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los perros vagos del señor miranda


columna de lísperguer
Insisten en llamar perros vagos a los que atacaron a dos mujeres en Peñaflor.

Es irritante que cada vez que ocurren incidentes como este de Peñaflor, algunas autoridades y parte de la opinión pública reaccionen pidiendo o anunciando campañas punitivas contra los perros vagos. En este caso, como en muchos anteriores, no se trata de perros vagos, sino de perros con dueño. (En un noticiario oí decir a un periodista: "Los perros vagos del señor Miranda"). Y el problema de fondo no es el control de la población canina sino cómo regulamos la tenencia de perros peligrosos. Ser perro vago no es una condición ontológica; sólo significa que fue abandonado por su dueño. Muchos dueños adiestran a sus perros como vigilantes, y este es el principal foco de peligro, porque nada obliga a sus dueños a adiestrarlos profesionalmente, para que estos incidentes no terminen con la muerte de otros.
lísperguer


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