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el caso podlech


El ex fiscal de Pinochet, dos años entre rejas en Italia.
[William López y Héctor Zavala] Chile. Dos años ya han pasado desde que Alfonso Podlech fuera capturado por la Policía de Interpol en Madrid, por orden del juez Garzón, el 27 de julio de 2008, en cumplimiento de la orden de detención lanzada por el fiscal Capaldo en Roma, por el caso de la presunta muerte y desaparición del ciudadano ítalo-chileno: Omar Venturelli.
Mientras en Chile se habla abiertamente y sin tapujos que ya es hora de liberar, a través de una amnistía general, a los violadores de los derechos humanos por hechos ocurridos durante el período dictatorial, en Italia se desarrolla inexorablemente después de un año, el juicio contra el ex fiscal militar de Pinochet. Podlech se encuentra encarcelado desde hace más de dos años, en una verdadera cárcel de alta seguridad y no en una prisión de lujo cinco estrellas, como es el caso del jefe de la Dina, el general Contreras y una parte de la cúpula de la Gestapo chilena de Pinochet.
La Justicia Internacional de Roma desde que Podlech puso pie en suelo italiano, el 13 de agosto de 2008, determinó que tenía en su poder a uno de los responsables mayores del aparato represivo que operó, sin clemencia en el corazón de la región de La Araucanía, dejando como saldo: miles de presos políticos, centenares de ejecutados y de detenidos desaparecidos. Y es por esta razón que el ex fiscal militar de Temuco no ha podido liberarse de su lugar de captura.

Trámites Judiciales
Durante el primer año de detención de Podlech (entre Julio de 2008 y Julio de 2009), el fiscal Capaldo se ha dado el tiempo para interrogar al acusado sobre su accionar en tanto que ex Fiscal Militar de Temuco; de recoger un sinnúmero de pruebas, por intermedio de una serie de testimonios directos aportados por las víctimas de la dictadura de Pinochet originarios de la región de La Araucanía. Región donde Podlech como fiscal militar: « hacía y deshacía », dando órdenes de « vida o muerte », sobre los presos políticos que dependían de su Fiscalía Militar del Ejército de Cautín y que pasaban por las salas de tortura del Regimiento Tucapel.
Los primeros testigos que recibió el fiscal Capaldo, durante ese primer año, le permitieron acumular nuevos e importantes elementos, fuera de los que ya disponía al momento que lanzó la orden de captura internacional contra Alfonso Podlech. Estos testimonios fueron entregados por cuatro víctimas directas de Podlech: a) La declaración espontánea de Ruth Kries quien expuso la situación del Dr. Hernán Henríquez, su esposo, detenido, ejecutado y desaparecido en Temuco. Caso emblemático puesto que el Dr. Henríquez fue llamado por bando para que se presentara al Regimiento Tucapel y que días después fuera asesinado y su muerte reconocida por otro bando (con el pretexto de la « ley de fuga »). Su cuerpo nunca hasta ahora ha sido encontrado. El Fiscal militar de la época, Alfonso Podlech, fue quien respondió a Ruth que "los marxistas no tenían derecho a tener una tumba", cuando ella intentó recuperar el cadáver. b) Las declaraciones de Jeremías Levinao, dirigente mapuche del Movimiento Campesino Revolucionario (MCR) y de Carlos López, estudiante de la Universidad de Chile y militante del Movimiento Universitario de Izquierda (MUI), quienes testimoniaron en tanto que ex presos políticos de la cárcel de Temuco, condenados por consejos de guerra en los cuales el fiscal militar era Podlech. El mismo personaje que establecía las acusaciones en base a interrogatorios obtenidos bajo tortura y cuya fiscalía trajaba de manera mancomunada con los Servicios de Inteligencia Militar (SIM), al mando del capitán Nelson Ubilla; c) También en este mismo período se presentó Herman Carrasco, un ex preso político de la cárcel de Temuco y sobreviviente del caso que se denomina ‘Asalto al Polvorín del Regimiento de Temuco’ un burdo montaje hecho por Podlech y Ubilla para justificar la masacre de siete dirigentes de la cúpula del Partido Comunista de Cautín.
De estos cuatro declarantes, hay dos de ellos que enfrentaron en un careo al acusado Alfonso Podlech. El primero se produjo en el mes de diciembre de 2008, donde Ruth Kries enfrentó con mucho coraje y dignidad, al asesino de su esposo. Podlech negó conocerla, en consecuencia que ella ya lo había enfrentado, en varias oportunidades en 1973. El segundo careo se produjo, en febrero de 2009, entre Podlech y Herman Carrasco.
Al final del primer año de encierro de Podlech tuvo lugar la primera audiencia, dándose así oficialmente la luz verde al tribunal romano, el cual determinó que las pruebas presentadas por el fiscal Giancarlo Capaldo eran suficientes para iniciar el juicio, en perfecto acuerdo con el derecho italiano.

Segundo Año
El segundo año del encierro de Podlech coincidió con la apertura del año judicial donde se produce la primera audiencia pública, el 18 de noviembre de 2009, con la participación de todos los actores del juicio: el acusado Alfonso Podlech en tanto que ex fiscal militar del Ejército; los abogados de las dos partes; los familiares de Omar Venturelli, su esposa e hija y los familiares del acusado Podlech. Y al fondo de la sala, el público y varias víctimas de Temuco: ex presos políticos y familiares de detenidos desaparecidos… En esta importante e histórica audiencia, la defensa del ex Fiscal Militar de Pinochet se jugó primeramente por cuestionar, en vano, la nacionalidad italiana de Omar Venturelli con el fin de obtener una anulación del juicio por vicio de procedimiento. Y en segundo lugar lograr la liberación condicional o el arresto domiciliario del acusado. Ni el Fiscal acusador Capaldo, ni los abogados de la parte civil, ni la Corte aceptaron ambas maniobras del equipo defensor. En esa audiencia histórica, encerrado en su jaula de vidrio, Podlech sufrió la primera de sus derrotas, en la « guerrilla judicial » que se abatió contra él, desde que llegó a Italia.

Desfile de Víctimas
En diciembre 2009 se inició una nueva etapa del procedimiento judicial contra Podlech. A partir de esta fecha comenzaron a comparecer, ante la Corte, los testigos citados por el tribunal italiano de Roma para que procedieran a entregar sus declaraciones sobre: el caso de Omar Venturelli, la represión que se desencadenó en la región de Temuco y el papel que jugó el ex fiscal de Pinochet en la terrible masacre y baño de sangre que azotó toda esa región del sur de Chile. Hasta ahora el número exacto de víctimas no se conoce. Con la nueva apertura de la Comisión Valech, en la Región de La Araucanía, el número de víctimas podría aumentar sensiblemente, tanto en ejecutados, desaparecidos y presos políticos, según informaciones extraoficiales entregadas por el Cinprodh de Temuco. Esta nueva variable mostraría una dimensión mucho más grande del carácter de la represión en la zona de La Araucanía. Y un nuevo agravante más en contra de Podlech.
En la audiencia del 9 de diciembre de 2009 se presentan para dar sus testimonios tres personas y víctimas de la dictadura, ellas son: Lautaro Calfuquir, Pablo Berchenko y Eleuterio Toro. El primero, Calfuquir, de origen Mapuche relató en tanto que ex preso político y testigo ocular, las circunstancias sobre: el día, la hora en que Omar Venturelli fue liberado, con una falsa orden de libertad. Sacado con este pretexto para ser detenido inmediatamente en las puertas de la cárcel, por un comando militar al puro estilo escuadrón de la muerte, quien se lo llevó y lo hizo desaparecer como tantos otros casos de detenidos-desaparecidos que se produjeron en muchas regiones de Chile…
Desde la primera audiencia se fue diseñando el modo de operar del ex fiscal militar de Temuco y su banda de criminales del Regimiento Tucapel. También a partir de esta audiencia los primeros testigos aportaron pruebas sólidas sobre la ideología de Podlech, quien de militante del grupúsculo fascista de extrema derecha Patria y Libertad pasó a ocupar el cargo de fiscal militar del Ejército, desde el mismo 11 de septiembre de 1973.
Significativas son las características, si miramos la procedencia, de tres testigos que declararon en la primera audiencia (del 9 de diciembre de 2009). Lautaro Calfuquir, de origen mapuche (cuyo padre se encuentra en la lista de los detenidos desaparecidos de la IX Región de La Araucanía), junto a otros dos testigos más: Mario Carril Huenuman y Jeremías, sufrieron la crueldad infligida a los campesinos mapuches, principales víctimas de la maquinaria represiva dirigida por Podlech y Ubilla. La violencia contra los mapuches constituye una sangrienta venganza por parte de los terratenientes y está ligada directamente al hecho de haber participado activamente en el proceso de reforma agraria impulsado por el gobierno democrático del presidente Salvador Allende y que devolvió al pueblo mapuche miles de hectáreas de sus tierras ancestrales, que habían sido usurpadas por los poderosos dueños de fundos.
Los otros dos testigos: Eleuterio Toro y Pablo Berchenko hicieron parte del grupo de profesores Universitarios de la Universidad Católica de Temuco, comprometidos con la Unidad Popular y las luchas sociales, tal como lo era Omar Venturelli, amigo y colega de estos dos testigos. Estos profesores fueron llamados por los primeros bandos militares emitidos por la Junta Militar de la Región para que se presentaran al Regimiento Tucapel de Temuco. Ellos son de alguna u otra manera los sobrevivientes del grupo de intelectuales y profesionales que fueron reprimidos solo por tener ideas de izquierda. Estos testigos relataron, en el juicio, quien era Omar Venturelli, a que familia pertenecía. Berchenko entregó una información primordial relacionada con el momento cuando vio y discutió con Omar Venturelli, en septiembre de 1973, al interior del Regimiento Tucapel. Este último (en muy malas condiciones físicas producto de las sesiones de tortura) envió un mensaje patético a su esposa: "que se fuera inmediatamente con su hija".
Los testimonios recogidos en esta audiencia, pusieron de manifiesto la responsabilidad que le cabe al ex fiscal militar en la desaparición de los presos políticos que fueron llamados por bandos al Regimiento Tucapel, en principio solo "para verificación de sus domicilios" y que una vez en el interior del cuartel militar de Temuco fueron conducidos directamente a las salas de torturas, para ser interrogados desnudos y con golpes de corriente, por el fiscal militar Alfonso Podlech y los equipos del SIM. Algunos presos políticos después de salir con vida de las salas de torturas del regimiento, eran trasladados a la cárcel de Temuco, como fue el caso de Omar Venturelli. Al cabo de algunos días de haber estado encarcelado se le dio la falsa libertad, para enseguida detenerlo en las puertas mismas de la prisión y hacerlo desaparecer, de la misma manera como procedieron con otros presos políticos de Temuco y en muchas cárceles de diversas regiones del país.
La audiencia del 9 de diciembre de 2009 dio la tonalidad de lo que serían las pruebas aportadas por los otros 24 testigos que vendrían después, en las audiencias mensuales que mes a mes aportarían pruebas irrefutables, precisas, contundentes... contra el acusado sobre su condición de fiscal en el período comprendido entre el 11 de septiembre de 1973 y febrero de 1983, los años más negros y feroces de la represión de la dictadura chilena ejercida contra el pueblo chileno.
Ante el cúmulo de pruebas indesmentibles que la Corte de Roma comenzó a recopilar y habiendo Podlech perdido rápidamente la esperanza de detener o anular el juicio por vicio de forma y al mismo tiempo la posibilidad de beneficiar de la libertad condicional o arresto domiciliario, el ex fiscal decidió, a partir de la audiencia del mes de enero de 2010, cambiar en su totalidad el equipo de abogados defensores que lo habían defendido hasta la audiencia del 9 de diciembre de 2009.
En la audiencia del 11 de enero del presente año, aparece por primera vez en la sala del tribunal, el abogado Nicolo Caricaterra, según ciertas fuentes un especialista y experto en defender criminales y mafiosos. Este se hace cargo de la defensa de Podlech, con la táctica de abordar fundamentalmente el aspecto técnico y formal del procedimiento judicial. El nuevo defensor desde un principio se dio como prioridad desestabilizar los testigos que declaran contra su cliente, muchos de ellos sin ninguna experiencia sobre el formalismo estricto de la justicia italiana. El abogado Caricaterra se ha mostrado muy meticuloso y presta mucha atención en todo lo que se relaciona con fechas que son entregadas por los testigos que narran hechos ocurridos hacen 37 años. Sin embargo aún estando presente esta dificultad del factor memoria, la mayoría de los testigos recuerdan perfectamente: los hechos, los nombres de los torturadores, las circunstancias de sus detenciones, los nombres de sus compañeros que fueron ejecutados y hechos desaparecer. El abogado Caricaterra cada vez que alguien titubea, respecto de alguna precisión de fecha, o algún pequeño error (que en muy poco casos se ha dado), salta sobre el testigo de una manera tan brusca e inquisitoria que da la impresión que el testigo fuera el acusado, lo que resulta muy chocante para el Fiscal acusador Capaldo que inmediatamente lo corrige para que vuelva a su papel de abogado defensor. En otras ocasiones ha sido la presidenta de la Corte quien ha puesto en su lugar el abogado Caricaterra.
Otra táctica de la defensa que el abogado Caricaterra ha utilizado, en algunos casos, es la presentación de documentos relacionados con la correspondencia privada de los testigos, por ejemplo, cartas y misivas intercambiadas entre ex presos políticos. Esta táctica utilizada por el abogado Caricaterra para defender a cualquier precio al acusado Alfonso Podlech, está al límite de la legalidad. El objetivo es claro, Caricaterra trata de impresionar al testigo, sorprendiéndolo y así desestabilizarlo para finalmente disminuir el efecto del testimonio... Poner en duda la veracidad de las declaraciones de los testigos, agredirlos con preguntas inquisidoras e insinuar que hay un complot en contra de su cliente, constituye la táctica que hasta ahora ha practicado la defensa del ex fiscal militar de Pinochet, como por ejemplo la pregunta hecha a muchos testigos: si eran miembros o no del ‘Comité juicio y castigo contra Podlech’.

27 Testigos
Hasta ahora han testimoniado 27 testigos en el juicio que se lleva en contra de Podlech en Italia, en el período que va de diciembre 2009 a julio de 2010. Se trata de ex presos políticos de la cárcel de Temuco, familiares de detenidos desaparecidos, ex presos políticos campesinos mapuches y personas que representan diferentes sectores sociales de la Región de Temuco, tales como : médicos, profesores o estudiantes universitarios, funcionarios del sector de la salud… Todos ellos han viajado de diferentes países como Chile, Canadá, Holanda, Alemania, España, Francia, Italia y han comparecidos en Roma respondiendo a la convocación del fiscal Giancarlo Capaldo para ser escuchados por la Corte. El conjunto de las víctimas reconoció a Podlech en su cargo de fiscal militar y explicaron como operaba al interior del Regimiento Tucapel y que él además de integrar los consejos de guerra, como Juez militar, participó activamente en los equipos de torturadores. No solamente reconocieron su voz en las sesiones de tortura, sino que también hubo casos de víctimas que lo vieron en uniforme como fue el caso de Herman Carrasco quien declaró haberlo visto cuando se le corrió la venda. Información entregada en la audiencia de junio pasado.
Otra grave acusación fue presentada por el ex prisionero político, Víctor Maturana (audiencia de mayo pasado) quien afirmó que durante el primer consejo de guerra, en Octubre de 1973, Podlech en tanto que fiscal acusador le reclamó la pena de muerte. La misma pena, la reclamó para otros dos presos políticos, como fue el caso de Rodolfo Memke y de Godofredo Cotrena. Salvaron sus vidas porque fue el consejo de guerra quien rebajó las penas a cadena perpetua. Resumiendo, a grosso modo, lo que aportaron los 27 testigos fue de haber demostrado que Podlech está directamente ligado a la desaparición de Omar Venturelli, por su responsabilidad en tanto que fiscal militar de Temuco, y que era él quien decidía de la vida o la muerte de los presos políticos que pasaron por sus manos. Los que sobrevivían a las torturas tenían como recompensa las penas arbitrarias de los consejos de guerra, en los cuales el Fiscal militar los acusaba sabiendo que los interrogatorios y los cargos imputados habían sido obtenidos bajo tortura. Todos los presos políticos que fueron condenados por estos consejos de guerra no tuvieron derecho a la defensa. En realidad, todo ello fue nada más que una especie de circo macabro y de parodia de ‘justicia militar’.

Interrogatorio y Contrainterrogatorio
En esta audiencia del juicio en Roma, el acusado Alfonso Podlech fue interrogado durante cinco horas por el fiscal acusador Giancarlo Capaldo, por los abogados y por los jueces de la Corte. En esta oportunidad reiteró que él era inocente y que si bien era cierto que asumió su puesto de fiscal militar de la provincia de Cautín, ello fue solamente a partir de marzo de 1974 y que nada tenía que ver con el caso de Omar Venturelli, por el cual se le está juzgando. Agregó que sobre lo acontecido en el período anterior a marzo de 1974, o sea, durante los seis primeros meses del golpe de Estado, él no sabía prácticamente casi nada. Podlech sin embargo reconoció que desde el 11 de septiembre de 1973, estaba en la fiscalía militar del Ejército al interior del Regimiento Tucapel, pero que el único cargo que ocupó fue el de ‘asesor’, o ‘consultor’ de la fiscalía militar. Y que en ese primer período, el ‘verdadero fiscal’ del Ejército en Temuco era el mayor Luis Jofré.
Como el interrogatorio desde un principio fue bien nutrido y no teniendo argumentos sólidos, claros y convincentes, Podlech titubeó. Enseguida, con ligereza, declaró que: « el golpe de Estado de Chile… es difícil entender el problema que lógicamente ha sido tergiversado aquí en Europa » (no explicó por quien o por que fuerzas misteriosas, tal como ya lo había hecho en Chile). En el fondo les estaba diciendo a los jueces que todos ellos eran unos ignorantes. Con el desplomo y la arrogancia que siempre lo ha caracterizado, así Podlech de una plumada pasa de acusado a acusador. Un verdadero delírium tremens del personaje. Su impotencia y frustración se explica porque ahora ante la justicia italiana no puede decir lo que ha dicho en Chile: que los muertos y los desaparecidos de la dictadura de Pinochet, "son el precio que hubo que pagar para llegar al Chile que tenemos hoy" (entrevista de Podlech en el Diario Austral de Temuco, del 1° de julio de 1990). Y como Podlech está bien informado sobre los muertos, ejecutados y desaparecidos de la región, le traspasa la responsabilidad de las violaciones de derechos humanos al 2° comandante del Regimiento Tucapel, el mayor Luis Jofré Soto porque sabe perfectamente que este último ya falleció y no lo podrá contradecir.
Ya en el año 1990, cuando se empezó a investigar por la primera vez los casos de las víctimas de la dictadura chilena, a través de la Comisión Verdad y Reconciliación (Comisión Rettig), el ex fiscal militar de Temuco comenzó a construir su defensa, en el caso que pudiera ser arrestado en Chile. Pero como esta Comisión tenía como único objetivo hacer un listado de los muertos y desaparecidos, víctimas de los años negros de la represión, sin llevar a la justicia a ningún represor; efectivamente ningún nombre de torturador aparece en este informe. Por lo tanto Podlech y todos los violadores de los derechos humanos no fueron tocados. En esa oportunidad la divisa del primer presidente de la Concertación, Patricio Aylwin fue: "Justicia en la medida de lo posible", en honor al pacto secreto entre la dictadura y la Concertación.
En la revista chilena « Cosas » del mismo año (1990), el ex Fiscal de Temuco afinaba aún más su defensa minimizando el efecto represivo del golpe e incluso calificándolo de benéfico, porque decía "se evitó una guerra civil que habría causado miles de muertos"; como si los miles de ejecutados y desaparecidos chilenos no existieran. Vale la pena señalar que este argumento es el mismo que todo el tiempo ha utilizado el jefe de la DINA, el general Contreras para justificar la represión. También en esta misma entrevista de la revista Cosas, Podlech decía: "yo soy responsable de todo lo que sucedió a contar del 2 de marzo de 1974 y que pasó por la fiscalía". Veinte años más tarde, Alfonso Podlech utiliza este mismo argumento en el tribunal de Roma, cuando afirma, en la audiencia del 22 de julio pasado, que: "fui nombrado, le 14 de febrero del 74, empecé a asumir mi cargo el 2 de marzo" de fiscal militar. Como se puede deducir Podlech es un hombre precavido...
Pero sus argumentos y respuestas a las preguntas que le hicieron en la audiencia de su interrogatorio no son creíbles. Respecto a los desaparecidos, no solamente no conoce a Omar Venturelli, en el caso por el cual se le está juzgando. Tampoco conoce a Ruth Kries, quien se entrevistó con Podlech por el caso de su esposo, el Dr. Hernán Henríquez, desaparecido en Temuco. En lo que respecta las torturas, tampoco sabe nada, ni tampoco es responsable de los consejos de guerra que se llevaron a cabo, entre septiembre de 1973 y febrero de 1974. Ni se acuerda igualmente de las visitas que hizo a la cárcel de Temuco, desde el mismo día del golpe de Estado, ni de las amenazas hechas a los presos políticos de mandarlos castigados al campo de concentración de la Isla Dawson.
Cuando se le pregunta si escuchó o leyó las acusaciones hechas por los testigos respecto al papel de pieza maestra que tuvo en la ola represiva y en el terror ejercido en la región de la Araucanía, tampoco se siente concernido. Sobre las torturas que fueron descritas por los ex presos políticos que declararon ante la Corte, el ex fiscal militar de Pinochet aseguró que él no vió nada y no tiene ninguna responsabilidad. Y cuando se le preguntó sobre lo declarado por los 27 testigos, respondió que "mentían", que "inventaban" todo porque eran todos "unos resentidos"...
A la pregunta relacionada con su participación, en tanto que militante del grupúsculo terrorista Patria y Libertad, su respuesta también es negativa, categórica y cínica. Casi al borde del ridículo declara: "yo nunca he sido miembro de Patria y Libertad... o soy un hombre que tengo pensamiento de centro-derecha". Suena mal y resulta muy extraño para un "demócrata centrista" »como él se autodefine, el haber participado en el golpe de Estado de Pinochet. Aquí tampoco su nueva virginidad de "demócrata" resulta creíble, sin ningún asidero, puesto que lo que dice está en contradicción directa con sus ideas fascistas y con su accionar. Y en completa contradicción también con lo que declaró a la prensa en Temuco, donde afirmó que: "yo era partidario del pronunciamiento militar". Lo que es perfectamente cuerdo y lógico con el programa de Patria y Libertad que decía luchar "por un gobierno militar y nacionalista" y con el slogan que decía "Yakarta viene"... En esta misma entrevista elogia la obra de la dictadura de Pinochet, a la cual él mismo aportó "muchos granitos de arena", diciendo: "las Fuerzas Armadas cumplieron un rol histórico y no se les puede juzgar ahora por errores. Todo tiene su costo, el de Chile fue ese [los muertos y los desaparecidos], lamentablemente. Ahora hay que trabajar por olvidarlo" (entrevista en el Diario Austral de Temuco del 1° de julio de 1990). Este es el verdadero y profundo pensamiento del ex fiscal militar del Ejército en Temuco que ahora solapadamente y torpemente trata de ocultar en el tribunal de Roma. La resistencia de la memoria de las víctimas hace surgir la verdad y ésta ha brillado mucho en la sala del tribunal de Roma.
[Los autores son miembros del Collectif pour les Droits de l’Homme au Chili (France).]
28 de noviembre de 2010
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