sobre edward m. kennedy
15 de septiembre de 2009
Kennedy tenía mala salud desde que sufriera un derrame en mayo de 2008. Exámenes subsiguientes determinaron que tenía un tumor cerebral maligno.
Kennedy no había estado en el Capitolio desde abril, perdiéndose la aprobación, en junio, de su trascendental moción para regular el tabaco. En julio, no pudo participar en la redacción de un proyecto de ley sobre la salud en su calidad de presidente del Comité de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones del Senado.
No asistió al funeral de su hermana Eunice Kennedy Shriver, que falleció el 11 de agosto, ni a la ceremonia en la Casa Blanca en la que le otorgaron la Medalla Presidencial de la Libertad.
"Hemos perdido el centro irremplazable de nuestra familia y la luz de nuestras vidas, pero la inspiración de su fe, optimismo, y perseverancia vivirán para siempre en nuestros corazones", declaró la familia en una declaración.
Figura popular en los dos lados de la nave del Senado, Kennedy electrificó a sus colegas en julio de 2008 cuando apareció brevemente para votar una moción para impedir una reducción en las tarifas que paga Medicare a los médicos que tratan a personas de la tercera edad, personal militar y sus familias y otros. La medida fue aprobada por 69 contra 30 votos.
En agosto de 2008, Kennedy fue saludado con una espontánea recepción de miembros del partido durante la primera noche de la Convención Nacional Demócrata en Denver. Se dirigió a la asamblea con una voz fuerte y firme, pronosticando que "este noviembre se le pasará la antorcha a una nueva generación de estadounidenses", una referencia al senador de Illinois, Barack Obama, que fue elegido presidente tres meses después. El respaldo que entregó a Obama en enero de 2008 fue considerado como una importante legitimación del propósito del senador de ganar la nominación contra la senadora Hillary Rodham Clinton, de Nueva York.
Como abanderado del ala liberal del Partido Demócrata, ‘Ted’ o ‘Teddy’, el senador de la mandíbula cuadrada creía en la capacidad del gobierno de ayudar en la solución de los problemas de la gente y durante décadas aprendió a ejercer el poder en el Senado para empujar al gobierno en esa dirección. Encontró numerosos modos de colaboración con gobiernos y senadores republicanos para dar forma a importantes proyectos sobre temas que le preocupaban.
Kennedy se convirtió en una figura nacional después de que sus hermanos, el presidente John F. Kennedy y el candidato presidencial, el senador Robert F. Kennedy, fueran asesinados en los años sesenta. Muchos estadounidenses todavía ansiaban que un Kennedy ocupara la Casa Blanca, y volcaron sus expectativas en el más joven de los hermanos Kennedy para realizar esas esperanzas.
Pero el 18 de julio de 1969 su imagen pública y fortuna política sufrieron una indeleble marcha cuando, conduciendo su Oldsmobile, se salió de un puente y cayó al agua en la Isla Chappaquiddick en Massachusetts. Sobrevivió sin sufrir lesiones graves, pero su acompañante, Mary Jo Kopechne, de veintiocho años, murió. En un lapsus de su sano juicio que no fue nunca explicado completamente, Kennedy buscó la ayuda de amigos y asesores y dejó pasar diez horas antes de informar a la policía sobre el accidente.
Nada de lo que hizo después borraría ese error de juicio de la memoria de la opinión pública. Aunque llenó su vida con décadas de trabajo por causas progresistas, y aunque se convirtió en el adorado patriarca de su numerosa y a menudo atormentada familia, su conducta después del accidente de Chappaquiddick todavía retuvo su capacidad de asombrar.
En parte debido a las persistentes dudas sobre sus actos y su relación con Kopechne, Kennedy no fue candidato a la presidencia ni en 1971 ni en 1976. En 1980, aparentemente creyendo que había pasado suficiente tiempo, lanzó una feroz campaña de primarias contra el poco popular presidente Jimmy Carter, que desgarró al Partido Demócrata. El republicano Ronald Reagan derrotó fácilmente a Carter en las elecciones generales.
Después de esa última incursión en la carrera presidencial, Kennedy se concentró en el Senado, convirtiéndose en uno de los miembros más efectivos de ese cuerpo.
Aunque no pudo lograr su objetivo legislativo más apreciado -el seguro de salud universal-, Kennedy ayudó a redactar numerosas leyes que iban desde facilitar que los trabajadores que cambiaran de trabajo o, si lo perdían, que pudieran conservar su seguro médico, otorgando el derecho a voto a los dieciocho años, desregulando las aerolíneas, ayudando a reducir las tarifas aéreas.
Varias veces impulsó proyectos de ley para elevar el salario mínimo y, a principio de los años setenta, propuso la ley que creó Meals on Wheels, el servicio que entrega comidas a personas de la tercera edad. Influyó en la reforma de las leyes de inmigración y en expandir los programas Head Start.
En 1982 ayudó a ganar una extensión de la Ley del Derecho a Voto, y fue el principal patrocinador de la Ley de Derechos Civiles de 1991, que anuló decisiones de la Corte Suprema que dificultaban que las minorías ganaran demandas por discriminación contra sus empleadores. En 1990 trabajó con el entonces senador Robert J. Dole (republicano de Kansas) para obtener la aprobación de la histórica Ley de Estadounidenses con Discapacidades, que, entre otras cosas, otorgaba a discapacitados un mayor acceso al empleo. Ese mismo año fue el autor de la Ley de Emergencia Ryan White de Recursos Integrales para el SIDA (CARE), que proporcionaba fondos para cuidados de salud comunitarios y servicios de apoyo.
Y todas las principales leyes de educación aprobadas desde los años sesenta llevan la impronta de Kennedy, de acuerdo a la Asociación Nacional de Educación, que en 2000 otorgó a Kennedy su principal galardón.
"Los estadounidenses sienten mucho afecto por la familia Kennedy, pero a menudo no ven más allá de la leyenda y la fama", dijo entonces el presidente de la organización, Bob Chase.
Gracias a su energía y voluntad para perseverar, Kennedy retaría a presidentes y galvanizaría a legisladores de los dos partidos sobre algunos temas.
Siguiendo las huellas de su hermano Robert, fue un temprano opositor a la participación de Estados Unidos en la Guerra de Vietnam en los años sesenta. En los setenta, criticó la política energética de Carter. En 1987 fue crucial en la derrota de la nominación de Reagan del conservador Robert H. Bork a la Corte Suprema, destacándose por una enérgica denuncia de la elección del presidente en el Senado. También luchó contra los recortes presupuestarios de los programas sociales durante la presidencia de Reagan y, en 1989, Kennedy denunció la incursión del presidente H.W. Bush en Panamá para derrocar al presidente Manuel Noriega.
En 1993, Kennedy trabajó con el recién elegido presidente Bill Clinton para aprobar un proyecto de ley que permitía que los empleados pudieran gozar de un permiso para cuidar de sus hijos recién nacidos o en casos de enfermedades de familiares. Y en 2001, se unió al recién elegido presidente George W. Bush para ganar la aprobación de la Ley Que Ningún Niño Se Quede Atrás para fortalecer las normas educativas mediante pruebas y otros incentivos federales para distritos educacionales locales.
Sin importar si estaban los demócratas o los republicanos en la mayoría, Kennedy siguió siendo un resuelto activista, a veces reprendiendo a la vieja guardia republicana por no tratar temas sociales.
Cuando le preguntaron una vez cuál era su mejor cualidad como congresista, respondió: "La persistencia".
"Merece ser reconocido no solamente como el más importante senador de su época, sino también como uno de los grandes en la historia del Senado", escribió el periodista del New York Times Adam Clymer en su biografía de Kennedy de 1999.
El senador Orrin G. Hatch, el conservador de Utah que una vez describió algunos de los proyectos de Kennedy como "socialismo en germen", dijo, con ocasión de la celebración del cumpleaños número setenta de Kennedy en 2002 que una de las razones que tuvo para postularse al cargo fue sacar a Kennedy.
"Como lo muestran ampliamente los últimos veintiséis años, fracasé, y he llegado a la conclusión de que es mejor para el país que haya sido así", dijo Hatch, que en el curso de los años descubrió que tenía mucho en común con Kennedy en temas como la educación y la salud e incluso llegó a co-patrocinar un proyecto de ley sobre la creación de embriones clonados para obtener células madre bajo estricta supervisión federal.
Edward Moore Kennedy nació el 22 de febrero de 1932 en Brookline, Massachusetts, para heredar una gran fortuna y expectativas todavía más grandes. El benjamín de nueve hermanos, fue hijo de Joseph P. Kennedy Sr., un millonario hecho a sí mismo que descendía de inmigrantes irlandeses y llegó a ser el embajador estadounidense en Gran Bretaña. La madre de Ted, Rose, era la hija de John F. ‘Honey’ Fitzgerald, un antiguo alcalde de Boston.
Aunque la vida de Kennedy estuvo llena de privilegios, también sufrió episodios trágicos casi desde el principio. Cuando tenía doce, su hermano Joe Jr., un piloto de la Armada, fue derribado en Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial. A los dieciséis, Kathleen, una de sus hermanas, murió en un accidente aéreo. Antes, cuando tenía nueve, su hermana Rosemary, que era retrasada, fue enviada a un psiquiátrico, donde murió en 2005.
Kennedy estudió en la Universidad de Harvard, pero en el primer año fue expulsado después de que un amigo rindiera por él el examen de español.
Este temprano indicio de ‘juicio empañado’, escribió el biógrafo Max Lerner en 1980, estableció un patrón de "confusión, metidas de pata, remordimientos, expiación, rehabilitación, que tenía que repetirse en una lona más grande". Significativamente, el padre de Kennedy pudo impedir que la historia apareciera en la prensa hasta que Ted postuló al Senado once años después.
Después de ser expulsado de Harvard, Kennedy se enroló en el ejército, ascendiendo a soldado raso y licenciado honrosamente en 1953. Fue nuevamente aceptado en Harvard y se graduó en 1956. Terminó sus estudios en la facultad de derecho en la Universidad de Virginia tres años más tarde.
Kennedy se zambulló en la política casi inmediatamente, trabajando con director de campaña para los estados de las Montañas Rocosas en la campaña de John Kennedy para la presidencia en 1960.
Luego trabajó como fiscal auxiliar del condado de Suffolk, Massachusetts, y, en 1962, compitió con un prominente demócrata, el fiscal general del estado Edward McCormack, por la vacante que quedó en el Senado cuando JFK fue elegido presidente.
La campaña le dio el joven Kennedy su primer roce con un político a prueba de balas: McCormack. Un político veterano y sobrino del presidente de la Cámara, John W. McCormack, retrató a su contrincante como un peso ligero que estaba utilizando su apellido.
"Si su nombre fuera [simplemente] Edward Moore [en lugar de Edward Moore Kennedy], su candidatura sería un chiste", le dijo McCormack durante un debate.
Pero el nombre de Kennedy era Kennedy, y ganó las primarias. Luego derrotó al republicano George Cabot Lodge, hijo del antiguo senador Henry Cabot Lodge Jr.
Kennedy llegó a la Cámara a los treinta, la edad mínima para ser senador. Con un hermano en la Casa Blanca y otro, Robert, como fiscal general, no estaba excluido en la época que hubiera tres Kennedy como candidatos a la presidencia.
Entonces llegó el 22 de noviembre de 1963.
Kennedy estaba en Washinton cuando recibió la noticia de que el presidente había sido asesinado en Dallas. Fue el principio de una serie de tragedias familiares.
El 19 de junio de 1964, el avión privado que llevaba a Kennedy de Washington a Springfield, Massachusetts, se estrelló, muriendo en el accidente un ayudante y el piloto. Kennedy se rompió la espalda, lo que lo obligó a hacer la campaña por su primer término completo en el Senado desde la cama del hospital. Ganó la elección con casi el 75 por ciento de los votos.
Entonces, el 5 de junio de 1968, su hermano Robert, en la época senador por Nueva York, fue atacado en el Hotel Ambassador en Los Angeles la noche en que había ganado las primarias presidenciales de los demócratas en California; falleció al día siguiente. Kennedy leyó, con la voz rota, un elocuente y citado panegírico en el funeral en Washington, elogiando a su hermano como "un hombre decente y bueno, que cuando veía algo injusto trataba de repararlo, si veía sufrimiento trataba de aliviarlo, y si veía guerra trataba de detenerla".
Después de que Richard M. Nixon ganara por un estrecho margen las elecciones de 1968, Kennedy se convirtió en un temprano favorito para preparar el desafío cuatro años después.
El accidente en Chappaquiddick al año siguiente terminó con esas ambiciones. Como escribió Lerner en ‘Ted and the Kennedy Legend: A Study in Character and Destiny’ (1980), fue esta herida autoinfligida, más que cualquier otra cosa, la que "bloqueó su camino hacia la Casa Blanca, puso en cuestión su credibilidad y dañó la leyenda de los Kennedy". Kennedy había viajado a Chappaquiddick ese 18 de julio para participar en una regata y más tarde organizó una fiesta para seis jóvenes mujeres que habían trabajado en la campaña presidencial de Robert Kennedy. Chappaquiddick está cerca de Martha’s Vineyard, una isla frente a la costa de Massachusetts.
De acuerdo a una versión entregada por Kennedy en un discurso televisado transmitido a nivel nacional una semana después del accidente, la fiesta se prolongó hasta la madrugada. Kopechne, una de las asistentes de la campaña, quería volver a Martha’s Vineyard, donde estaba alojando el grupo. Kennedy se ofreció para trasladarla hasta el ferry.
Pero, contó Kennedy, tomó un camino equivocado y se salió de un estrecho puente de madera y cayó a un pozo de marea. El coche volcó y aterrizó sobre su techo. Kennedy dijo que trató de rescatar a Kopechne y que sufrió una conmoción cerebral y un shock en el accidente, lo que podría explicar "las cosas inexplicables, inconsistentes y dudosas que dije e hice", incluyendo haber tardado diez horas en notificar a las autoridades. Este retraso, dijo, era "indefendible".
Esta explicación, puesta en duda por muchos, la ofreció Kennedy tras haberse reunido durante varias horas después del accidente con una enorme cantidad de asesores políticos y legales. Al mismo tiempo que hizo su anuncio, Kennedy también comunicó que se declaraba culpable de haber abandonado la escena del accidente, por lo que fue condenado a una pena remitida de dos meses de prisión y a la suspensión de un año de su licencia de conducir. Puso su destino político en manos de sus electores.
El incidente marcó, se regodeó en privado el presidente Nixon entonces, "el fin de Teddy", al menos como un rival presidencial viable. "Lo llevará colgado del cuello toda la vida", dijo más tarde Nixon a su jefe de gabinete en la Casa Blanca, H.R. Haldeman.
Kennedy sorprendió a muchos al ganar fácilmente la reelección al Senado en Massachusetts en 1970, aunque con un menor margen que en 1964.
Pero, como predijo Nixon, Chappaquiddick amputó sus ambiciones presidenciales, como quedaría finalmente en claro en su intento más serio por ganar las primarias demócratas de 1980.
Kennedy se había enzarzado repetidas veces con Carter por el seguro médico nacional y la política energética, pero la decisión de montar un reto liberal contra un titular demócrata fue sin embargo asombrosa.
Y, desde el principio, quedó en claro que Kennedy había calculado mal y que las dudas sobre Chappaquiddick no desaparecerían.
Aunque se mantuvo hasta el final en la carrera, lo único que logró fue perjudicar las posibilidades de Carter contra Reagan.
Kennedy volcó sus talentos en el Senado. Un excelente legislador, pareció haber alcanzado todo su potencial en sus continuos esfuerzos por ayudar a los pobres, a los maltratados y a los desposeídos. Cuando su partido perdió la mayoría en el Senado, Kennedy se adaptó a ser miembro de la minoría y, respaldado por uno de los mejores equipos del Congreso, fue capaz de hacer cosas que los otros no podían.
Por ejemplo, en 1996, en colaboración con la senadora Nancy Kassebaum (republicana de Kansas), apoyó un proyecto de ley que garantizaba a los estadounidenses el derecho a comprar un seguro médico y limitar el tiempo durante el cual un asegurador podía negar cobertura para una enfermedad específica "preexistente".
En 1996 Kennedy encabezó un proyecto de ley para subir el salario mínimo, que fue aprobado en gran parte gracias a su disposición de acoplar esa causa liberal con un paquete de reducciones de impuestos que apoyaban los republicanos.
En 1999, patrocinó y logró aprobar un proyecto de ley para permitir que los discapacitados pudieran trabajar sin perder el seguro médico. Y fue uno de los senadores autores de la ‘declaración de derechos de los pacientes’.
Aunque en 2000 trabajó con el presidente George W. Bush para reforzar los estándares educacionales, Kennedy no abandonó la deshilachada bandera del liberalismo. A principio de 2002, fue uno de los pocos demócratas que llamó abiertamente a revocar partes de las reducciones de impuestos de Bush que había respaldado el año anterior.
Al final, viviría varias décadas más que su hermano John, que murió a los 46, y que su hermano Robert, que murió a los 42. Antes y después de que en 1983 terminara su matrimonio de veinticuatro años con Joan Bennett, Kennedy se había ganado la bien merecida reputación de ser un bebedor y que le gustaba parrandear con mujeres. En la primavera de 1991, fue obligado a declarar en el juicio de su sobrino de treinta, William Kennedy Smith, que fue acusado de violar a una mujer cerca de la casa de la familia en Palm Beach, Florida, después de una noche de juerga con su Tío Ted en un bar de la localidad. Smith, hijo de Jean, la hermana de Kennedy, y de su difunto esposo Stephen Smith, fue absuelto.
En octubre de 1991 Kennedy ofreció una suerte de disculpa pública en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, en Harvard, en la que reconoció "los errores en mi vida privada".
"Me di cuenta de que sólo yo soy responsable de ellos, y soy yo el que debe enfrentarlos", dijo. A diferencia de sus hermanos, dijo, se le había dado tiempo" y dijo que estaba decidido a dar todo lo que tengo para hacer avanzar las causas que he defendido durante casi treinta y cinco años".
En 1992 Kennedy se casó con la abogado de Washington, Victoria Reggie, una decisión que según sus amigos lo ayudó a asentarse y a insuflarle nuevas energías. El senador de 1 metro 88 adoptó un horario de trabajo más convencional y aceleró su ritmo de trabajo en el Senado.
"La gente me compara con mis hermanos", dijo Kennedy en una entrevista con el New York Times en 1983. "Siempre ha sido así. Pero me gustaría creer que durante el tiempo que he estado en el Senado he hecho algunas contribuciones. Eso me satisface de alguna manera. Mis hermanos eran personas muy independientes. Creo que yo también lo soy".
Además de su esposa, a Kennedy le sobreviven su hija Kara Kennedy Allen, su hijo Edward Jr. y otro hijo, Patrick, que siguió la huella de su padre en política y fue representante de Rhode Island. También le sobreviven sus nietos y su hermana Jean Kennedy Smith.
26 de agosto de 2009
©los angeles times
cc traducción mQh
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