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chile ad portas de la tiranía


columna de lísperguer
Ministro Ribera acosa a jueces para que adopten criterio del gobierno en juicios por desorden público.

Está demás subrayar la gravedad de las palabras del ministro Ribera. No son amenazas veladas; son amenazas explícitas. El ministro ha amenazado con truncar la carrera judicial de los jueces si no aplican la interpretación de la ley que favorece el gobierno cuando se trata de detenidos por desórdenes públicos. Es una amenaza escandalosa que debiese implicar una acusación constitucional y la destitución del ministro.
Aparte de que viola el derecho constitucional que consagra la independencia de los poderes, en lo que atañe el fondo la exigencia de que los jueces fallen según le parece al gobierno implica que, por decreto, los jueces debiesen adoptar el punto de vista de una de las partes en el litigio, lo que es una aberración en la jurisprudencia occidental. Ese punto de vista nos acerca peligrosamente a una tiranía.
El poder judicial no está libre de culpa. Durante la dictadura hizo la vista gorda o colaboró con el régimen. Ninguno de esos jueces colaboracionistas ha sido ni denunciado ni llevado a juicio. Los nombramientos políticos, aberrantes en algunos casos, han implicado fallos escandalosos que protegen a los criminales pinochetistas con penas ridículamente leves, aplicación de la ley de amnistía o de prescripción de la acción penal -pese a que Chile ha firmado todos los convenios internacionales que tienen estas figuras como ilegales. Los crímenes de derechos humanos no prescriben ni pueden ser amnistiados. Sin embargo, ni los gobiernos de la Concertación ni este de la Alianza han emprendido nada contra esos jueces -que son en realidad fanáticos de extrema derecha infiltrados en el poder judicial por el presidente Lagos- por lo que debiéramos suponer que fueron nombrados, y son tolerados justamente para que se encarguen del trabajo sucio de proteger a los militares más cobardes, traidores y crueles en la historia de Chile como parte del pacto entre la dictadura y la clase política a fines de los años ochenta.
Si además de esta situación que describo, ahora los jueces debieran aplicar la ley según le parece a este gobierno de extrema derecha, entraríamos de lleno en una situación que sólo se puede describir como tiranía.
lísperguer

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