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contra la corrupción institucionalizada


Ley permite que funcionarios públicos puedan recibir obsequios de cabilderos. Obama le quiere poner fin. Editorial MNYT.
En su primer día en el cargo, el presidente Obama rompió una lanza por el buen gobierno con su orden presidencial prohibiendo que los funcionarios por nombramiento político acepten obsequios de cabilderos. Ahora el gobierno está proponiendo, y con toda razón, extender la prohibición a todos los empleados federales de carrera -2.6 millones de personas.
La prohibición, sobre la que el público puede hacer comentarios hasta mediados de noviembre, terminaría la actual excepción que tolera que un cabildero pueda ofrecer a un funcionario hasta cincuenta dólares al año en obsequios, incluyendo comidas, espectáculos e invitaciones a eventos.
Más significativamente pondría fin a la prática de permitir que los empleados federales tengan acceso gratuito a funciones comerciales y sociales patrocinadas por cabilderos si son consideradas "ampliamente visitadas." En sus normas propuestas para una prohibición más estricta, la Oficina de Ética Gubernamental dijo que el peligro de esa laguna no provenía tanto del descarado quid pro quo, sino más bien del cultivo de familiaridad y acceso" que los cabilderos usan como su especialidad.
El proyecto no restringe la asistencia de funcionarios de carrera a eventos educativos y profesionales. Pero la Liga Americana de Cabilderos está advirtiendo, sin embargo, que la restricción implicará una "disminución del nivel de gobierno" si quiere frenar interacciones supuestamente valiosas -como si las recepciones para clientes de cabilderos hubiesen sido alguna vez fuentes de información independiente. La liga ofreció una sensata crítica al observar que la prohibición afecta solamente a cabilderos reconocidos e ignora a las organizaciones de interés especial sin fines de lucro que pueden tener lazos con organizaciones de cabilderos. Ellas también deberían ser incluidos en la prohibición.
Según la propuesta, la norma codificaría la prohibición de modo que permanezca después del gobierno de Obama. Cualquier sucesor que quiera rescindirlo, tendría que explicar por qué él o ella determinó poner los intereses de K Street por sobre los del resto del país.
3 de octubre de 2011
1 de octubre de 2011
©new york times
cc traducción c. lísperguer

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