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la otra paliza con rodney king


[Michael Goldstein] Quince años después de que su video de Rodney King llegara al mundo, George Holliday examina cómo lo afectó esa noche.
George Holliday es un fontanero, el tipo al que llamas cuando los restos de una cena del domingo han bloqueado el incinerador o si el retrete se ha vuelto a tapar. Proyecta su linterna en los trabajos sucios que pocos quieren hacer, incluyendo los que se necesitan en mi casa con enervante frecuencia debido a una excéntrica instalación de tubería y a las resistentes raíces de nuestro pino. Conseguimos su teléfono con un amigo, nos consideramos afortunados y no pensamos más sobre el asunto.
Una vez que no pudimos localizar a George, llamamos a otro fontanero.
"No puedo hacer eso, man. Necesitas a George".
"¿Por qué?"
"Porque él es el único tipo aquí que anda con sesenta metros de cable. Es fuerte, man. ¿No sabes quién es?"
"Sí, es un fontanero".
"No, ¿no sabes quién es George Holliday?"
Realmente no lo sabía, hasta que le di vueltas a su nombre en mi cabeza. Entonces me di cuenta: George Holliday era el que hizo el video de Rodney King. Este próximo mes hace quince años, lo despertaron las sirenas de la policía poco después de la medianoche del 3 de marzo de 1991, cogió su cámara Sony Handycam, se asomó al balcón de su apartamento en Lake View Terrace y grabó la paliza que cuatro agentes del Departamento de Policía de Los Angeles LAPD le dieron a King. El video desencadenó una sensación en los medios y, después de la absolución de los agentes, contribuyó a encender los disturbios que causaron 54 muertes y 2.383 heridos, cientos de edificios destruidos y más de doce mil detenciones.
Entonces, George estaba casado y era gerente de un enorme compañía de fontanería. Ahora se ha divorciado dos veces, es autónomo y sobrevive. Le habría ido mejor en la vida si esa noche se hubiese quedado en cama.
Después de entregar su video de ocho minutos a KTLA, su nombre apareció en todos los diarios y cubrió las pantallas de los televisores y fue repetido en las radios. (El episodio tiene espeluznantes ecos hoy en el reciente tiroteo de un hombre de San Bernardino, captado en un video por un vendedor de coches de segunda mano, José Luis Valdés). George recibió un par de amenazas de muerte por correo -"Ten cuidado al poner en marcha tu coche esta noche", decía una amenaza; otra era un sobre lleno de dibujos de puñales- y a menudo cuando la gente lo reconocía, dirían: "Tú eres el tipo que causó las revueltas".
Su primera mujer lo abandonó. "Había un mar de periodistas todos los días", recordó, sentado a la mesa de mi cocina. "María no se atrevía a salir de la casa". Su segundo matrimonio tampoco resultó.
Cuando saca las cuentas, no queda demasiado en el lado positivo: algunos miles de dólares (no quiere ser más específico) por los derechos de reproducción del video que le pagaron directores de cine, entre ellos Spike Lee para ‘Malcolm X’; placas del Consejo de Supervisores del condado de Los Angeles y del LAPD; y su nombre en una tarjeta de Trivial Pursuit -mal escrita, ‘Halliday’. Cuando recibió un homenaje del LAPD, conoció al ahora infame jefe de policía de entonces. "Darryl Gates me puso a un lado y me dijo: ‘Si alguna vez tienes problemas, aquí está mi número personal directo para que me llames’". George no llamó nunca.
Ha tenido problemas, aunque es difícil decir cuántos de ellos tienen relación con su decisión de hacer público el video. Cuando hablamos sobre ello, no le echaba la culpa. Pero no tuvo palabras amables para con los medios de comunicación. Puede haber sido el pionero del ‘periodismo ciudadano’, pero se siente como si hubiese sido tragado y vuelto a escupir por CNN y otros, dijo, que no lo reconocieron ni le pagaron una compensación por su contribución a la historia. "Ya no miro el telediario ni leo los diarios".
Se muestra más amable con los polis. A pesar de que se horrorizó cuando vio la paliza a través de su visor en la Handycam, se siente incómodo sobre el impacto que tuvo su video sobre la imagen del LAPD. "Yo filmé este video que hace que la policía quede mal", dijo, pensando sobre su abuelo, que era agente en Londres. "Pero cada vez que un policía me ha reconocido, me han dicho que hice lo correcto".
A los 45, George es un robusto hombre de 1 metro 86, de 103 kilos, con protuberantes músculos creados por años de acarrear máquinas y carretes de cables que pesan cientos de kilos. Se ve como un león, con el pelo rojizo y un bigote como manillar. Lleva botas con puntas de acero y conduce una furgoneta con tubos en el techo, y un imán de ‘One nation under God’. Él y su hijo de nueve viven en una casita de invitados de 90 metros cuadrados en el Valle.
Su número de teléfono no aparece en la guía. Tampoco el número comercial de George. Tiene trabajo sólo por referencias: no hace publicidad. Me dice que no en realidad porque tenga miedo de que la gente reconozca su nombre. "No me gusta que me molesten".
No le falta el trabajo. Gana lo suficiente como para enviar a su hijo a una escuela cristiana privada y ahorró suficiente dinero como para pasar las Navidades en Argentina, donde se crió y vivió hasta 1980. Pudo presentar por primera vez a su hijo a su abuela, tías y primos.
Este año, George será ciudadano estadounidense. Y hará algo transcendental: Hará un DVD con el video, todos los ocho minutos, y lo colocará en el mercado. Fue la idea de un amigo de juventud, que trabaja como productor de televisión. El plan es vender el DVD en el sitio en internet de su amigo hasta que encuentren un distribuidor. Esperan que el DVD sea usado por educadores y estudiantes que no saben nada sobre el incidente de King.
El DVD incluirá una entrevista con George, que todavía está anonadado con el incidente. "Estaba pensando: ‘¿Qué hizo ese tipo para que le pegaran así?’ Yo vengo de otra cultura, donde la gente desaparecía sin que le hicieran juicios. La policía te podía detener por sospechas. No esperaba que ocurriera esto en Estados Unidos".

19 de febrero de 2006

©los angeles times
©traducción mQh
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1 comentario

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Lies only lies.
Tu sabes que es mentira todo lo que dices, ¿que vienes de una cultura donde la gente desaparecia sin juicio?... mentiroso