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condenas en caso dorothy stang


Hacendado brasileño condenado por el asesinato de una monja estadounidense. Dorothy Stang, nativa de Ohio, trabajaba para preservar la selva tropical y defender los derechos a la tierra de los campesinos pobres.
[Bradley Brooks] Río de Janeiro, Brasil. El sábado un jurado condenó a un hacendado brasileño por tramar el asesinato de una monja estadounidense y defensora del Amazonas, Dorothy Stang, en 2005.
Regivaldo Galvao -el último de los cinco acusados procesados en el caso- fue sentenciado a treinta años de cárcel, informó Telma Lima, portavoz del tribunal federal de Belén, la ciudad en la selva donde se realiza el juicio.
El veredicto se conoce dos semanas después de que otro hacendado, Vitalmiro Moura, fuera sentenciado a treinta años de cárcel tras ser declarado cómplice de Galvao.
La fiscalía dijo que el par ofreció a un pistolero veinticinco mil dólares por matar a Stang, 73, en venganza por haberles impedido que robaran unas tierras que el gobierno había concedido a un grupo de campesinos pobres.
Los juicios fueron vistos como una prueba de la capacidad de Brasil de abordar la anarquía que reina en la región amazónica -una zona del tamaño de Estados Unidos al oeste del río Misisipí. El estado tiene poca presencia en la zona y actividades como la deforestación y la minería ilegales son frenéticas.
De acuerdo a la organización católica pro reforma, la Comisión Pastoral de la Tierra, que estudia la violencia rural en Brasil, más de 1.500 activistas, pequeños campesinos, jueces y otros han sido asesinados en todo el país en los últimos veinticinco años, usualmente por pistoleros pagados por hacendados poderosos con litigios de tierras.
"La inmensa mayoría de estos crímenes quedan en la más absoluta impunidad en el sistema jurídico", dice Antonio Canuto, un funcionario de la organización. "El juicio de hoy es casi una curiosidad, y es de suprema importancia sentar un precedente para parar la violencia". Canuto dijo que la Comisión Pastoral de la Tierra entregó el jueves un informe al ministerio de Justicia de Brasil según el cual en los últimos veinticinco años han muerto 1.546 personas en conflictos por la tierra.
Según el informe, de estos sólo 85 casos fueron juzgados. Un total de veinte fueron encontrados culpables de tramar los crímenes, pero sólo Moura y Galvao están tras las rejas -el resto escapó de prisión o lograron salir con apelaciones.
Además de Galvao y Moura, otros tres hombres fueron juzgados en el caso Stang. Rayfran das Neves Sales, que confesó haber disparado seis veces contra Stang en un camino lleno de lodo, está cumpliendo una sentencia de veintiocho años. Clodoaldo Carlos Batista, cómplice de Sales, está cumpliendo una sentencia de diecisiete años en el sistema carcelario ‘semi-abierto’ de Brasil, lo que quiere decir que puede trabajar fuera, pero debe dormir en la cárcel. Amair Feijoli da Cunha fue sentenciado a dieciocho años de cárcel por actuar como intermediario entre el hacendado y Sales. También los cumple en el sistema semi-abierto.
Moura fue condenado por primera vez en 2007, pero fue luego absuelto durante un segundo juicio automático en 2008. La absolución fue revocada por un tecnicismo el año pasado y se ordenó un nuevo juicio.
Stang, nativa de Dayton, Ohio, y naturalizada ciudadana brasileña, trabajó durante treinta años para preservar la selva tropical y defendiendo los derechos a la tierra de los colonos pobres.

10 de mayo de 2010
2 de mayo de 2010
©washington post
cc traducción mQh
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