la bette davis de los pobres
‘La muerte en acecho y ‘Entre dos corazones’. Los dos largometrajes permiten redescubrir la figura de Ida Lupino, quien sin abandonar su rol de actriz dirigió cine regularmente y en más de una ocasión escribió los guiones de sus películas. Esta pionera terminaría resultando la primera mujer en hacer un film noir.
[Horacio Bernades] Tal vez la turbación del momento haya impedido a Kathryn Bigelow incluir entre sus agradecimientos a Ida Lupino, cuando en marzo recibió el primer Oscar a la dirección cinematográfica jamás concedido a una mujer. A fines de los ’40, cuando Hollywood era "un corral de machos", la señora Lupino, una de sus estrellas femeninas más estimadas, tomó por primera vez la cámara, "cansada de aburrirme en el set, mientras otros hacían el trabajo interesante". De allí en más, y sin abandonar su rol de actriz, esta señora nacida en Londres y radicada desde su adolescencia en Estados Unidos no sólo dirigió cine regularmente (más tarde también televisión, en abundancia), sino que en más de una ocasión escribió los guiones de sus películas. Además de fundar tempranamente, junto a su marido, una productora que le permitió no depender de las majors. Una reciente edición doble del sello Epoca reúne dos de sus películas más conocidas, respetando sus títulos de estreno en Argentina: ‘La muerte en acecho’ [The Hitch-hiker] y ‘Entre dos corazones’ [The Bigamist], ambas de 1953.
Actriz de carácter, Lupino se definió alguna vez como "la Bette Davis de los pobres". Empleadas de la Warner, en los años ’40 la mujer de párpados caídos era una de las stars de la compañía, mientras a Lupino le tocaba, en el mejor de los casos, el papel de partenaire. Pero partenaire de qué estrellas: en el mismo año, 1940, Lupino fue dos veces novia de Bogart, en sendos clásicos del gran Raoul Walsh. Primero, en ‘La pasión manda’ [They Drive by Night], la mejor película de camioneros jamás filmada. Enseguida, en ‘Su último refugio’ [High Sierra], aquélla en la que un Bogart de canas pintadas resiste a tiros en una cabaña montañosa. Parecería que esas experiencias en el cine "de hombres" la marcaron: a la larga, esta pionera múltiple terminaría resultando la primera mujer en dirigir un film noir, treinta o cuarenta años antes de que alguna congénere se animara a seguir sus pasos. La que lo hizo es Kathryn Bigelow: por eso habría sido bueno que en marzo de este año le dedicara un recuerdito.
El film noir que filmó Lupino es ‘La muerte en acecho’. Una de psicópata criminal, en verdad, más que film noir. The Hitch-hiker es la designación que en inglés se le da al que anda a dedo. En este caso, un perverso ladrón y asesino, que no tiene problemas en despachar a sus víctimas. Concisa, tensa, con ráfagas de gran estilo (todo el comienzo, narrado en planos detalle; la escena final, que funda su efecto en la dilatación temporal) y efectivísimos toques de humor (el asesino, que tiene los ojos torcidos, duerme con uno abierto y otro cerrado), ‘La muerte en acecho’ fue escrita por la propia Lupino junto a su socio y marido, Collier Young. Fundadores de la compañía The Filmakers, bajo ese sello Lupino rodó, el mismo año, ‘Entre dos corazones’, que como indica el título original narra el drama de un bígamo (Edmond O’Brien, que en ‘The Hitch-hiker’ hace de una de las víctimas).
En los antípodas del moralismo hollywoodense, en lugar de condenar al protagonista, Lupino busca entender sus razones, permitiendo que el espectador se ponga en su lugar, tanto como en el de sus dos mujeres. Sostenida en un lúcido manejo del punto de vista, ‘The Bigamist’ confirma que la mujer que desde mediados de los ’50 hasta fines de la década siguiente se pondría al frente de incontables episodios de Alfred Hitchcock presenta, ‘La dimensión desconocida’, ‘Dr. Kildare’ y ‘La isla de Gilligan’ conocía los secretos de la puesta en escena. No se trataba de un caprichito de estrella con pretensiones. Está claro que para ella, dirigir cine (y televisión) era un camino de Ida.
18 de diciembre de 2010
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