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reconstituyen hallazgo de jara


OS-9 de Carabineros se incorporó a las diligencias. Durante dos horas, los policías junto a una testigo del hecho realizaron un levantamiento fotográfico del lugar donde hace 36 años fueron arrojados los cuerpos del artista y otras tres víctimas, Litre Quiroga, Eduardo Paredes y un N.N.
[Luis Narváez] Santiago, Chile. Tres veces, Mónica Salinas (76) ha tenido que realizar la misma tarea: caminar desde su casa hasta un sitio eriazo ubicado a un costado del Cementerio Metropolitano. La primera vez que lo hizo, en septiembre de 1973, junto a una amiga, encontraron cuatro cadáveres. Uno de los cuerpos inmóviles era el de Víctor Jara.
La segunda ocasión fue en junio, cuando contó a La Nación su experiencia. Ayer, la anciana mujer fue llevada hasta el lugar por Carabineros, para oficializar su declaración sobre este hecho, que había sido un misterio hasta este año.
Hace un mes, el ministro Juan Fuentes Belmar entregó al OS-9 de Carabineros una orden para investigar el crimen de Víctor Jara y el de Litre Quiroga, ex director de Gendarmería. Es la primera vez que esta institución participa en el caso.
Junto a Mónica Salinas, realizaron la reconstitución del momento en que la mujer encontró los cuatro cuerpos que dice haber visto una mañana, entre el 15 y 16 de septiembre.
Los funcionarios tomaron notas y fotografías del lugar, incluida una recreación de la forma en cómo estaban dispuestos en el suelo los cadáveres.
Fuentes dijeron que la versión que entregó la mujer es la misma relatada a La Nación, en junio.
Su testimonio indica que habían escuchado un rumor de que en ese lugar estaban arrojando muertos.
"Los cuerpos estaban en el suelo, boca abajo y alineados uno junto a otro, separados así tanto (con las manos dibuja en el aire una huincha de medir imaginaria, que simula un metro)", dijo.
La señora Mónica conocía perfectamente al cantautor. Sólo dos meses antes lo había visto, guitarra en mano, interpretar su música frente a un grupo de pobladores.
"Yo ubicaba a Víctor Jara y le dije a la Maiga (ya fallecida) que lo conocía. Le limpiamos bien la cara, porque la tenía llena de sangre seca, roja oscura. Tenía puesto no recuerdo bien si era un chaleco o algo parecido, de color verde, y se notaban agujeritos en la ropa, de donde le había salido sangre".
Entonces, "le revisamos las manos para ver si le encontrábamos una argolla o algo y no podíamos creer cómo se las habían dejado: las tenía todas hechas tira y yo le movía los dedos, pero era como si no tuviera hueso. La cabeza la tenía hecha tira también".
Comenta luego que "no estaban tiesos, porque los dimos vuelta con facilidad. No vimos balas en el suelo, porque había mucho pasto".
Las mujeres siguieron con el segundo cuerpo, el que resultó ser de Litré Quiroga. Al tercero no lo pudieron identificar. Al ver el siguiente cadáver, relata Mónica, "mi amiga me dice que era el del Coco (Paredes), que tenía un hoyo en el estómago, de donde se le salían las tripas".
En los próximos días, el juez Fuentes Belmar tomará declaración judicial a la mujer. En el caso de Quiroga, se trata de un antecedente más que refuerza la necesidad de exhumar su cadáver para determinar la causa de su muerte, sus lesiones y el tipo de armamento que se utilizó para liquidarlo.

22 de agosto de 2009
©la nación
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