliberadamente deja de lado el llamado a la restitución de Zelaya. "Nuestra política exterior y estrategia no se basa en el apoyo a ningún individuo o político en particular", dice la carta a Lugar, senador republicano y miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Es probable que la nueva posición de Estados Unidos socave los esfuerzos diplomáticos para procurar la restitución de Zelaya, dicen analistas.
Pero podría ayudar al gobierno a conseguir la confirmación de tres altos funcionarios del Departamento de Estado que el presidente Obama ha nombrado para ocuparse de la región. Los republicanos en el Senado suspendieron su aprobación de los nombramientos para protestar contra la política de Estados Unidos en Honduras.
Cerca de mil manifestantes a favor de Zelaya protestaron frente a la embajada norteamericana en Tegucigalpa el jueves después de que la carta del Departamento de Estado fuera publicada en la prensa [oficialista] de Honduras.
Aunque condena el derrocamiento de Zelaya y su expulsión en horas de la madrugada, la carta fechada el 4 de agosto dice que Zelaya, que se ha aliado con el presidente venezolano Hugo Chávez, era en gran parte responsable de sus penurias.
"También reconocemos que la insistencia del presidente Zelaya en emprender acciones provocadoras contribuyeron a la polarización de la sociedad hondureña y condujeron al enfrentamiento que precipitó los sucesos que resultaron en su expulsión", dice la carta firmada por el secretario adjunto para asuntos legislativos, Richard Verma.
"Creo que esto podría abrir la puerta para una opción alternativa como presidente", dijo Jorge Yllesca, un consultor político hondureño, implicando que el gobernante de facto, Roberto Micheletti, podría tratar de poner fin a la crisis política haciéndose a un lado, no para dejar volver al presidente Zelaya, sino por el presidente del Congreso o el presidente de la Corte Suprema.
La crisis empezó [según dicen los autores del golpe de estado] cuando el presidente Zelaya insistió en convocar a un referéndum el 28 de junio que, según sospechaban sus rivales, instituiría una asamblea que introduciría una reforma constitucional que le permitiría tratar de ser reelegido. A Zelaya sólo le faltaban seis meses más para terminar su mandato y ceder el cargo [según creen los conspiradores] a un detractor del presidente venezolano Chávez que creen que sería el próximo presidente de Honduras.
Chávez y otros dos aliados sudamericanos de Venezuela, los presidentes Evo Morales, de Bolivia, y Rafael Correa, de Ecuador, han logrado que la ciudadanía aprobara nuevas constituciones que les permitieron prolongar sus mandatos.
El Congreso hondureño, el fiscal general y el fiscal del estado dijeron al presidente Zelaya que la Constitución hondureña [según interpretaban ellos] no permitía un referéndum.
Pero el presidente siguió adelante con su plan y fue derrocado.
Ileana Ros-Lehtinen, congresista republicana de extrema derecha, de Miami, aplaudió la carta del Departamento de Estado.
"Parece que Estados Unidos está reculando de su apoyo incondicional a Zelaya", dijo Ros-Lehtinen en una conferencia telefónica.
Pero la representante preferiría que el gobierno de Obama rompiera con el resto de América Latina y con Europa y retirara su apoyo al presidente legítimo.
"Restituir a Zelaya al poder enviaría un mensaje equivocado", dijo Ros-Lehtinen. "Querría decir que puedes violar la ley, actuar contra el Congreso y no pagar las consecuencias, y que Estados Unidos te apoyaría".
Senadores republicanos enfadados con la política oficial con respecto a Honduras suspendieron su aprobación del nombramiento de Arturo Valenzuela como subsecretario de estado para asuntos del Hemisferio Occidental, junto con dos nominaciones claves para cargos de representación diplomática.
Lugar, en una carta del 30 de julio a la secretario de estado Hillary Clinton, dijo que esperaba que su explicación "mejorara las perspectivas" de confirmación del nombramiento de Valenzuela esta semana.
El senador Jim DeMint, republicano de Carolina del Sur, dijo el miércoles que estaba "feliz" de que el Departamento de Estado finalmente empezara a retirar su apoyo de Manuel Zelaya, "pero un asesor dijo que DeMint no había suspendido su oposición al nombramiento de Valenzuela porque pese al cambio de posición, Obama todavía apoyaba el retorno al poder del presidente Zelaya.
El gobierno de Obama ha tomado una serie de medidas de baja intensidad para mostrar su reprobación del gobierno de facto.
Estados Unidos ha revocado los visados diplomáticos de cinco hondureños asociados con el gobierno de facto. Suspendió sus operaciones antinarcóticos desde la base militar en Honduras, suspendió dieciséis millones de dólares de su ayuda para gastos militares y advirtió que no desembolsará el último diez por ciento de su programa de ayuda a Honduras por 250 millones de dólares.
Estados Unidos ha apoyado decididamente los intentos de mediación del presidente costarricense Óscar Arias, que ha propuesto un plan de compromiso para restituir al presidente Zelaya con poderes limitados. Micheletti ha rechazado el plan, mientras que Zelaya lo ha aceptado.
La carta a Lugar dice que los funcionarios estadounidenses no harán más.
"Hemos rechazado los llamados a imponer asfixiantes sanciones económicas", dice la carta.
La carta aparece en momentos en que el presidente Zelaya expresa su insatisfacción con el gobierno de Obama.
"Estados Unidos sólo necesita apretar el puño y el golpe no duraría cinco segundos", dijo Zelaya el martes en México, agregando que el setenta por ciento de la economía hondureña depende del comercio con Estados Unidos y de las remesas de los inmigrantes hondureños.
Mark Weisbrot, co-director del Centro de Estudios de Economía y Política Exterior [Center for Economic and Policy Research], dijo que el gobierno de Obama podría congelar las cuentas bancarias norteamericanas de hondureños asociados con el golpe y cancelar sus visados de turista y diplomáticos para Estados Unidos.
"Estas son medidas que son muy fáciles de tomar y que causarían impacto", dijo Weisbrodt.
Dennis Jett, ex embajador estadounidense que ahora enseña en la Universidad de Pensilvania, dijo que el gobierno de Obama ha adoptado una posición intermedia porque tiene objetivos contradictorios.
"Por un lado, se protegen nuestros intereses si este tipo no vuelve al poder o si no se le permite violar la Constitución para perpetuarse en el poder", dijo Jett. "Pero tenemos la obligación de proteger la democracia".
6 de agosto de 2009
©mcclatchy
cc traducción mQh
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