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cumplía pena por homicidio


El que fue fuera líder de Colonia Dignidad, Paul Schäfer, se fue sin confesar sus crímenes ni pedir perdón a nadie. Al momento de su muerte cumplía condenas por tenencia de armas y arsenales, torturas, homicidio calificado y abusos sexuales a menores. Además tenía juicios abiertos por asociación ilícita y secuestro.
[Jorge Escalante] Santiago, Chile. A fines de 1961, un pequeño grupo de alemanes venidos desde el sur de ese país llegó a Chile. Se instalaron a 40 kilómetros al este de Parral en la Región del Maule y pronto hicieron amistades con campesinos y autoridades políticas, militares y policiales. Llegaban los salvadores de la pobreza.
Los "tíos" benefactores. Los alemanes que todo sabían. Compraron un pequeño fundo y poco a poco fueron creciendo en expansión por las riberas del río Perquilauquén.
Décadas después se sabría que la expansión fue siempre a punta de amenazas y atentados a los dueños para que les vendieran más y más tierras, hasta llegar a enterar 17 mil hectáreas hasta la frontera con Argentina.
Nacía la leyenda más cruel y oscura de la zona, la secta llamada oficialmente ‘Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad’.
Popularmente con el tiempo se le comerzó a llamar Colonia Dignidad, en alusión a los "colonos" alemanes que llegaban a hacer el bien a esos lugares desolados y empobrecidos.
Así aparecía en la historia de Chile el nombre de Paul Schäfer Schneider, jefe del grupo, que había sido un cabo de Ejército alistado en las huestes del nazismo, peleando por su Führer que anhelaba conquistar Europa por la fuerza y el exterminio. Nunca se supo bien cómo perdió un ojo.
Unos dicen que en la guerra combatiendo, otros que desatándose el nudo bien apretado de los bototos con la punta de un tenedor que se le escapó a la cara y le perforó la córnea. Los alemanes lo nombraron entonces a escondidas, ‘Glassaugen’, ojo de vidrio, porque por esa vía logró disimular que quedó tuerto.
Desde Alemania, Schäfer en verdad había salido huyendo, para escapar de un juicio por sodomía a niños que llegaban a un albergue que ‘el tío permanente’, como también lo llamaron después, había instalado en la localidad de Siegburg, al sur de Alemania. Todo se desarrollaba allá en torno a una supuesta obra de beneficencia religiosa bautista.
En Chile, la ‘Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad’ comenzó a operar en distintas áreas. Pero, sobre todo, importando materiales desde Alemania por los que no pagaban impuestos, ni eran fiscalizados.
Así, ingresaron, por ejemplo, sofisticadas piezas de mecánica que les permitió fabricar al interior del fundo armas de todo tipo, almacenando y produciendo además peligrosos químicos.
En 2005, la policía de Investigaciones incautó al interior de la Colonia un cuantioso arsenal de todo tipo de armas pesadas y livianas, además de 452 elementos químicos entre los cuales se hallaron venenos altamente sofisticados y fósforo químico.
Fue justamente con fósforo que a fines de 1978, según lo relató a la justicia el guardaespaldas de Schäfer, Gerhard Mücke, Schäfer dio la orden de desenterrar desde el predio 22 cuerpos de los detenidos de Parral, y quemarlos para después tirar las cenizas al río.
El macabro episodio lo realizó el mismo ‘tío Mauk’, obedeciendo la orden de Augusto Pinochet, en el marco de la ‘Operación Retiro de Televisores’.
En 1991, el presidente Patricio Aylwin canceló la personalidad jurídica de la Sociedad Benefactora, pero a través de ésta ya los alemanes habían cometido al menos ochenta delitos distintos, entre estafas, evasión tributaria, fraude al fisco, contratos simulados y otros engaños, sin contar los crímenes de lesa humanidad.
A 1991 existían unos setenta procesos en distintos juzgados por estos ilícitos, excluyendo las violaciones a los derechos humanos y las otras violaciones sodomíticas contra niños al interior de la Colonia.
A fines de 1997, Schäfer se fugó a Argentina tras el asedio policial, donde fue hallado escondido en marzo de 2005, y traído a Chile. Nunca más estuvo libre, cumpliendo varias condenas por abuso sexual, torturas, homicidio y violación a ley de armas.
Paul Schäfer murió este sábado 24 de abril, a la 7:20 de la mañana, a la edad de 88 años, producto de un paro cardiorespiratorio, en el Hospital Penitenciario de Santiago.
Conocido su deceso, los ex colonos se reunieron en asamblea general en el predio, para determinar la sepultura del fallecido.
Una de las posibilidades es que sus restos sean enterrados en el cementerio privado que existe en Villa Baviera, tal como él mismo alguna vez lo solicitó a Rebeca, su su hija adoptiva.

Reacciones
El abogado patrocinante de once de su víctimas, Hernán Fernández, declaró ayer que seguirán los juicios contra los cómplices de Schäfer.
"No nos podemos conformar con que sólo él estuviera en la cárcel. Las atrocidades de Colonia Dignidad fueron cometidas por más personas y esas personas hoy también deben ser sancionadas", dijo a radio Biobío.
En tanto, el presidente Sebastián Piñera aseguró que "la muerte de Paul Schäefer impide continuar la persecución penal porque no hay persecución penal en este mundo con los que están muertos. Sin embargo, sabemos que hay otra justicia que nunca termina, que es la justicia divina".
Ricardo Alvear, ex vocero de Colonia Dignidad, consideró lamentable que el ex jerarca no haya delimitado judicialmente su responsabilidad.
"Lamento mucho que no se hayan podido aclarar causas judiciales donde él, según mi opinión, pudo haber declarado a favor de muchos involucrados que son inocentes", indicó.

26 de abril de 2010
©la nación 
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