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más estrategia para irán


Las negociaciones con Irán sobre su programa de armas nucleares inquieta a la prensa norteamericana. Zanahorias y palo, propone un editorial de Washington Post.
Las posibilidades de que Occidente logre impedir pacíficamente que Irán construya armas nucleares parecieron mínimas durante la reunión de esta semana de la Agencia Internacional de Energía Atómica. El personal de la agencia informó que Irán todavía no colaboraba completamente con su investigación sobre el programa secreto de enriquecimiento de uranio iniciado por Irán hace 18 años. Entretanto, funcionarios iraníes dejaron claro que sus negociaciones con los gobiernos europeos que intenten un congelamiento a largo plazo de ese programa, no conducirán a ninguna parte. Una moratoria permanente, dijo el delegado iraní, "no era un tema de discusión y no lo sería".
Aunque suena mal, hay algunas buenas noticias: El gobierno de Bush y sus aliados europeos han iniciado medidas para remendar sus propias riñas de poca importancia sobre Irán. Por esto, el presidente Bush y la ministro de Relaciones Exteriores merecen elogio. Durante varias visitas a Europa en las últimas tres semanas, han dejado de desalentar las negociaciones europeas con Irán y sugirieron que Estados Unidos podría estar dispuesto a unirse al ofrecimiento de concesiones a Teherán. No es probable que los posibles favores, incluyendo el respaldo a la incorporación iraní a la Organización Mundial del Comercio y piezas de recambio para la aviación civil, convenzan al régimen clerical de Irán. Pero el cambio en la posición del gobierno, que Bush dijo que estaba todavía considerando, podría retirar un obstáculo importante a la cooperación con Gran Bretaña, Francia y Alemania, que dicen que el rechazo de Estados Unidos a unirse a sus concesiones a Irán está socavando el trabajo de su diplomacia.
Varios importantes personeros de gobierno se oponen resueltamente a cualquier negociación que tenga como efecto reforzar el régimen actual de Irán, que es profundamente impopular en casa y posiblemente vulnerable a una insurrección democrática. Sin embargo, la ventaja de la nueva posición del gobierno, si se mantiene, es que haría posible responsabilizar a Teherán del probable fracaso de la diplomacia. Los europeos han dicho que si fracasan las negociaciones, estarán dispuestos a unirse a Estados Unidos para llevar el caso de Irán ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para posibles sanciones. Cooperando ahora, Bush puede crear la oportunidad para medidas más severas de Occidente en los meses por venir -medidas que de otro modo serán paralizadas por el desacuerdo transatlántico. Causará un serio traspiés a los ulemas, cuya estrategia ha sido alentar la división occidental, la que bloquea toda acción efectiva contra ellos.
Para que esta estrategia de resultados, los gobiernos europeos deberán cumplir sus promesas de apoyar el uso del palo, y no solamente de las zanahorias, contra el régimen iraní, si mantiene su posición actual. ¿Y si Teherán retrocede y accede a considerar un fin permanente a sus intentos de adquirir la capacidad de construir armas nucleares?
Entonces el gobierno de Bush tendrá amplia oportunidad de considerar, y consultar con Europa, si se puede cerrar un trato semejante, y en qué términos.

7 de marzo de 2005
©washington post
©traducción mQh

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