furia en santa fe
Reacción de la gente ante la falsa promesa de repartos de bolsones. Más de mil personas protagonizaron una pueblada en barrio Yapeyú: saquearon una distribuidora de alimentos y vaciaron una empresa de ingeniería. Los policías fueron insuficientes para contener a la multitud. Seis efectivos resultaron heridos.
Santa Fe, Argentina. La aparición de volantes anónimos en el norte de la ciudad con una falsa promesa de repartir bolsones de comida derivó en una pueblada en el barrio Yapeyú, en la que participaron entre mil y dos mil personas, en su mayoría mujeres y niños, que saquearon una distribuidora de alimentos -donde se almacenaban también colchones y frazadas- y vaciaron una empresa de ingeniería que está al lado, donde se llevaron más de 20 computadoras, muebles y sanitarios. Los incidentes dejaron unos diez policías heridos y varios patrulleros con los vidrios destrozados, cuando un cordón de seguridad de la Guardia de Infantería fue desbordado por la furia de los vecinos y quedó bajo una lluvia de cascotes y piedras. "La orden era no reprimir", dijo el jefe de Orden Público de la policía capitalina, Miguel Albanese, al explicar que los efectivos bajo su mando fueron insuficientes para contener a la multitud. Mientras que el dueño de la fábrica saqueada coincidió que "la gente actuó como una horda enfurecida". "Es como si acá hubiera pasado un tsunami", afirmó el ingeniero Hugo Raimondi, ex presidente de la Unión Industrial de Santa Fe.
El hecho ocurrió en la avenida Teniente Loza al 6.400, el jueves al atardecer, cuando centenares de vecinos de los barrios del norte comenzaron a concentrarse frente a una distribuidora de alimentos. Muchos de ellos tenían en su poder los panfletos con la promesa falsa: "Hoy 21 de julio, el candidato José Corral reparte bolsones". Y agregaban una dirección y un horario, según las imágenes que publicaron ayer algunos canales de cable de Santa Fe.
A partir de las cinco de la tarde comenzaron a convocarse centenares de vecinos de los barrios del norte de la ciudad, entre ellos, Yapeyú, Loyola Norte, Loyola Sur, La Tablada, La Ranita, San Agustín I y San Agustín II. Pero cuando la policía informó que no había ningún reparto de bolsones, el clima de tensión fue creciendo con el correr de las horas y la llegada de nuevos contingentes.
"Cuando yo me constituí en el lugar, ya había más de mil personas, pero después siguió llegando más gente", dijo el comisario Albanese. La policía desplegó entonces un cordón con efectivos de la Guardia de Infantería para contener la presión social que fue desbordado al anochecer.
"La gente no pudo entender que no había ninguna entrega de bolsones con alimentos. Y reaccionó contra el personal policial", explicó Albanese. "Fuimos víctimas de una lluvia de objetos contundentes y cortantes que se arrojaban contra nosotros. Tenemos seis policías heridos, entre ellos el jefe de la seccional 7ª, que quedó encerrado en un móvil con otro personal, rodeado por centenares de personas y sufrió cortes en el cuero cabelludo y un agente de la Agrupación Cuerpos que recibió un impacto debajo del ojo derecho que hoy está bajo tratamiento y corre el riesgo de perder la visión. Los demás sufrieron contusiones y traumatismo", agregó.
"La orden era no reprimir", agregó Albanese. Así que el cordón policial aguantó hasta que fue desbordado por centenares de personas que ingresaron al depósito y lo vaciaron. "Comenzaron a sacar la mercadería que estaba en el depósito. No eran bolsones. Pero sí había paquetes de yerba, azúcar, fideos, leche en polvo, salsa de tomate, colchones y frazadas", comentó el comisario.
La furia de los vecinos siguió después contra una fábrica que está al lado de la distribuidora de alimentos, Espaqfe Ingeniería, que se dedica al diseño y construcción de plantas industriales. Uno de los dueños es Raimondi, ex presidente de la Unión Industrial de Santa Fe.
"La gente se concentró por un papel que se había distribuido para repartir bolsones de comida. Y como no se repartieron, no sabemos por qué, la gente se enfureció y actuó como una horda enardecida. Ingresó a nuestra fábrica y parece que acá pasó un tsunami, quedó totalmente destruida, se robaron 18 computadoras, los escritorios, los sanitarios, las canillas, los teléfonos, la documentación tirada y flotando en el agua, porque al quitar los sanitarios empezó a fluir agua. Ha sido una destrucción increíble. Hay una parte económica que puede ser reparado, pero lo peor es el otro daño: se robaron también el servidor y el backup, donde estaba toda la información de la empresa, incluso de una operación para exportar una planta llave en mano a Centroamérica", comentó.
Raimondi dijo que cuando la gente se concentró frente a la distribuidora de al lado, la fábrica cerró sus puertas. "Cuando nos retiramos había seis o siete vehículos de la Policía, con agentes y armas largas. Nosotros pensamos que era suficiente, que no iba a haber problemas y nos retiramos. Pero después, vino más gente y el subjefe de Policía nos manifestó que habían sido agredidos y que por lo tanto se habían tenido que retirar, que el plantel era insuficiente para reprimir. Acá yo quiero hacer una salvedad porque se confunden los términos: una cosa es reprimir y otra, hacer cumplir la ley cuando hay delitos, que es lo que ocurrió en este caso", concluyó Raimondi.
24 de julio de 2011
23 de julio de 2011
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