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otro subdirector del das delata a uribe


El testimonio de William Romero, ex subdirector de Fuentes del DAS. "El 1 conoció lo que hicimos".
[María del Rosario Arrázola /Juan David Laverde] Colombia. William Gabriel Romero Sánchez, el polémico ex subdirector de Fuentes Humanas del DAS, pieza angular de la investigación por el escándalo de las ‘chuzadas’ y seguimientos, ad portas de recibir el principio de oportunidad de la Fiscalía por sus delaciones y documentos aportados sobre toda la suerte de barbaridades en el organismo de inteligencia, tendría en sus manos la prueba reina de que el despacho presidencial no sólo conoció de las andanzas de detectives infiltrados en la Corte Suprema de Justicia, sino que la promovió y hasta extendió felicitaciones.
Un explosivo documento de 20 páginas elaborado por el DAS, ya en poder de la Fiscalía y conocido íntegramente por El Espectador, detalla cómo se configuró la misión de trabajo para penetrar la Corte, estrategias, "marco legal", uso de gastos reservados, protocolos para que la información clasificada que se recolectaba estuviera segura, así como las fuentes que la entregaban y, por último, la cadena de errores cometidos que los pusieron en evidencia y, obvio, todas las maniobras de las que echaron mano para tapar el escándalo que se venía y ‘legalizar’ las ‘vueltas’ de más de dos años de la más escabrosa cacería a los magistrados del alto tribunal.
En el aparte rotulado "Extensión de felicitaciones" se lee que entre mayo y julio de 2008 Romero Sánchez fue requerido por el despacho de la directora del DAS, María del Pilar Hurtado, y ella le dijo a él y a otros funcionarios de la Dirección General de Inteligencia y Subdirección de Fuentes Humanas "que el 1 conoció los insumos entregados por ella en la mañana de ese día y que le habían gustado, por lo tanto ella nos felicitaba por esa actividad y que extendía la felicitación a quienes adelantaban la gestión y que se mantuviera el apoyo económico a las fuentes humanas para mantenerlas motivadas".
Aunque no es explícito en el significado del número 1, más adelante, en el capítulo titulado "Requerimientos sensibles", da pista concretas sobre a quién se refiere. Allí se revela que el DAS ha obtenido expedientes y grabaciones sobre casos muy sensibles manejados por la Corte Suprema y que uno significativo "era el expediente del primo del 1", es decir, el del detenido ex senador antioqueño Mario Uribe Escobar, primo del ex presidente Álvaro Uribe Vélez. Según Romero, se le pidió a la detective Alba Luz Flórez, encargada de espiar a la Corte, que ubicara a como diera lugar dicho proceso, pero pronto se percataron de que éste ya había sido remitido a la Fiscalía. La Dirección de Inteligencia dio la orden de que se pagara lo que fuera necesario.
La evidencia que hoy es valorada por investigadores judiciales y que se conoce como "Actividades recolectoras de insumos" aduce como soporte órdenes verbales para adelantar la famosa misión Escalera, como se denominó la infiltración de esta operación que inició en mayo de 2007 y cuyo responsable directo era la Dirección General de Inteligencia. En un recuento cronológico Romero Sánchez relata que a la subdirección de fuentes humanas le dieron instrucciones precisas para penetrar la Corte, como no se tenían fuentes para acercarse al blanco se ordenó ubicar un detective para reclutar espías y cumplir con el objetivo, porque "la demanda de información era prioritaria".
Es allí donde entra en escena Alba Luz Flórez, una cucuteña de 33 años, estudiante de sicología de la Universidad Católica de Bogotá, avezada escolta de las esposas de los ex ministros Horacio Serpa, Diego Palacio y Fernando Londoño, así como de Martha Lucía Ramírez y Cecilia MaríaVélez, quien ingresó al DAS el 25 de mayo de 1997 y que fue seleccionada por William Romero para llevar a cabo una de las más sofisticadas misiones en más de medio siglo de historia del DAS: conocer los secretos, salas reservadas, procesos y testigos que desfilaban por la Corte Suprema de Justicia por cuenta de los escándalos de la parapolítica y la farcpolítica.
Fue ella la escogida por su trayectoria en los esquemas de protección de altos funcionarios, su disposición laboral, "porque no está contaminada de las labores de inteligencia, es joven, es mujer, no ha ingresado a las dependencias de inteligencia, estudia psicología, tiene deseo de aprender, es decir, reúne los requisitos para lograr el éxito de las actividades", se lee en el reporte de William Romero. Para sustentar esta tarea se esbozan planes estratégicos institucionales y ley de gastos reservados. Se designa al oficial del caso, el detective Hamilton Nonato, y se le da su nombre encubierto: Mao.
La Subdirección de Fuentes pidió recursos al programa de apoyo económico para darle a Alba Luz un domicilio de fachada, simular ser vendedora de productos Omnilife y dineros para ‘consentir’ a sus fuentes. "En julio de 2008, por sus logros, se le asignó automotor y logística de punta". Fue en esas épocas en las que a través de las empleadas de servicios generales de la Corte, Yaneth Maldonado y María Torres, se empezaron a grabar las sesiones reservadas de la Corte y todo cuanto ocurría en el noveno piso en donde tenía su despacho el magistrado auxiliar Iván Velásquez y otros ocho que integraban la estructura de apoyo para investigar la parapolítica.
La orden fue muy clara: Alba Luz Flórez debía entregar cuatro informaciones de inteligencia mensuales y reclutar dos fuentes humanas. Los datos aportados por los espías de la llamada Mata Hari —su seudónimo era Samantha— o grabaciones eran tan detallados que tenían especificadas la hora y el minuto exacto en el que los magistrados dialogaban algún asunto de interés para la entidad. En algunos casos incluso párrafos enteros estaban resaltados. Los datos recogidos se enviaban en sobres cerrados a su oficial Mao a través de "correo humano" de manera compartimentada y se llevaba una planilla denominada "Registro de Producción". Sobre el proceso de difusión del material se hacían soportes escritos y a mano a la Subdirección de Análisis, se procesaba y se entregaba "en sobre sellado" con la síntesis del contenido a la Dirección de Inteligencia.
El ex subdirector de fuentes William Romero consigna en el documento que cuando había altibajos de sus espías "se mantenía el respaldo" y es así que se requirió el apoyo económico desde $500 mil "para iniciar la motivación" de las fuentes. Pronto los detalles eran tan suculentos que se exigía más dinero "por el esfuerzo y riesgo", y la plata se daba. "En algunas ocasiones, con el aval de la Dirección de Inteligencia, se patrocinaba el pago dos o tres veces al mes dado que superaban el monto mensual promedio del Programa de Apoyo Económico (PAE), lo cual demandaba suspicacias en el grupo de gastos reservados de la Subdirección".
Todo se coordinaba con el oficial del caso y se consignaba en un acta rotulada Costo-Beneficio que se entregaba para aprobación de los pagos. Una vez se desembolsaban estas partidas a las fuentes se les cancelaba personalmente y se recogían sus huellas para legalizar el formato de gastos reservados. "También parte de la motivación estaba en el apoyo de entregarle productos para la salud física de la fuente humana o de sus familiares cercanos. Pero lo fundamental fue el trato y el acompañamiento humano "de la detective Alba Luz Flórez con sus espías. A medida de que la manipulación hizo efecto, las fuentes de la Mata Hari por iniciativa propia aportaron datos y perfiles de otras potenciales fuentes para cercar más a su blanco: la Corte Suprema de Justicia.
A través de los policías Julián Leonardo Laverde, David García, Manuel Pinzón y las aseadoras Yaneth Maldonado y María Torres se obtuvo de todo, por ejemplo, grabaciones de reuniones de magistrados realizadas en el año 2008 así: el 25 de abril, 16 y 27 de mayo, 2 de junio, 2, 10, 17 y 31 de julio, 10 de agosto, 11 de septiembre y 17 de octubre. También otras del 21 y 23 de enero de 2009. Todas integralmente conocidas por El Espectador. En el explosivo testimonio de Romero, consignado en el documento entregado a la Fiscalía, se reitera que "el expediente del primo del 1" era una prioridad y que en vista de la importancia de la información clasificada se creó una "herramienta institucional que garantizara el pago" de estos datos "sin dejar un registro de huella de la fuente". Así se hizo a través de un soporte rotulado como "Acta de no huella".
El proceso de infiltración fue tan súbitamente exitoso que llovieron las felicitaciones. Según Romero, María del Pilar Hurtado se los hizo saber y les dijo que "el 1" conoció de todo y que había que seguir adelante. "Reuní al coordinador del Goca y los oficiales del caso para felicitarlos y enviar la felicitación al AC (código de la detective Alba Luz Flórez), quien a partir de esa fecha quedó postulada para que recibiera una condecoración especial por esos logros estratégicos en el evento del Día del D". Pero no todo fue dicha. En octubre de 2008, recordó Romero, de la Dirección de Inteligencia llamaron a la Subdirección de Fuentes para que no se continuara el trabajo, "porque alguien había cometido un error", quedaron expuestos y el espionaje en evidencia.
Por esas mismas fechas el entonces presidente de la Corte, Francisco Javier Ricaurte, le dijo a El Espectador que "el país debe saber en qué anda el DAS". Así se hizo, pero, reconoció Romero, que había dificultad de orden administrativo para no dejar rastro de esa recolección de información. Y se dispuso que para evitar "posibles resentimientos de las fuentes humanas era necesario mantenerles el apoyo económico por tres meses, lo cual fue aprobado". Entonces se dio la instrucción "de desaparecer todo el contenido de esas carpetas". Las fuentes se sacaron de la base de datos, se ubicaron seudónimos y se hizo parecer que la información que aportaban era para investigaciones en contra de las bandas criminales. Y se sacó información de internet para justificar los pagos realizados.
Fue así que el 1° de enero de 2009 se elaboró un documento reservado con la misión de trabajo Escalera, en el que se daban instrucciones precisas para combatir estas organizaciones delincuenciales y así completar la fachada para no dejar cabos sueltos. En esta orden de trabajo, sin embargo, se pedía "conocer ampliamente los puntos fuertes y debilidades de sus fuentes (los de la Mata Hari) con el fin de manipularlos y direccionarlos. Romero contó que sí habló con la directora del DAS, María del Pilar Hurtado, para que pudiera llevarse a cabo todo este proceso "de suplantación de las huellas originales" de los espías para desaparecer sus registros".
Por seguridad, Alba Luz y William Romero dejaron copia de sus pasos y hoy esos documentos son los que acreditan la burda persecución del DAS a la Corte. Entre las perlas que soltó Romero en el documento, que divulga en exclusiva El Espectador, está que debido al escándalo desatado su deseo es colaborar con la justicia "en el proceso de las ‘Ch’". Él ya le entregó a la Fiscalía tres cajas con documentos, grabaciones y operaciones clandestinas de los detectives a su cargo. Los investigadores parecen no dar abasto con lo que allí hay. "Apenas se conoce el 1% de lo que se hizo", le dijo a este diario uno de ellos. Tanta tela por cortar que faltarían periódicos enteros para seguir revelando la Cueva de Rolando en que se convirtió el DAS.

24 de octubre de 2010
23 de octubre de 2010
©el espectador
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