obama llama a empezar de nuevo
5 de junio de 2009
El discurso de 55 minutos causó impacto entre muchos musulmanes en el Oriente Medio árabe. Para deleite de la audiencia en el vestíbulo abovedado de la Universidad de El Cairo, donde habló, y más allá, el presidente destacó los logros culturales, científicos e intelectuales del islam.
Utilizando un lenguaje conciliatorio y un medido tono explicativo, el primer presidente afroamericano de Estados Unidos, cuya familia keniata tiene profundas raíces islámicas, recurrió a la historia, la biografía, los principios morales y los intereses mutuos para disipar los estereotipos culturales que dividen a cristianos de musulmanes, árabes de judíos y a Estados Unidos de muchos en el credo musulmán. Sus gestos aparentemente modestos pero simbólicamente importantes cosecharon cálidos aplausos, incluyendo el uso de la frase "que la paz sea con Él" según una referencia al profeta Mahoma. En árabe, recurrió al tradicional saludo de "la paz sea con vosotros" a nombre del pueblo americano, nuevamente granjeándose los aplausos de la audiencia.
Cuando llamaba a los presidentes del mundo musulmán a "anteponer los intereses de sus pueblos y las operaciones legítimas del proceso político a los intereses partidistas", un hombre gritó: "¡Barack Obama, te queremos!" El presidente respondió simplemente: "Gracias", y volvió rápidamente a sus observaciones. Al final del discurso, recibió una ovación de pie y algunos corearon: "O-bam-a, O-bam-a".
"Egipto también ha sufrido por el terrorismo", dijo Ahmed el-Shoura, 21, estudiante de ciencias políticas en la Universidad de El Cairo que asistió al discurso. "La cuestión es cómo hacerle frente: ¿militarmente, o de otro modo? Obama mostró hoy que entiende esta diferencia y sabe cómo manejarla".
Obama citó a John Adams, el Corán, la Biblia y el Talmud para sostener que "mientras nuestra relación se defina por nuestras diferencias, daremos poder a los que siembran el odio antes que la paz, a los que fomentan el conflicto antes que la cooperación que puede ayudar a nuestros pueblos a alcanzar justicia y prosperidad".
"Este ciclo de sospechas y discordia debe terminar", dijo Obama. "He venido a El Cairo a buscar un nuevo comienzo entre Estados Unidos y los musulmanes en el mundo, un comienzo basado en los intereses mutuos y en el respeto mutuo, y en la verdad de que Estados Unidos y el islam no se excluyen uno al otro y no necesitan competir".
El intensamente esperado discurso atrajo a tres mil invitados, incluyendo a quinientos periodistas, a la Universidad de El Cairo, y a una audiencia de decenas de millones de espectadores más que miraron el discurso en redes de televisión nacionales, en redes sociales en internet y en servicios de mensajería instantánea facilitados por el gobierno en una variedad de idiomas.
Durante la campaña presidencial, Obama prometió alargar la mano directamente a los rivales de Estados Unidos si era elegido, y el discurso del jueves marcó su intento más importante de cambiar la dirección de las relaciones de Estados Unidos con los países islámicos, lazos que se deterioraron notoriamente durante el gobierno de Bush.
A veces el presidente sonó íntimo y a veces increpante, criticando a países islámicos y al suyo propio por permitir que las diferencias fueran explotadas con fines violentos "por una pequeña pero poderosa minoría de musulmanes". En una frase rotunda, y enfadado, dijo a la audiencia que los atentados del 11 de septiembre de 2001 no eran "opiniones para ser debatidas" sino "hechos a los que debía hacerse frente".
Mientras hablaba, la red de televisión por satélite árabe al-Yazira transmitía una nueva declaración de Osama bin Laden, instando a los musulmanes a "prepararse para una larga guerra contra los infieles del mundo y sus agentes".
Refiriéndose a veces al legado islámico de su padre y su infancia en Indonesia, el país musulmán más densamente poblado, Obama hizo de su propia biografía el punto de partida para una nueva relación de Estados Unidos con el islam. Recordó nostálgicamente el llamado a la oración "al romper el alba y a la hora del crespúsculo" cuando era niño en Indonesia, detalles biográficos que mencionó rara vez durante la campaña, cuando su árbol genealógico musulmán era visto con sospecha por algunos votantes. El jueves, casi al inicio de sus observaciones, declaró su fe cristiana.
Al mismo tiempo, Obama habló a los musulmanes sobre sus más sentidas fuentes de indignación con palabras y frases que usarían ellos mismos, como "ocupación", para describir la presencia de Israel en territorios palestinos. Usó un lenguaje similar en sus observaciones sobre la invasión norteamericana de Iraq y el legado de los violentos métodos de interrogatorio usados por Estados Unidos y la cárcel en Bahía Guantánamo, Cuba.
Criticó a Irán, Israel, los palestinos y Estados Unidos, pero no llegó a disculparse por las políticas pasadas de Estados Unidos, como habían advertido que haría algunos conservadores estadounidenses.
Gran parte de su misión era convencer a los musulmanes de que Estados Unidos "no está, y no estará nunca en guerra con el islam", repitiendo una declaración que hizo en Turquía hace dos meses. Describió la valiosa contribución de los musulmanes en la historia de Estados Unidos desde la fundación del país. Observó que Thomas Jefferson mantenía un ejemplar del Corán en su biblioteca personal y contó a la audiencia compuesta por profesores, líderes políticos y religiosos, y estudiantes y otros que "hay una mezquita en todos los estados de nuestro país".
"Del mismo modo que los musulmanes no se ajustan a estereotipos crudos, Estados Unidos no es el estereotipo burdo de un imperio con intereses creados", dijo. "Estados Unidos ha sido una de las grandes fuentes de progreso que ha conocido el mundo".
El presidente egipcio, Hosni Mubarak, rechazado aquí por la oposición política por su férreo control de los medios y las fuerzas de seguridad que a menudo utiliza contra ellos, recibió a Obama con una fastuosa ceremonia en el Palacio Qubba, donde los dos discutieron los intentos de paz en Oriente Medio y el programa nuclear de Irán. Luego recorrieron la Mezquita del Sultán Hassan, del siglo trece, y visitaron las pirámides.
En su discurso, uno de los más largos que ha dado y el elemento central de su viaje de cinco días por Oriente Medio y Europa, Obama utilizó palabras más severas y específicas que en declaraciones previas sobre algunos de los temas más debatidos en el mundo musulmán.
Sobre el conflicto palestino-israelí, Obama dijo: "Son bien conocidos los fuertes lazos entre Estados Unidos e Israel. Ese lazo es inquebrantable". Mencionando el exterminio de seis millones de judíos en el Holocausto nazi, Obama dijo que "amenazar a Israel con la destrucción, o repetir estereotipos sobre los judíos, es profundamente erróneo", en una tácita referencia al gobierno iraní. La audiencia no aplaudió.
Al mismo tiempo, Obama dijo que "es también innegable que el pueblo palestino -musulmanes y cristianos- ha sufrido en la búsqueda de una patria".
"Deben soportar las diarias humillaciones -grandes y pequeñas- que acompañan la ocupación", dijo, utilizando un término que no usó después de su encuentro con el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, el mes pasado. "Que no quede ninguna duda: La situación del pueblo palestino es intolerable".
Obama criticó la política israelí de construir en tierras ocupadas en la Guerra de Oriente Medio de 1967, diciendo que "Estados Unidos no acepta la legitimidad de los continuados asentamientos israelíes". Dijo que "es hora de detener esos asentamientos", y llamó a los palestinos a "abandonar la violencia".
"Durante siglos, la gente negra de Estados Unidos sufrió los azotes del látigo durante la esclavitud y la humillación de la segregación", dijo. "Pero no fue la violencia con la que se conquistó la igualdad de derechos. Fue la insistencia pacífica y determinada en los ideales que están en el corazón de la fundación de Estados Unidos".
Obama reconoció la "controversia sobre el fomento de la democracia en los últimos años", pero declaró claramente, ante una audiencia que incluía a algunos que se oponen al gobierno autocrático de Mubarak, que "los gobiernos que protegen esos derechos son en última instancia más estables, más exitosos y más seguros".
"Ningún sistema de gobierno puede o debe ser impuesto por un país sobre otro", dijo Obama. Pero agregó que "tengo la firme creencia de que todos los pueblos anhelan ciertas cosas", mencionando la libertad de expresión, la autonomía y el estado de derecho, entre otros principios".
"Estuvo muy centrado y mencionó muchos elementos cruciales para nosotros", dijo Saneya Mohammed Rizk, 58, profesora de enfermería en la Universidad de El Cairo, con sus cabellos cubiertos por un pañuelo.
Hablando en su discurso sobre los derechos de la mujer, Obama dijo: "Rechazo la idea de algunos en Occidente de que una mujer que prefiere cubrir sus cabellos es de algún modo menos igual, pero sí creo que una mujer a la que se le niega la educación se le niega la igualdad". Fue aplaudido por la audiencia.
"Creo que podrá alcanzar ese objetivo", dijo Rizk sobre la aspiración de Obama de empezar de nuevo con el mundo musulmán. "Tiene la intención de colaborar con nosotros, y eso es bueno".
©washington post
cc traducción mQh
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