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de víctima a verdugo


El caso de Ricardo Chomicki, juzgado en Rosario por terrorismo de estado, divide las posturas entre familiares y organismos de derechos humanos. Fue detenido en la dictadura militar pero tras la tortura y en pleno cautiverio pasó a colaborar -junto a su esposa hoy prófuga- con la patota de Feced en Rosario.
[José Maggi] Argentina. Ricardo Chomicki es uno de los seis imputados en la Causa Díaz Bessone. Está sentado allí junto al sexagenario ex comandante del Segundo Cuerpo durante la dictadura por haber colaborado con el aparato represivo. Para muchos el pase de militante a torturador, es lisa y llanamente condenable. Pero para otros no es el lugar que debe ocupar: El criterio bajado por la fiscalía es el de no juzgar a las víctimas: "Quien entra víctima a un centro clandestino, sale en la misma condición" es el precepto más escuchado por estos días. Por eso ni la fiscalía, ni la querella de HIJOS, ni la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación acusarán al Cady Chomicki. Sin embargo un grupo nutrido de víctimas ha rechazado esta postura y sigue exigiendo condena. Esta es la base de las imputaciones hechas por el grupo de abogadas querellantes compuesto por Gabriela Durruty, Daniela Asianri, Leticia Faccendini y Jessica Pellegrini. Es la recopilación de los testimonios que denuncian la actitud de Chomicki, y de su esposa Nilda Folch, alias la Polaca, prófuga de la justicia.
La pareja Chomcki-Folch, remeda a la de José ‘El Pollo’ Baravalle y Graciela Porta, alias la Corcho. Ambos estaban en Italia cuando la justicia federal rosarina ordenó su detención. Baravalle decidió entonces quitarse la vida arrojándose desde un puente ferroviario. Porta sigue viviendo en Italia.
"Ricardo Miguel Chomicki alias ‘Cady’: DNI 12.804.205, argentino, casado, nacido el 16/02/1957, hijo de Rodolfo Héctor (fallecido) y Josefina Isabel Borthiry". Estos son los datos con los que comienza la requisitoria de elevación a juicio de la Liga Argentina por los Derechos Humanos representada por Gabriela Durruty, Daniela Asinari, Leticia Faccendini y Jessica Pellegrini. Alli se lo acusa de:

a) 19 casos de privación ilegal de la libertad mediante el uso de violencia y amenazas durante más de un mes a Analía Minetti, José Aloisio, Osvaldo Daniel Bas y Mansilla, María Inés Lucchetti de Betanin, Elba Juana Ferraro de Bettanin, Mirta Isabel Castellini, Hugo Cheroni, Benito Espinoza, Juan Alberto Fernández, Carmen Lucero, Gustavo Rafael Mecchetti, Ana María Moro de Cheroni, Máximo Antonio Mur, Marcelino Panicali, Gustavo Piccolo, Generoso Ramos Peralta, Juan Carlos Ramos, Adrián Jorge Sánchez y Francisca Van Bove de Espinoza.

b) Cinco casos en los que impuso además tormentos físicos y psíquicos a las personas que permanecieron privadas ilegítimamente de su libertad en dependencias de la Jefatura de Policía de la Provincia. Concretamente por haberlas sometido en forma sistemática y generalizada, a condiciones inhumanas y degradantes de detención, caracterizada por tabicamiento, engrillamiento, prohibición de habla, golpes continuos, amenazas constantes, desnudez forzada, deficiente alimentación, condiciones deplorables de higiene y salud, además de haberlas sometido a sesiones especiales de interrogatorios bajo la aplicación de corriente eléctrica en distintas partes del cuerpo, provocarles asfixia, quemaduras, golpes y otro suplicios. Las victimas son Osvaldo Daniel Bas y Mansilla, Mirta Isabel Castellini, Hugo Cheroni, Gustavo Rafael Mecchetti, Adrián Jorge Sánchez.

c) Por haber tomado parte de una asociación integrada entre otros por Leopoldo Fortunato Galtieri, Carlos Alberto Ramirez, Agustín Feced, entre otros que estaba organizada, decidida y dispuesta a poner en práctica una pluralidad de planes de ataque al individuo y a la sociedad, mediante la comisión de delitos indeterminados, pero esencialmente dirigidos contra la vida, la libertad y la integridad psíquica de las personas.

Testimonios
Nilda Virginia Folch y Ricardo Miguel Chomicki argumentan que fueron inicialmente secuestrados por el grupo represivo que actuaba en el "Servicio de Informaciones" y, como tal, en un primer momento padecieron su condición de víctimas. Posteriormente pasaron a integrar el grupo represivo. Sobre el punto, Agustín Feced en la declaración indagatoria prestada por ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas expresó que ambos eran mantenidos en las oficinas en las que trabajaba el grupo represivo, que a Folch le tenía afecto porque le encontraba un parecido con su hija mayor, que cuando no los necesitó más les gestionó con el Comando del II Cuerpo de Ejército la libertad, que actuó como padrino del casamiento de ambos, y que les proveyó documentos falsos, haciéndoles cambiar también el aspecto exterior.
Al prestar su declaración indagatoria Folch ( hoy prófuga de la justicia) expresó haber estado privada de su libertad desde el 01/12/1976 hasta el 12/06/1976, en la Sección Informaciones de la Jefatura de Policía, donde fue torturada con picana eléctrica y golpes, con el objeto se que brindara información de datos de gente, de casas que conocía, por ejemplo de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios) que los tres primeros meses estuvo como desaparecida, después la legalizaron y pasó a estar a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Por su parte Chomicki en sucesivas declaraciones manifestó haber sido aprehendido a fines de noviembre de 1976 hasta el 15/02/1977, tiempo en el que permaneció como desaparecido, y desde esa fecha hasta el 12/06/1977 quedó a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Que fue trasladado a la Jefatura de Policía donde fue sometido a torturas de modo sistemático. Que a partir de los veinticinco días de su secuestro Agustín Feced tomó conocimiento de su pareja, Folch encontrándole un parecido con su hija, a partir de lo cual cambió su situación, porque Feced decidió darles protección, llevándolos desde "la favela" hasta un sector donde había dos literas y una pequeña cocina, contigua a la sala de torturas (aclarando que cuando se torturaba a veces los sacaban y otras no), que empezó a oficiar de "mandadero", asistiendo a los detenidos, a veces llevándolos al baño y otras curándoles las heridas.

Su Relación con Represores
De acuerdo a lo expresado por José Aloisio la pareja formaba parte del grupo represivo. Stella Maris Hernández reconoció que consiguió hablar con Guzmán Alfaro por intevencion de Nilda, la Polaca; Benito Espinoza mencionó que en el sótano del Servicio de Informaciones estuvo con ‘el Cady’ y con su mujer ‘Victoria’ o ‘Mireya’ quiénes colaboraban con los "servicios", y llamaba la atención la libertad con la que se movían. María Inés Lucheti de Bettanin señaló que estos acusados conocían la situación de los cautivos y actuaban bajo la "protección" del Jefe de Policía Feced bajo órdenes directas de éste. De similar tenor son las declaraciones de Juan Alberto Fernández, Carmen Lucero a través Adrián Jorge Sánchez, Máximo Antonio Mur, Francisca Van Bove de Espinoza, Ana Moro y Marcelino Panicali

La Tortura
Ana Moro pudo escuchar el interrogatorio que se le efectuaba a una persona oriunda de Córdoba, la que no sabía lo que se le preguntaba, ante lo cual fue amenazado con que se le iban a perforar los ojos con una birome por parte del ‘Cady’ Chomicki, quién otro día le expresó a ella que no le iban a hacer daño ni a ella ni a su cuñada, porque no la consideraban "subversivas" y que ellos estaban en una lucha contra la "subversión", expresando también que en el lugar se comentaba que ‘El Cady’ torturaba con ‘El Ciego’.
José Américo Giusti escuchó, a través de la pared donde se hallaba la sala de torturas, que una cautiva llamada ‘Victoria’ torturaba a otra cautiva, apremiándola a preguntas, insistiendo que le dijera cosas, se sentían los quejidos y parecía que la víctima se encontraba amordazada. María Inés Lucchetti de Bettanin aseguró que durante su interrogatorio bajo torturas físicas en el "Servicio de Informaciones" participó del mismo una mujer apodada ‘Victoria’ o ‘La Polaca’.
Gustavo Mechetti dijo que en las sesiones de torturas físicas en las que fue sometido fue golpeado e interrogado por Chomicki y que en la misma estuvo presente su esposa Nilda Folch apodada ‘Victoria’. Osvaldo Daniel Bas y Mansilla señaló que Chomicki y su mujer ‘La Polaca’ oficiaban de escribientes de lo declarado bajo torturas físicas por los cautivos.
Mirta Isabel Castellini declaró haber sido torturada con picana eléctrica por parte de ‘El Cady’ y su mujer ‘Victoria’, éstos dos últimos presos políticos.
Francisca Van Bove dijo que en la sala de torturas donde le toman declaración pudo ver que era una chica joven ‘Victoria’, ‘Mireya’ o ‘Polaca’, colaboradora civil.
Adrián Sánchez indicó que del lugar de torturas lo retira una mujer a la que apodaban ‘Victoria’, a quién después pudo ver en muchas oportunidades en el Servicio de Informaciones.
Oscar Ramón Bustos declaró haber sido secuestrado y trasladado a la Comisaría Séptima, donde puede ver al marido de la ‘Polaca’ Folch al que le decían ‘el Cady’, de donde fue trasladado al "Servicio de Informaciones" por más o menos dos meses donde es torturado por Folch, a quién conocía de su militancia previa en la UES. Y aclaró también que su padre también estuvo allí cautivo y también fue torturado por la misma; Gustavo Piccolo recuerda el caso de un cautivo muy deteriorado por las torturas a quién ‘El Cady’ lo sonsacaba para que colaborara con el interrogatorio.
Elba Ferraro de Bettanin señaló que luego de doce horas de terribles torturas el cautivo llamado Alberto Tion pidió agua, y ‘el Cady’, que colaboraba con la Policía, le señaló que no podía hacerlo porque se moriría y, ante la insistencia de Tion, ‘el Cady’ fue a consultar con los policías y volvió con un sifón de soda, le sirvió tres o cuatro vasos, tras lo cual Tion comenzó a boquear, suspiró muy fuerte y murió. Marcelino Panicalli declaró haber sido interrogado por ‘el Cady’, el que aplicaba picana eléctrica en las sesiones de torturas, quién también en una oportunidad cuando se apersonó alguien que se presentó como "juez militar" le pegó reiteradamente en los testículos.
Hugo Cheroni aseguró que ‘el Cady’ lo torturó y le mencionó que "cantara" porque "le convenía".

Conclusiones
Los casos de ambos presentan la particularidad de haber sido, inicialmente, víctimas del plan sistemático de represión clandestina e ilegal, a manos de la "patota" que actuaba en el "Servicio de Informaciones". En el marco de tal situación, ambos participaron directamente de muchos de los delitos cometidos por grupo represivo estatal.
Cabe aclarar que el hecho de haber brindado datos al grupo represivo bajo las condiciones extremas de tormentos que eran la característica saliente del modelo concentracionario del "Servicio de Informaciones", ni tampoco el haber brindado colaboraciones menores y circunstanciales como cebar mate a los miembros del grupo represivo, son conductas que se encuentren englobadas bajo el aspecto de la persecución penal pública. En esa dirección, no se reprocha a Ricardo Chomicki y a Nilda Folch las actitudes motivadas por la actuación de un plan sistemático de represión que evidentemente se hallaba dirigido a quebrar la personalidad de los cautivos. El reproche que se esgrime es la participación activa de los mismos en hechos consistentes en privaciones ilegítimas de libertad, tormentos y muerte de las personas que allí se encontraban cautivas.

8 de agosto de 2010
©rosario 12
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