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el fantasma de pablo escobar


Con las amenazas lo que se busca es impedir la extradición de una camada de capos que lleva asentada en el país cerca de 25 años. Amenazas provienen de círculo del presidente Álvaro Uribe.
[María Jimena Duzán] Colombia. Hace un mes y medio un altísimo funcionario de la embajada norteamericana visitó al presidente de la Corte Suprema de Justicia, Augusto Ibáñez, para informarle de un asunto que lo tenía muy preocupado. Sin mayores rodeos, el alto funcionario de la embajada le hizo saber a Ibáñez que sus servicios de inteligencia en Estados Unidos le habían hecho llegar la información de que la mafia estaría planeando un atentado contra él y cuatro personas más: el vicepresidente de la Corte Suprema, Jaime Arrubla; el ex consejero de paz Camilo Gómez; Víctor G. Ricardo, y el senador de Cambio Radical Rodrigo Lara Restrepo.
Según esa altísima fuente de la embajada norteamericana, la persona que podría estar detrás de ese posible atentado sería Luis Guillermo Ángel, mejor conocido como ’Guillo’ Ángel, uno de los 12 narcotraficantes que fueron indultados en 1993 por el gobierno Gaviria a cambio de su colaboración con la justicia en el desmantelamiento del cartel de Medellín que fundó y dirigió Pablo Escobar. Aunque Ibáñez denunció el hecho ante los medios, a los pocos días la noticia se esfumó en menos de lo que canta un gallo. Ningún medio investigó quién estaba detrás de estas amenazas y el gobierno ni siquiera se pronunció. Quién se iba a imaginar que en el gobierno de la seguridad democrática íbamos a reeditar episodios ocurridos hace más de 20 años, cuando la Corte Suprema denunciaba, como ahora vuelve a hacerlo, las amenazas de los narcotraficantes y ni el país ni el gobierno las escuchaban. O que el hijo de Rodrigo Lara Bonilla iba a estar en las mismas que su padre, 25 años después, denunciando la presencia de la mafia en el poder político sin que sus denuncias tuvieran mayor eco. Triste aceptarlo, pero en esas estamos.
De ’Guillo’ Ángel se podrían hacer mil películas en Hollywood. Su mayor mérito es haber conseguido hacerse a dos identidades que han hecho leyenda. En la primera, ’Guillo’ Ángel es un sobreviviente que ha ido echándole tierra a su pasado de narcotraficante y piloto de Pablo Escobar, según Gerardo Reyes en su último libro. A lo largo de la década de los 90 participó en importantes operaciones encubiertas organizadas por la aduana norteamericana, que contribuyeron al desmantelamiento de grandes redes de narcotráfico. En Colombia, él y su hermano Juan Gonzalo fungen en los altos círculos, como prósperos empresarios. Él como dueño de Helicargo, una empresa que resultó escogida por la oficina del entonces comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, para transportar en sus helicópteros a los narcoparamilitares que se desmovilizaron en la zona de Ralito, y su hermano como un influyente dueño de medios, es propietario de Cablenoticias y sus tentáculos de poder llegan hasta la Comisión Nacional de Televisión. Su cercanía con la familia Uribe es de tal calado, que fue uno de los invitados al matrimonio del hijo del Presidente.
El otro ’Guillo’ Ángel es menos glamoroso, según se infiere de las informaciones provenientes de otros colaboradores de la justicia norteamericana, como Baruch Vega. En una carta pública que circula entre varios periodistas,
Baruch dice que ’Guillo’ Ángel desempeñó sus funciones como informante de la aduana gringa, pero con el objeto de proteger y beneficiar el cartel del norte del Valle. A esos datos habría que agregarle otro, proveniente de lo que aseguran fuentes de la inteligencia colombiana, en el sentido de que uno de los próximos extraditados podría ser ’Guillo’ Ángel.
Una cosa es evidente: sea quien sea el que está detrás de estas amenazas, lo que se busca es impedir la extradición de una camada de importantes capos de una mafia que lleva asentada en el país cerca de 25 años. Que ha sobrevivido a Pablo Escobar, a los ’Pepes’, a los capos del norte del Valle y que hoy se encuentra afincada en el corazón de Antioquia y que, a diferencia de Pablo Escobar, es socialmente aceptada. Una mafia parecida a la que dio vida a Santiago Gallón, influyente caballista antioqueño que acaba de ser capturado con fines de extradición y a quien se le acusa de haber participado en el asesinato del futbolista Andrés Escobar. Para impedir su extradición, sus compinches narcoparamilitares del bloque Sureste -concebido de la nada para hacer entrar al narcotraficante ’Tuso’ Sierra, pariente de Mario Uribe- están intentando decir que él formó parte de ese aparato paramilitar para vincularlo a la Ley de Justicia y Paz, y así impedir su extradición.
Salta a la vista que si la intimidación de la mafia colombiana sigue siendo la misma que hace 25 años, la sociedad colombiana ahora es más permisiva frente a este flagelo. Si Pablo Escobar viviera, estaría dándose un festín.

14 de septiembre de 2009
©semana 
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