quieren reabrir mataderos de caballos
14 de abril de 2010
La matanza de caballos en Estados Unidos podría volver a empezar en Missouri.
[Georgina Gustin] Springfield, Montana, Estados Unidos. Primero se subastan las fustas, la montura y las riendas. Después, bajo la deslumbrante luz de los focos arriba, se arrea a los caballos hacia un pequeño corral: un caballo negro. Un fox trotter color ceniza de Missouri. Un deteriorado caballo capón al final de sus días.
Es un viernes noche y compradores y curiosos siguen las palabras del martillero.
Vamos, dice, este es un caballito muy bonito.
Pero las pujas no suben. De los 140 caballos vendidos, el que más reportó fue una yegua pinta, que fue cedida por mil cien dólares, la mitad de lo que habría obtenido hace algunos años.
Hacia medianoche, el público en el Springfield Livestock Marketing Center se ha reducido, porque en realidad nadie quiere ver lo que sigue. Loskill buyers [matarifes] han estado esperando el turno de los caballos ‘sueltos’: los caballos que los dueños han decidido que no vale la pena preparar o que han llegado al final de sus vidas útiles. Son empujados, sin jinete, hacia la pista. Algunos de ellos se les ven sus huesos a través de sus mantas de invierno. Otros se ven brillantes y gordos. Hacia la una y media de la mañana, estos compradores han hecho sus pujas -ofreciendo en algunos casos tan poco como treinta o cuarenta dólares- y cargan cuarenta caballos en camiones de remolque para transportarlos hacia mataderos en México y Canadá.
Sin embargo, si un legislador de Missouri se sale con la suya, el destino final de estos caballos estará mucho más cerca de casa.
A principios de año, el representante republicano Jim Viebrock presentó una moción destinada a eludir las leyes federales que impiden la matanza de caballos para el consumo humano y permitir que se instalen en Missouri plantas de procesamiento de caballos. Viebrock dice que la ley podría darle un empujón a la achacosa industria equina, que los defensores de la matanza dicen que se ha visto perjudicada por la reciente clausura de los tres mataderos de caballos del país.
El proyecto de ley de Viebrock, que ha provocado indignación en círculos opuestos a la matanza, cuenta con el apoyo del director de Agricultura del estado, Jon Hagler, y de casi todos los presentes en la subasta de Springfield a la que asistimos hace poco un viernes noche.
Cathy Gripka vino a la subasta buscando uno o dos caballos. Gripka posee una docena de caballos, a los que a menudo salva del matadero para mantenerlos en su rancho en Pierce City. Pero desea que el proyecto de Viebrock sea aprobado, porque como muchos amigos de los animales, cree que la ausencia de mataderos ha provocado un aumento del maltrato y abandono de caballos.
En una plataforma sobre un corral que encierra a caballos escuálidos y en horribles condiciones, Gripka enciende un cigarrillo. "Esto es lo que pasa cuando no tienes un matadero", dice. "Prefiero que sirvan para alimentar a alguien a que terminen como estos".
Inspecciones
En 2007, el último matadero de caballos en Estados Unidos, en DeKalb, Illinois, cerró sus puertas después de que la legislatura de Illinois aprobara una ley que prohíbe el sacrificio de caballos para consumo humano. Un cambio en la ley federal de asignaciones, introducido en 2005, también determinó que no se podían destinar fondos federales para la inspección del sacrificio de caballos, prohibiendo efectivamente el transporte de caballos de matanza entre estados e impidiendo la reapertura de los mataderos.
Desde su clausura, los kill buyers estadounidenses empezaron a enviar los caballos a México y Canadá donde plantas de procesamiento de propiedad de europeos satisfacen la constante demanda de mercados europeos y japoneses y donde la carne de caballo se vende en el comercio minorista a diez dólares la libra, o algo más.
Viebrock espera que su proyecto revitalice la industria en territorio estadounidense, especialmente en Missouri, donde hace décadas que no se sacrifican caballos.
El objetivo es crear un mecanismo de funcionamiento que reembolse al ministerio de Agricultura de Estados Unidos por las inspecciones exigidas. Pero las autoridades federales dicen que no está claro que la ley funcione, porque las leyes federales estipulan que no se puede gastar dinero en inspecciones federales, se reembolsen estas o no.
"En teoría podríamos tener una planta en el estado", dice Caleb Weaver, portavoz del ministerio. "Pero sólo podrías hacer transportes en el estado y no podrías cruzar la frontera hacia ninguna parte".
Sin embargo, Viebrock y sus partidarios se muestran optimistas. Dicen que eso depende de cómo se interprete la ley.
"Hay un montón de gente aquí que quieren seguir adelante", dice Hagler.
La influencia del cierre de los mataderos en la industria equina ha sido intensamente debatida. Los partidarios de la matanza dicen que desde el cierre de los mataderos ha aumentado enormemente el número de caballos indeseados y abandonados. En contraste, las organizaciones que se oponen a la matanza, incluyendo a la Sociedad Protectora de Animales de Estados Unidos, mencionan la recesión como el factor más importante.
Entretanto, los dos lados se acusan mutuamente de los crecientes casos de abandono de caballos, incluso mientras debaten sobre si se puede hablar de un exceso de caballos.
Un informe de la Coalición de Caballos No Deseados [Unwanted Horse Coalition] reveló que de los veintisiete mil dueños de caballos y accionistas de la industria, el noventa por ciento cree que el número de caballos no deseados está aumentando.
"Si analizas lo que está pasando desde que se cerraron los mataderos, es realmente muy elocuente", dijo Mark Lutschaunig, de la Asociación Americana de Medicina Veterinaria.
Pero la Sociedad Protectora de Animales de Missouri no ha observado ningún aumento de los caballos no deseados. De hecho, algunos expertos equinos, incluyendo a Lutschaunig, reconocen que no hay modo de conocer el aumento exacto de caballos abandonados, ni si la situación es consecuencia de la ausencia de mataderos.
En caso de haber un aumento, este podría ser consecuencia del panorama económico general. Con el alza del precio del pienso y menores ingresos, muchos dueños están tratando de vender sus caballos, y después de no encontrar compradores en un mercado inundado, los abandonan o entregan a organizaciones de rescate.
Los comerciantes de caballos dicen que la apertura de los mataderos solucionará el problema de los caballos abandonados, y, al mismo tiempo, dará un empujón a la moribunda industria equina.
"Con una o dos plantas se reanimaría el mercado competitivo para caballos que no tienen valor ocupacional", dijo un kill buyer, que pidió no ser identificado. "Eso nos daría al menos un precio base para ayudar".
La idea, al menos en las subastas de Missouri, es que la industria se ha visto perjudicada porque no hay un mercado para la carne de caballo.
"Estos caballos son viejos, están lisiados. Incluso así se vendían a sesenta o setenta centavos la libra; ahora se venden a quince o veinte centavos", dice Dwight Glossip, que lleva las subastas de caballos en Springfield. "Eso es lo que hunde al mercado de caballos de montar".
Los enemigos de la matanza no entienden esa lógica.
"La razón por la que no se paga tanto por los caballos es que no hay dinero, se sacrifiquen o no", dijo Alex Brown, jinete de Pensilvania que dirige una de las campañas anti matanza más importantes del país. "La matanza no ha desaparecido, así que decir que su retorno afectará el mercado no tiene ningún sentido".
Brown mencionó cifras federales que muestran que el número de caballos sacrificados en Estados Unidos antes del cierre de las plantas -cerca de cien mil- es casi el mismo que el número de caballos enviados a Canadá y México.
"La hipótesis a favor de la matanza sólo sirve a los que son partidarios de ella", dijo Brown. "Han hecho un buen trabajo vinculando el abuso y abandono de caballos con el fin de la matanza".
Dejando a un lado los argumentos económicos, los defensores de la matanza dicen que el cierre de los mataderos en el país no sólo ha empujado el comercio al otro lado de las fronteras, sino además ha significado más sufrimiento para los caballos.
"Ha empeorado las condiciones de vida de los caballos", dijo Hagler. "Es mucho más humano sacrificarlos en Estados Unidos... que enviarlos a otro país".
Hay decenas de casos documentados de maltrato y abandono de caballos en remolques de caballos, donde los animales viajan apretujados durante largas horas cuando son transportados hacia México y Canadá, mientras que en algunos mataderos, especialmente en México, las condiciones son deplorables, admiten los dos lados.
Los partidarios de la matanza dicen que eso es un buen argumento para recuperar para Estados Unidos la matanza de caballos, donde la operación se puede regular mejor, mientras que los defensores de los caballos dicen que los informes sobre transportes y matanzas inhumanas son una buena razón para terminar totalmente con el transporte de caballos para el consumo.
Criadores de Patio Trasero
Leslie Maxwell tiene un rancho de caballos en Walnut Grove, Montana, y fundó hace poco la coalición No Más Matanza de Caballos en Montana [NoMoHorseslaughter] en respuesta al proyecto de ley de Viebrock.
Ella y otros activistas contra la matanza dicen que el problema reside en los criadores y dueños imprudentes que no entienden las exigencias de la propiedad, incluyendo el coste de la eutanasia o el entierro.
"Un montón de criadores de patio trasero han hundido a la industria", dijo Maxwell. "Son los criadores irresponsables los que han desaparecido, no la industria de la matanza".
Brown y otros indican que los caballos no son criados para que sirvan de alimento, y la mayoría de los caballos de espectáculo reciben substancias que las agencias reguladoras europeas y canadienses prohíben, o piensan prohibir, de sus esquemas de alimentación.
"La razón porque una vaca vive, es porque nos la queremos comer. La razón por la que mantenemos vivo a un caballo es porque queremos que gane el Derby de Kentucky. Eso es muy diferente", dijo Brown.
El movimiento contra la matanza de caballos apoyaría leyes federales que prohíban completamente el transporte de carne de caballo para el consumo humano, y eso significaría el fin del comercio de carne de caballo en Estados Unidos.
Eso, dicen, sería la verdadera solución.
"Necesitamos programas de eutanasia", dice Brown. "Obviamente, necesitamos dueños más responsables, pero sólo los conseguiremos si terminamos con la matanza".
10 de marzo de 2010
©st. louis today
cc traducción mQh
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