carabineros y la cultura de la corrupción
columna de lísperguer
Presidente Piñera nombra nuevo director general de Carabineros.
Se podría llegar a creer que el general Gordon no intervino para modificar el parte, pese a las declaraciones de uno o más subalternos implicados en el caso, pero no que no se hubiese enterado posteriormente. Tras enterarse, debió haber exigido la reposición del parte original y sancionado a los subalternos implicados por una conducta muy reprochable -la misma que el general rechazó cuando fustigó la mentira con ocasión de su renuncia. Pero lo más probable es que -sobre todo a la luz de otras revelaciones recientes sobre Gordon en cuanto a su intervención para promover a funcionarias de su predilección y en cuanto a otros privilegios de que goza, hoy también conocidos por la opinión pública- en la institución, y en realidad en todas las instituciones chilenas, este tipo de conductas en que autoridades favorecen a familiares son consideradas normales y hasta buenas, según el dogma cultural que obliga a proteger y favorecer a familiares y amigos. Esta suerte de corrupción institucionalizada y enquistada en la cultura es muy difícil de extirpar y es igualmente difícil convencer a otros chilenos de que es una conducta inmoral e indeseable.
¿Por qué puede el presidente nombrar a un primo hermano en un importante cargo público y no puede el jefe de carabineros borrar un parte para proteger a su hijo? ¿Por qué puede el conservador de bienes raíces emplear a toda su familia en la institución y no puede un carabinero favorecer a sus cercanos más leales?
Cuando el general González defendió a Gordon empleó la lengua con innecesaria ligereza -al usar la palabra infamia-, pero es comprensible en su contexto y pierde gravedad cuando el propio general lo reconoce y ofrece sus disculpas. Eso es un buen signo.
Y otro buen signo, y más importante, es que abandonó la justificación de esa falsificación de un documento público cuando argumentó primeramente que los subalternos lo habían hecho para proteger la seguridad de la institución -que no puede ni debe nunca ser defendida mintiendo y delinquiendo, pues con ello se pueden justificar los peores abusos (como cuando se niega colaboración en casos de derechos humanos argumentando que se perjudica la seguridad nacional).
Gordon era un general controvertido cuyo mando se caracterizó por actos ilegales o al filo de la ilegalidad: innecesaria violencia policial, espionaje, torturas, asesinatos cometidos por carabineros y dejados en la impunidad, favoritismo. Amplios sectores de la ciudadanía exigieron durante meses su renuncia. La aceptación de esta por el presidente fue una buena decisión.
lísperguer
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