qué está pasando en uganda
¿Puede Estados Unidos hacer la diferencia?
Bas-Uele, Congo. Mientras los monos aúllan arriba en la selva, un fatigado teniente del ejército congoleño no esconde su frustración. Enviado a las remotas selvas en las enormes extensiones del nordeste de la República Democrática del Congo para perseguir a los rebeldes de Ejército de Resistencia del Señor (LRA) de Uganda, sus tropas apenas tienen municiones y no han tenido provisiones ni paga durante meses. Pero reserva su ira sobre todo para sus presuntos aliados, el ejército ugandés. "Es una guerra torcida y los ugandeses están luchando con el LRA", dice. "Tienen todas las armas del mundo, pero no son serios".
Han pasado casi tres años desde que Uganda enviara tropas al Congo, Sudán del Sur y la República Centroafricana para perseguir a sus fanáticos compatriotas, pero los resultados obtenidos por la coalición han sido magros. Joseph Kony, el psicópata que dirige el LRA, ha eludido la captura, lo mismo que sus principales comandantes. Entretanto, los rebeldes han asesinado desde entonces a cerca de dos mil cuatrocientos campesinos y secuestrado al menos a tres mil cuatrocientos más.
Fue contra este sombrío telón de fondo que el gobierno estadounidense dice que enviará asesores militares y personal de apoyo -en total unos cien militares- para ayudar a coordinar la cacería de Kony y sus hombres. Aunque no hay garantías de éxito, se espera que este modesto despliegue salve una misión que está al borde del fracaso.
Lisiada desde el principio por una larga historia de rencores, la coalición dominada por Uganda se está desmoronando. Sudán del Sur, recientemente independiente y acuciado por problemas, no tiene ninguna gana de luchar contra el LRA. El año pasado, la República Centroafricana, que prácticamente no tiene ejército propio, ordenó el retiro de las tropas ugandesas de algunas áreas en medio de sospechas de que estaban contrabandeando diamantes. Y, aunque la mayoría de los asesinatos de civiles han ocurrido en su territorio, el Congo quiere que las tropas ugandesas se retiren completamente antes de las elecciones presidenciales del Congo este próximo mes.
El renovado respaldo estadounidense a las operaciones puede estimular la decaída moral de la coalición y reforzar la influencia diplomática de Washington ante aliados reticentes. Aunque los soldados norteamericanos no participarán directamente en el conflicto, se espera que su presencia mejore la conducta de algunas fuerzas locales, ayude con la inteligencia y aporte el necesario orden a la campaña. "Es un paso en la dirección correcta", dijo Anneke Van Woudenberg, de Human Rights Watch, una organización con sede en Nueva York que es una de las varias que apoya la decisión. "Pero no es suficiente, deberían estar preparados para hacer más".
Ese es el problema. Barack Obama puede dudar en enviar más de sus limitadas tropas si la oposición republicana continúa aprovechando el tema para criticarlo por embarcarse en lo que dice que es otra imprudente aventura en el exterior. Rush Limbaugh, un influyente presentador de radio de extrema derecha, ha llamado la atención sobre el "Señor" en la sigla LRA y se quejó de que la "invasión" de Uganda podría "exterminar a los cristianos". Y el senador John McCain, ex candidato presidencial republicano, ha metido la cuchara advirtiendo sobre el peligro de un atolladero estilo Vietnam.
En la selva, el teniente dijo que se había enterado de que los combatientes del LRA se dirigen hacia su ubicación. Pero debido a que su unidad no cuenta con un radio, tomará un día que un correo lleve el mensaje a la siguiente posición del ejército. "Probablemente ya están aquí", dijo, encogiéndose de hombros.
[Foto viene de War Is Boring.]
30 de octubre de 2011
21 de octubre de 2011
©the economist
cc traducción c. lísperguer
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