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disidencia digital en kuwait


[Steve Coll] La mensajería de texto es la nueva herramienta del underground político.
Ciudad de Kuwait, Kuwait. El celular de Rola Dashti zumbaba en la embriagadora noche el 7 de marzo, horas después de que hubiera ayudado a dirigir la más importante manifestación por el derecho a voto de la mujer en la historia de Kuwait, una clamorosa protesta que terminó cuando cientos de activistas fueron expulsadas del parlamento por gritar desde la galería.
Apretó el botón de mensajes de texto y leyó un anónimo insulto que circula en cientos de teléfonos kuwaitíes, pintadas digitales que atacaban el origen persa de su familia e insultaban a su madre libanesa. "Esto es lo que los votantes ganarán si votan por Rola Dashti", decía el mensaje, según recordaba. "Aprenderán a hablar con acento iraní. Aprenderán a hablar con acento libanés. Y luego aprenderán cómo trabajar en la embajada norteamericana para llenarse los bolsillos".
En esta turbia primavera política de protestas y debates sobre la democracia en los represivos países árabes, la mensajería de texto se ha transformado en un poderoso canal clandestino de declaraciones espontáneas y a menudo groseras, especialmente en las ricas monarquías petroleras del Golfo Pérsico, donde los celulares son comunes -aunque no las inocentes conversaciones sobre política.
Los manifestantes usan la mensajería de texto para movilizar a los seguidores, soslayar a las autoridades y llenar rápidamente los sitios de protesta. Los candidatos que se preparan para las limitadas elecciones usan los servicios de texto para llamar a los partidarios a las urnas o para circular clandestinamente listas de candidatos en países que supuestamente prohíben las agrupaciones políticas. Y a través de todo esto, activistas anónimos bombardean a sus adversarios con miles de chistes, insultos y poemas humorísticos.
"Significa que estoy poniendo nervioso a alguien", dijo Dashti sobre los reproches que recibe. "Estoy en sus listas", dijo, refiriéndose a los activistas conservadores islámicos de Kuwait, y "me estoy acostumbrando, así que no estaré tan choqueada cuando ocurra la noche de las elecciones". Dashti espera presentarse como candidata si la larga campaña por el voto femenino en Kuwait logra vencer, como esperan que ocurra muchos participantes cuando la Asamblea Nacional elegida considere el tema, en abril.
A unos 40 centavos por misiva, los mensajes de texto puede ser un modo barato de movilizar a las masas, pero los países del Golfo están ralamente poblados y flotan sobre ingresos récords por el petróleo. Con un debate político afiebrado este año, muchas de las ricas activistas de la región no pueden resistir la tentación de componer sus propias declaraciones no censuradas y entregar sus ideas políticas a audiencias específicas.
"Mi cuenta va a salir por las nubes", dijo Abduljalil Singace, director de asuntos exteriores de la Sociedad Islámica Nacional Al-Wefaq, de Bahrain, el grupo de oposición más grande del emirato de la isla, un movimiento musulmán chií que está boicoteando ruidosamente el limitado parlamento formado hace tres años.
A mediados de marzo, Singace fue despedido como profesor y presidente de departamento de la Universidad de Bahrain después de que viajara dos veces a Washington a cabildear contra el gobierno real de su país, un cercano aliado de Estados Unidos. Dijo que los servicios de seguridad de Bahrain también le han dicho que cese de enviar mensajes disidentes. El gobierno de Bahrain dice que Singace fue despedido por desatender sus deberes en la universidad.
"Me advirtieron que no usara los mensajes para montar manifestaciones", dijo Singace. Antes de la amenaza, dijo, "yo no estaba seguro de que estuvieran leyendo mis mensajes. Ahora se los estoy contando yo mismo a todo el mundo".
Sin embargo, sigue estando orgulloso de sus textos. Cuando unos consultores de gestión norteamericanos publicaron recientemente un informe sobre cómo podría el gobierno de Bahrain acelerar la reforma de su economía de libre mercado, Singace sacó rápidamente una respuesta y pagó a un servicio comercial para que distribuyera su mensaje en toda la isla.
"La reforma económica sin una reforma política es como un pájaro con un ala", escribió. "¿Podrá volar?"
Los mensajes de texto son sólo lo último en una ola de innovadoras tecnologías de comunicación usadas para retransmitir mensajes de la disidencia árabe durante los últimos 15 años. Exiliados saudíes y activistas islámicos hicieron una guerra clandestina de panfletos por fax a principios y mediados de los años noventa. Durante el mismo período, los canales de televisión por cable hicieron accesible a los espectadores árabes sus imágenes e ideas. Más recientemente, cedés, deuvedés e internet han dominado las publicaciones políticas clandestinas en el Golfo.
Con cada nueva tecnología que ha surgido, los autoritarios gobiernos de la región han tratado de golpear de vuelta. Han enviado censores para controlar las máquinas de fax y bloquear los sitios de disidentes en la red, y han apoyado a inversores pro-gobierno a comprar y gestionar los canales de televisión por satélite. Pero las monarquías del Golfo todavía no saben si y cómo controlar los mensajes de texto.
Si lo hacen, decepcionarán feamente a las devoradoras compañías de celulares, de acuerdo a proveedores de servicios móviles, y las tasas de crecimiento no muestran signos de aminorar.
La enorme población juvenil del Golfo está en el centro del auge. A medida que los jóvenes maduran en sociedades que desalientan los contactos no supervisados con gente del sexo opuesto, la mensajería de texto ofrece un medio para escabullir a los padres y desafiar la segregación sexual. En uno de los destellantes centros comerciales de Riyad, una reciente noche de jueves, bandadas de niñas adolescentes cubiertas por túnicas negras reían tontamente cuando enviaban mensajes a los chicos al otro lado del restaurante. Los adolescentes usan la mensajería para coquetear, organizar eventos sociales e incluso fijar citas clandestinas, dijeron padres y adolescentes saudíes.
Los menos inocentes insultos y la pornografía también fluyen a través de canales de texto. Cuando un proveedor de celulares saudí anunció este mes nuevos servicios de fotografías y audio, emitió un inusual comunicado de prensa para fomentar el uso socialmente responsable de los celulares y proponer que las innovaciones tecnológicas no deben ser responsabilizadas por el hecho de que algunos pocos abusen de ellas.
También en la política del Golfo la mensajería de texto "permite a la gente enviar mensajes que no dirían en público", dijo Fawzi A. Guleid, un agente de programa del Instituto Nacional Democrático de Bahrain. "Me alarman los mensajes que llegan".
Los activistas han aprendido a detonar miles de ataques de mensajes al mismo tiempo que ocultan sus propias identidades. "La gente que usa esos mensajes lo hace para denunciar, insultar a las figuras de oposición, a miembros del parlamento y al gobierno", dijo Guleid, sugiriendo que las nuevas tecnologías fomentan los insultos personales sin restricciones, a medida que se forman nuevas culturas democráticas.
Muchos de los insultos y comentarios sonarían suaves a un político norteamericano.
La nueva tecnología también ayuda a los organizadores demócratas, que a menudo son terriblemente superados por los autoritarios gobiernos del Golfo. En una región donde están prohibidos los partidos políticos formales, pero donde a menudo se toleran las sociedades políticas sueltas, la mensajería de texto permite a los organizadores levantar listas no oficiales de miembros, distribuir noticias sobre activistas detenidos, alentar la participación en las elecciones, preparar mítines y manifestaciones, y desarrollar nuevas campañas temáticas -evitando los diarios, canales de televisión y sitios en la web censurados por el gobierno.
La red en el Golfo de las secciones de la Hermandad Musulamana ha sido particularmente agresiva en la adopción de esas tácticas, dijeron en entrevistas varios de sus líderes y operativos de campaña. La Hermandad es una red global de activistas políticos conservadores musulmanes, a menudo de profesiones de elite, que quieren establecer gobiernos y sociedades religiosas, usualmente por medios pacíficos. Sus miembros controlan los sindicatos estudiantiles y profesionales en toda la región y han obtenido escaños en varios de los limitados parlamentos del Golfo.
Antes de que la mensajería de texto se hiciera comercial, los vendedores en el mercado negro vendían cedés con listas de números de teléfono sacados ilegalmente de ministerios del gobierno o de compañías telefónicas, dijo Mohammed Dallal, abogado y jefe de campaña de la Hermandad en Ciudad de Kuwait. Ahora "las compañías de móviles están prestando esos servicios", dijo. "Les entregas el mensaje y ellos lo enviarán a 40.000 personas, por una tarifa".
Antes de las elecciones municipales este año en Arabia Saudí, las primeras en el reino en décadas, Dallal habló con candidatos prospectivos y operadores de campaña en tres ciudades saudíes. "Traté de convencerlos de que usen la nueva tecnología", dijo.
En Bahrain, los organizadores de la oposición chií que frecuentemente montan manifestaciones no autorizadas o ilegales dijeron que usaron los servicios originalmente destinados a los anuncios comerciales, para mantener las protestas incluso cuando el gobierno trata de silenciarlos.
Las mujeres kuwaitíes que organizan protestas por el derecho a voto dijeron que han sido más efectivas durante la campaña de 2005 que durante sus últimos esfuerzos serios hace cinco años, debido a que la mensajería de texto les permitió llamar a las jóvenes manifestantes para que salgan de las escuelas y se echen a la calle.
Por todos sus atractivos beneficios prácticos, la mensajería de texto también parece ser popular debido a que ha capturado la imaginación literaria pop árabe. En las sociedades del Golfo, donde la retórica es celebrada y la poesía ocupa un lugar prominente, el formato breve y agudo de un mensaje de texto ofrece un nuevo giro sobre la tradición. Los activistas discuten sobre sus composiciones y memorizan sus observaciones favoritas, pasándolas de teléfono en teléfono.
Para Dashti, la activista del sufragio femenino insultada por tener ancestros kuwaitíes poco puros, la herida fue saldada por el mensaje que su propio grupo hizo circular la noche misma de la histórica manifestación, sobre el portavoz del parlamento kuwaití, Jassem Kharafi, que había prohibido el mitin. Las activistas lo acusaron de estar más interesado en hacer dinero con contratos comerciales que en ayudar a conseguir reformas democráticas en Kuwait.
"Si quieres que Kharafi vote por los derechos políticos de las mujeres", escribió un miembro anónimo del movimiento por el sufragio, "no tienes más que presentar los derechos como un contracto de licitación".

28 de marzo de 2005
30 de marzo de 2005
©washington post
©traducción mQh

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