murió bernard schoenbaum
21 de mayo de 2010
Dibujante de Nueva York.
[Bruce Weber] Murió el 7 de mayo en su casa en Whitestone, Queens, Bernard Schoenbaum, que en cientos de caricaturas en el semanario The New Yorker aguijoneó a los relativamente afluentes, a los manipuladores de medios, a los cínicos y a los socialmente competitivos -en otras palabras, lectores del New Yorker. Tenía 89 años.
La causa de su muerte fue un cáncer, comunicó su hija Joyce Dara. También tenía una casa en West Palm Beach, Florida.
Schoenbaum pasó gran parte de su vida profesional como ilustrador comercial autónomo, trabajando para firmas de publicidad. Pero en los años setenta, después de que su esposa empezara a trabajar como bibliotecaria, pudo desviar su interés hacia su primera pasión -la caricatura. Entre 1979 y 2002, Schoenbaum encontró en el New Yorker un mercado regular donde publicó más de trescientos dibujos.
Su estilo era directo, más literal que sugerente, a menudo describiendo a personajes bien alimentados en paisajes -oficinas comerciales, restaurantes, departamentos bien amoblados- que sugieren familiaridad con la alta clase media.
Son personas que tienen dinero y se preocupan por ello, que han tenido algún éxito y se preocupan por ello, que tienen mascotas y niños y se preocupan por ellos. En realidad, Schoenbaum a menudo se burlaba de los adultos haciendo que los niños imitaran a sus padres. "Papa, ¿no podrías terminarlo?", dice un niño al que le leen un cuento para dormir en una caricatura de 1994. "Mañana me espera un largo día".
A veces sus viñetas eran especialmente actuales. En 1986, cuando arreciaba la crisis de los ahorros y préstamos, dibujó a un hombre con una maleta pasando frente a un banco que tenía en el ventanal un letrero que decía: "Conserve la fe".
A veces su trabajo captaba verdades sociales perpetuas con irónica agudeza; en una caricatura inédita, por ejemplo, un hombre bien vestido y una mujer tomados de la mano a la mesa de un restaurante. "Casémonos", dice el hombre. "Estoy cansado de ser encantador".
A veces Schoenbaum simplemente se asombraba del desatino humano; en un dibujo de 1988, dos hombres comparten un calabozo en la cárcel, y uno de ellos se lamenta: "Todo este tiempo nuestro nivel de corrupción estuvo dentro de las normas comunitarias".
Schoenbaum nació en Manhattan el 8 de agosto de 1920, y creció en Manhattan y el Bronx, donde su padre, Abraham, un inmigrante judío de Rusia, empezó varias pequeñas empresas. Estudió en la Escuela Secundaria James Monroe en el Bronx y en la Escuela de Diseño Parsons. Además del New Yorker, sus trabajos aparecieron en varias otras publicaciones, entre ellas Barron’s y The Wall Street Journal. Durante años, Schoenbaum trabajó también como retratista en cruceros.
"Cientos de sus retratos están dispersos por el mundo", dijo su esposa, la ex Rhoda Abrahams, con quien se casó en 1948. Además de ella y su hija Joyce, que vive en Santa Mónica, California, le sobreviven otras dos hijas - Audrey Tufano, de East Meadow, NuevaYork, y Laura Schoenbaum Rothenberg, de Shirley, Nueva York; y una nieta. Su hermano, Samuel Schoenbaum, un renombrado estudioso de Shakespeare, murió en 1996.
La señora Schoenbaum contó que conoció a su marido cuando tenía diecisiete y salió a bailar en la Y Street 92 en Manhattan, acompañando a una amiga que no la dejaba quedarse en casa.
"Me gustaba leer libros", dijo. "Le dije: ‘No me gusta salir a bailar’".
Tres años después se casó con el joven que había conocido allí.
"Bailamos una polka", dijo la señora Schoenbaum.
q8 de mayo de 2010
©new york times
cc traducción mQh
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