asesinato por omisión
columna de lísperguer
Pese al hecho de que el antídoto contra la sobredosis por heroína le ha salvado la vida a decenas de miles de personas, sólo se puede adquirir con receta.
Se lee a menudo en la prensa -al menos en Estados Unidos y Europa- sobre muertes por sobredosis y creemos todos que la sobredosis fatal es el resultado natural del consumo continuado y excesivo de drogas opiatas, como la heroína. Esas muertes las consideramos como muertes anunciadas. Sin embargo, existe un potente antídoto que bloquea de inmediato los efectos de los opioides y ya ha salvado la vida de miles de personas, tanto de pacientes de drogas opioides por prescripción como de personas que obtienen heroína u otros opiatos de fuentes no médicas. Se trata del antídoto naloxona, conocido comercialmente como Narcan.
En Estados Unidos las muertes como resultado de lesiones -entre las que se apuntan las sobredosis- se cuentan en decenas de miles al año. En 2009, murieron por esta causa algo más de 37 mil personas. Más de la mitad de estas murieron por sobredosis, y de estas la mayoría por sobredosis fatales de opioides por prescripción y por el uso de heroína combinada con drogas depresivas, como el Valium o el Xanax.
De fácil aplicación -por aspiración nasal o inyección-, y sin efectos secundarios peligrosos, el fármaco "puede revertir rápidamente los efectos potencialmente letales de las drogas opiatas, que incluyen la heroína y los analgésicos de venta restringida con receta médica como OxyContin y Vicodin".
La eficacia del fármaco ha sido demostrada fehacientemente. En Chicago se inició en 2001 un programa que hasta hoy ha distribuido once mil dosis. Las muertes por sobredosis se redujeron en más del 20 por ciento y ha continuado bajando. Su aplicación logró 2.720 recuperaciones. En todo el país, y desde 2010, la Harm Reduction Coalition ha distribuido más de 50 mil dosis. En un año logró más de 10 mil recuperaciones.
Pero pese a sus demostrados y positivos resultados a la hora de rescatar a pacientes de la muerte, su venta sigue siendo restringida y sólo se puede obtener con receta médica. Curiosamente, otros antídotos contra la sobredosis, como la insulina y el Tylenol, que si son mal administrados pueden tener graves secuelas o efectos fatales, se pueden adquirir sin receta.
Lo más curioso, y en realidad monstruoso de este asunto, es que el antídoto naloxona no se puede adquirir sin receta en las farmacias porque los legisladores creen que la reducción de los daños relacionados con las drogas puede conducir a un mayor consumo de drogas. En otras palabras, los pacientes de sobredosis, que no tienen porque morir y que pueden recuperarse con el antídoto, están muriendo por la voluntad de un grupo de energúmenos que los prefieren muertos que vivos. Se trata de un explícito asesinato por omisión, y ello pese a que nadie ha comprobado nunca que la distribución de naloxona aumente los índice de drogadicción. Es evidente que esos legisladores no consideran pacientes a los drogadictos y que, por una razón ideológica espuria, los dejan morir, negándoles el acceso a la salud: impidiendo la venta sin receta de un fármaco que ni es droga ni tiene efectos secundarios notorios y que podría salvar la vida de decenas de miles de personas. Ciertamente en esto, como en otras cosas, Estados Unidos no es el modelo a seguir.
Nota
No sirve contra la sobredosis de cocaína.
lísperguer
Recomiendo leer
For Many, a Life-Saving Drug Out of Reach
Maia Szalavitz
en The New York Times
traducido bajo el título de
Vital contra sobredosis pero inaccesible
en mQh
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