Blogia
mQh

nadie nace malo


El escritor sueco de best-sellers policiales, Henning Mankell, habla sobre su reacción ante la masacre en Utoya, del absurdo de las ideas de Anders Breivik y de la necesidad de emprender un diálogo con la derecha.
[Romain Leick] ¿Es esta una historia (la matanza de Breivik en Noruega) y un personaje que usted, como autor de fama mundial de thrillers de crimen, podría haber inventado?

Cada vez que yo escribo, la realidad es siempre peor. Esa es la respuesta que me gusta dar cuando se me pregunta cuánta realidad hay en mis historias. Si yo hubiera usado la parte mórbida de mi cerebro para inventar algo como esto, un hombre abriéndose paso en un campamento de verano y disparando tranquilamente contra un joven tras otro, mis lectores habrían pensado que era completamente increíble, hasta ridículo. La plausibilidad de una historia no le hace el peso a la cruda brutalidad que ocurre en la vida real.

¿Puede calificarse simplemente a Breivik como un perturbado?
Podemos, por cierto, decirnos que su personalidad muestra características psicóticas, que tiene un masivo desorden narcisista y que está lleno de odio. Pero ¿qué significa esto? Quizá es un sicópata, pero eso no explica nada. En los últimos días, he estado pensando sobre (la teórica política alemana) Hannah Arendt y su informe acerca del juicio a Adolf Eichmann en Israel en 1961. ¿Cómo pueden personas aparentemente normales, personas que son amantes padres, hijos y hermanos, ser capaces de tales atrocidades? Se requiere tiempo y distancia para encontrar una respuesta. Pero me temo que algunas cosas seguirán siendo a la larga inexplicables.

Señas de Caín
Su consternación ante el misterio del mal ¿se deriva también del hecho de que Breivik, como dice la policía, surgió literalmente de la nada?
Queremos reconocer tempranamente las características del mal y buscamos huellas de Caín y de estigmas, las señales de advertencia del horror antes de éste ocurra. Pero ese tipo de pensamiento está basado en la magia.

Pero no es sólo cuestión de la banalidad del mal, sino también de nuestra fascinación con el mal.
Usted aborda un aspecto importante. Lo que más temo de todo es que surgirá una nueva discusión sobre el concepto del mal innato. Así es como pensaba la gente hace 500 años. Nadie nace malo. Las personas se hacen malas a través de circunstancias externas, las que provocan conductas malignas.

Pero ¿todos tienen la capacidad inherente de ser malos?
En las guerras de los Balcanes, tras la desintegración de Yugoslavia, vecinos que habían vivido juntos hasta entonces comenzaron súbitamente a atacarse entre ellos. Vi niños soldados en África, niños de 14 y 15 años, que masacraban a sus padres después de que alguien apuntaba un arma a sus cabezas. No estoy seguro de qué hubiese hecho yo, como niño, en su situación. La explicación del mal está en sus circunstancias y condiciones, no en su naturaleza diabólica. Eso es lo que nos enseñó Hannah Arendt.

La Lógica del Soldado
Breivik aparentemente se veía a sí mismo como un asesino político.
Sí. Se ve como un soldado, un guerrero en contra de la supuesta dictadura del marxismo cultural y de la expansión del Islam. Al parecer cree que en 60 o 70 años más, será reconocido retrospectivamente como una figura heroica.

Eso explicaría por qué ha confesado el crimen sin reconocer su culpa.
Pero aunque uno pudiera decir que estaba aplicando la lógica del soldado o el caballero, él habría cometido crímenes de guerra despreciables y violado todas las Convenciones de Ginebra, si yo siguiera el absurdo (de su pensamiento) hasta su conclusión lógica. Esto es precisamente lo que hace posible juzgarlo por crímenes contra la humanidad.

¿Qué poder simbólico esperaba él desatar con sus actos?
He estado pensando durante días sobre qué sociedad ideal imagina Breivik como la alternativa.

¿El mundo ideal de nuestros antepasados?
Lo seguro es que su acto homicida es una expresión de una rebelión contra la complejidad de la sociedad globalizada. Pero ¿qué puede ofrecer él a cambio? Aislamiento, vigilancia, conformidad política impuesta y tolerancia cero.

Consecuencias Políticas
En todo caso su crimen tendrá consecuencias políticas. ¿Está en lo correcto el Primer Ministro noruego, Jens Stoltenberg, cuando promete más democracia, apertura y tolerancia como reacción a este crimen?
La consecuencia de esta tragedia sólo puede ser un diálogo social más vigoroso. La disposición de los demócratas a conversar no puede disminuir, ni hacia los musulmanes ni hacia los populistas de derecha o los nacionalistas. (…)

¿Pueden interpretarse las afirmaciones de los demócratas como ingenuidad?
Este riesgo puede evitarse mediante la calidad de los argumentos y la comunicación. La democracia implica estar tomando continuamente riesgos; está siendo constantemente llamada a probarse, una y otra vez, todos los días. No podemos entrar en pánico por la creciente fuerza de los partidos populistas de derecha en Escandinavia y otras partes. Si una sociedad se quiebra por el miedo, entonces la voluntad de vivir de la democracia se extingue.

Pero, cuando es necesario, una democracia también tiene que defenderse.
Negarse a dialogar es también una forma de rigidez. Hace unas pocas semanas, escuché a un hombre que, sentado en una mesa vecina en un café, descalificaba a los africanos. Giré hacia él y le dije: ¿No sabe usted que la cuna de la raza humana estuvo en el África? ¿Qué todos nosotros, incluido usted y yo, compartimos los mismos ancestros africanos? Me reconoció, se quejó un poco y se ensimismó. Quizá sembré algo en su cabeza.

Sociedades Liberales
¿Es posible que la inmigración musulmana esté copando, tanto política como moralmente, a las sociedades liberales e ilustradas de Occidente?
Históricamente hablando, casi todas las sociedades europeas surgieron de oleadas de inmigración. Millones de europeos, incluidos muchos suecos, fueron también inmigrantes en África. Debemos estar constantemente vigilantes y resistir la tentación de convertir a las minorías en chivos expiatorios de nuestros problemas.

¿Es Escandinavia, especialmente después de esta masacre, una utopía perdida?
Lo mismo se preguntó tras el asesinato del Primer Ministro sueco, Olof Palme, en 1986. Hay un mito sueco, aunque más probablemente creado por extranjeros que por los suecos, que dice que son liberales, tolerantes, ilustrados, pudientes, armoniosos, igualitarios y unidos. La mayor parte de eso es verdad. Pero no significa que no estemos enfrentados a diversos y graves problemas sociales y políticos. Por otra parte, no creo que el crimen de un individuo, por incomprensible que sea, pueda cambiar a una sociedad entera.

Sin Miedo
En sus obras, expone reiteradamente las grietas, fracturas y lados oscuros del modelo sueco de sociedad. ¿Se siente personalmente amenazado por alguien como Breivik?
Fui de hecho físicamente atacado una vez por un hombre en la calle que de repente saltó sobre mía y me dio un fuerte golpe en la cabeza. Recibo mensajes de amenaza y odio. Pero no me intimidarán.
9 de agosto de 2011
5 de agosto de 2011
©la nación

0 comentarios