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Documentos encontrados en Trípoli demuestra estrechos lazos de la CIA con el servicio de espionaje de Libia.
[Rod Nordland] Trípoli, Libia. Documentos encontrados en una oficina abandonada del ex jefe del espionaje libio proporcionan nuevos detalles sobre las estrechas relaciones de la Central de Inteligencia Americana (CIA) con el servicio de inteligencia libio: en al menos ocho ocasiones, Estados Unidos habría enviado a Libia a sospechosos de terrorismo para ser interrogados en ese país, pese a su reputación por el uso de la tortura.
Aunque se sabía que los servicios de inteligencia occidentales habían empezado a colaborar con Libia después de que el país abandonara su programa para construir armas no convencionales en 2004, los documentos dejados atrás cuando los rebeldes entraron a Trípoli muestran que la cooperación era mucho más amplia de lo que se creía generalmente, tanto con la CIA como con su equivalente británico, el MI-6.
Algunos documentos indican que la agencia británica estaba incluso dispuesta a rastrear números de teléfono para los libios, y otro documento parece ser la propuesta de un discurso escrito por los norteamericanos para el coronel Muamar al-Gadafi sobre su renuncia a las armas no convencionales.
Los documentos fueron descubiertos el viernes por periodistas y Human Rights Watch. Había al menos tres carpetas con documentos en inglés, una de ellas marcada como CIA y las otras dos como MI-6, entre una enorme pila de documentos en árabe.
Fue imposible verificar la autenticidad de los documentos y ninguno de ellos lleva membrete. Pero las carpetas incluyen algunos documentos que hacen específica referencia a la CIA y sus detalles son consistentes con lo que se sabe sobre la transferencia de sospechosos de terrorismo al extranjero para ser interrogados, y con otras prácticas de la agencia.
Y aunque el alcance de los traslados de prisioneros a Libia no era público, informes en los medios de prensa lo mencionaron a veces como un país que era utilizado por Estados Unidos como parte de su criticado programa de entregas de sospechosos de terrorismo.
Una portavoz de la CIA, Jennifer Youngblood, se negó el viernes a hacer comentarios sobre los documentos. Pero agregó: "No puede sorprender a nadie que la Central de Inteligencia Americana trabaje con gobiernos extranjeros para ayudar a proteger nuestro país contra el terrorismo y otras amenazas."
El ministerio de Asuntos Exteriores británico declaró: "Es una política permanente de nuestro gobierno no hacer comentarios sobre asuntos de inteligencia."
Aunque la mayoría de las entregas mencionadas en los documentos parecen haber sido operaciones de la CIA, al menos una de ellas fue realizada por el MI-6.
"El programa de entregas consistía en entregar a personas de interés relacionadas con al Qaeda para que fueran torturadas y sacarles así información", dijo Peter Bouckaert, director de emergencias de Human Rights Watch, que estudió los documentos en la sede del servicio secreto en el centro de Trípoli.
Los documentos cubren el periodo 2002-2007, y muchos de ellos se concentran en el periodo de que va fines de 2003 y 2004, cuando Moussa Koussa era director de la Organización de Seguridad Exterior. (Koussa fue el último ministro de Relaciones Exteriores de Libia.)
El discurso que parece haber sido redactado para el coronel Gadafi fue encontrado en la carpeta de la CIA y parece haber sido enviado justo antes de la Navidad de 2003. El discurso, de una página, describe al dictador libio bajo una luz positiva. Concluye, usando el nombre revolucionario que se daba el gobierno libio, que "en una época en que el mundo está celebrando el nacimiento de Cristo, y como muestra de nuestra contribución a un mundo lleno de paz, seguridad, estabilidad y compasión, la Gran Jamhariya ofrece su honesto llamado para la creación de una zona libre de armas de destrucción masiva en el Medio Oriente."
El chaparrón de comunicaciones sobre las entregas están fechadas después de la renuncia de Libia a su programa de armas. En varios casos los documentos hablan explícitamente sobre la detención de un sospechoso por un gobierno amigo, y luego sugiere enviar un avión para recoger al sospechoso y entregarlo a Libia para ser interrogado. Un documento incluye un listado de 89 preguntas que los libios debían hacer a un sospechoso.
Aunque algunos de los documentos advierten a las autoridades libias respetar los derechos humanos de los detenidos, la CIA no obstante los entregó -para ser interrogados- al servicio libio, que tiene una conocida historia de brutalidad.
Un documento en la carpeta de la CIA dice que los operativos estaban "en condiciones de entregar a Shaykh Musa para ser puesto bajo su custodia, similar a lo que hemos hecho con otros miembros del LIFG en los últimos tiempos." El LIFG es el Grupo de Combate Islámico Libio, que buscaba el derrocamiento del coronel Gadafi, y que los estadounidenses creen que tenían vínculos con al Qaeda.
Cuando los libios pidieron que les enviaran a Abu Abdullah al-Sadiq, otro militante del grupo, el funcionario encargado escribió, el 4 de marzo de 2004, que "estamos comprometidos a desarrollar esta relación para beneficio de nuestros dos servicios" y prometió hacer lo que podía para localizarlo, de acuerdo a un documento en la carpeta de la CIA.
Dos días después, un funcionario envió un fax a los libios diciendo que Sadiq y su mujer embarazada estaban planeando viajar a Malasia y las autoridades de ese país accedieron a subirlos a un vuelo de la British Airways con destino a Londres, que paraba en Bangkok. "Estamos planeando encargarnos de la pareja en Bangkok y subirlos a nuestro avión para llevarlos a su país", escribió el funcionario.
Bouckaert, de Human Rights Watch, dijo que se había enterado, leyendo los documentos, que Said era el nombre de guerra de Abdel Hakim Belhaj, que ahora es un jefe militar de los rebeldes.
En una entrevista el miércoles, Belhaj entregó una detallada descripción de su encarcelamiento, que se corresponde con lo que se lee en los documentos. También dijo que fue detenido en Bangkok y que fue torturado por dos funcionarios de la CIA.
En una ocasión, los libios trataron de enviar su propio avión para extraditar a un militante del Grupo de Combate Islámico Libio, Abu Munthir, y su esposa e hijos, que estaban detenidos en Hong Kong debido a irregularidades en los pasaportes.
Sin embargo, el avión libio fue enviado de vuelta, aparentemente debido a que las autoridades de Hong Kong no querían que aterrizaran aviones libios en el país. En un documento clasificado como "Secreto / Sólo Estados Unidos /Excepto Libia", se sugiere a los libios que alquilen un avión en otro país. "Si el pago de un vuelo chárter es un problema, nuestra agencia estaría dispuesta a colaborar con el dinero", dice el documento.
Mientras que el interrogatorio de militantes de una organización terrorista obviamente tenía valor para la inteligencia occidental, la cooperación fue más allá de eso. En un caso, por ejemplo, los libios pidieron a los operativos rastrear un número de teléfono para ellos, y en un documento que estaba en la carpeta del MI-6 se respondía que pertenecía a la Red Árabe de Noticias [Arab News Network] en London. No está claro por qué querían saber los libios a quién pertenecía ese número de teléfono.
Los documentos también sugieren indicios de rivalidades entre los servicios en cuanto a Libia. En la carpeta del MI-6, un documento se jactaba de haber entregado a alguien llamado Abu Abd Alla a los libios. "Esto era lo menos que podíamos hacer por usted para demostrarle la extraordinaria relación que hemos construido en los últimos años", se lee en un fax sin firma de 2004.
"Curiosamente, recibimos una petición de los estadounidenses para canalizar peticiones de información de Abu Abd a través de ellos, lo que no tenemos intención de hacer."
[Scott Shane contribuyó al reportaje desde Washington.]
4 de septiembre de 2011
2 de septiembre de 2011
©new york times
cc traducción c. lísperguer

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