regalos de un barón de la droga
[Kevin Sullivan y Mary Jordan] Nuevo Laredo, México. El Día de los Niños, una de las festividades mexicanas más populares, cuatro camiones aparcaron fuera del orfelinato Casa Hogar Elim. Guadalupe Carmona de González, que dirige la casa de los niños, dijo que los hombres descargaron pollos, arroz y leche, y cajas de muñecas y regalos completamente nuevos por un valor de miles de dólares. También llevaron cuatro grandes tartas decoradas con Winnie de Pooh y la Sirenita y una nota escrita en azúcar glaseado: "Para los niños de Casa Hogar, de su amigo Osiel Cárdenas Guillén".
Carmona dijo que los niños chillaban de alegría. Pero las autoridades en México y Estados Unidos expresaron consternación ante la idea de que Cárdenas, uno de los traficantes de drogas mexicanos más notorios, pudiera mandar cargamentos de chucherías desde su celda en la prisión de alta seguridad de México.
En al menos tres otros lugares a lo largo de la frontera EU-México, el 30 de abril, el Día de los Niños, los niños recibieron camiones de bicicletas, muñecas y otros juguetes de Cárdenas, que está en prisión desde su detención el año pasado después de una espectacular tiroteo entre sus guardaespaldas y soldados mexicanos.
Cárdenas, 37, un antiguo agente de policía, también envió en abril miles de dólares en medicamentos a la ciudad fronteriza de Piedras Negras, después de que las inundaciones causaran más de 30 personas.
Funcionarios dijeron que los traficantes de drogas mexicanos han sido durante largo tiempo benefactores silenciosos, construyendo caminos e iglesias y repartiendo dinero o drogas para ganar apoyo -o el silencio- de las comunidades donde operan. Pero los funcionarios dijeron que las donaciones públicas de Cárdenas son las primeras de ese tipo.
"Esos juguetes representan el sufrimiento de mucha gente, la destrucción de muchas familias", dijo José Luis Santiago Vasconcelos, el fiscal jefe de la lucha contra el crimen organizado de México.
Funcionarios tanto en México como en Estados Unidos dijeron que el apoyo popular es una razón clave por la que los carteles mexicanos continúan operando, a pesar de lo que funcionarios estadounidenses llaman una "edad de oro" de la cooperación entre las agencias policiales de los dos países y una serie de espectaculares detenciones.
Larry Holifield, jefe de la oficina de México y América Central de la Administración Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA), dijo que los grupos de traficantes mexicanos eran "los más poderosos del mundo" en un discurso reciente en Panamá y estimó el contrabando en 65 billones de dólares al año.
En entrevistas en tres ciudades a lo largo de 360 kilómetros de frontera siguiendo el Golfo de México, la tierra natal del cartel del Golfo, de Cárdenas, funcionarios locales y ciudadanos dijeron que los traficantes de drogas continuaban dominando a la policía. Desde enero de 2003 ha habido 108 muertes relacionadas con las drogas en este área, desde Nuevo Laredo hasta Matamoros, la ciudad de la costa del Golfo al sur de Brownsville, Texas. La gran mayoría de los asesinatos siguen sin resolver, según el Centro de Estudios de Frontera y Derechos Humanos de Reynosa.
"Nunca seremos tan poderosos como ellos", dijo Ronaldo Rivas Carrillo, jefe de la policía municipal de Valle Hermoso, una ciudad de 60 mil habitantes justo al sur de Matamoros, que también recibió un camión de juguetes de Cárdenas.
Rivas dijo que el poder de Cárdenas proviene no solamente de las armas superiores del cartel y de la complicidad de policías y funcionarios corruptos, sino también de su campaña para ganarse el corazón y la mente de los pobres. Mucho del apoyo de que goza el cartel proviene de gente joven, que ven a los carteles como ricos y excitantes y como un billete para salir de la pobreza, agregó Rivas.
"Lo comparo con la guerra en Irlanda del Norte, donde cuando trataban a capturar a las guerrillas, los chiquilines se echaban a la calle para advertirles", dijo. "Acá es lo mismo. Los grupos han penetrado tan profundamente en la sociedad, que están absorbiendo a la juventud".
Rivas y otros funcionarios dijeron que los carteles reciben ayuda de residentes locales, tales como limpiabotas y choferes de taxis, que aceptaban dinero a cambio de informar a los traficantes sobre actividades de la policía o del ejército. Dijeron que otros hacían la vista gorda, sea por gratitud o temor.
En Reynosa los residentes dijeron que un hombre que se marchó sin dejar nombre ni número de teléfono, pagó 1,000 dólares en contante para alquilar un salón privado para una fiesta el Día de los Niños. Autobuses particulares llevaron entonces a 300 niños pobres al salón, donde aparecieron cuatro camiones sin placas cargados de juguetes caros.
Funcionarios policiales dijeron que Cárdenas puede estar tratando de ganar simpatía para cuando el tribunal vea las acusaciones de tráfico que pesan contra él.
"Individuos como Osiel Cárdenas quieren ser vistos como los nuevos Robin Hood", dijo Michael Virgil, que fue director de la DEA de San Diego hasta su jubilación en mayo. "Así es como les gusta jugar: manipulando los sentimientos de la gente".
Raymundo Ramos, director de una organización de derechos humanos de Laredo, dijo que creía que Cárdenas estaba tratando de crear la misma especie de movimiento popular que el difunto barón de la droga colombiano Pablo Escobar cultivó en su ciudad natal de Medellín, donde construyó cientos de casas para los pobres. Ramos dijo que Cárdenas quería que los pobres lo vieran como más generoso que el gobierno, que ha hecho poco por mejorar la educación, la salud pública y otros servicios básicos.
"El mensaje que está enviando a las masas es: Yo soy el bueno, y el gobierno son los malos'", dijo Ramos. "Se está aprovechando de la ausencia de poder que dejó el gobierno federal".
En la mañana del Día de los Niños coches con altavoces se deslizaron por los barrios de Valle Hermoso, haciendo oír un mensaje pre-grabado en el que se invitaba a los niños a una gran fiesta con regalos gratuitos en el Casino Español, un salón particular cerca del centro de la ciudad.
Francisca Montalvo Gómez, 39, oyó los coches cuando pasaron por el camino de tierra frente a su diminuta casa de madera. Dos de sus hijas, Jaley y Vanessa, corrieron hacia el salón y encontraron a cientos de niños ya formados. Las niñas dijeron que ellas hicieron cola durante 30 minutos, y recibieron cada una muñeca de manos de unos payasos que repartían regalos, refrescos y caramelos. Paradas tres semanas después frente a su casa todavía se reían tontamente cuando una de sus muñecas respondía su pequeño celular y entonaba una conocida canción pop.
Montalvo dijo que ella no sabía quién estaba dando los regalos y que había asumido que era probablemente el gobierno local o un grupo de la iglesia, hasta que la prensa local reveló al día siguiente que se trataba de Cárdenas.
"Quizás lamenta sus crímenes", dijo Francisca Montalvo. "Debe de ser una buena persona, si hace cosas para ayudar a los pobres".
A la vuelta de la esquina, Karen López estaba jugando con el inmenso robot de Magnum Fighters que había recibido en la fiesta, después de hacer la cola con su madre, Abigail López, durante más de dos horas. Guardó el robot cuidadosamente en su caja; su madre dijo que costaba probablemente 20 pesos y Karen, 4, dijo que nunca había tenido un juguete tan caro. Sacó su robot y rió de alegría cuando este cruzó la mesa, zumbando y echando destellos.
Sergio Torres Martínez, un funcionario local de Valle Hermoso, dijo que el gobierno municipal no puede competir con Cárdenas, cuya organización se cree que maneja varios billones de dólares al año provenientes del tráfico de cocaína en Texas. Torres dijo que el gobierno local había organizado fiestas para los niños pero no podía comprar regalos caros. "Desalienta ver que un ciudadano particular, un delincuente, haga verse tan insignificante el trabajo del ayuntamiento", dijo.
Torres dijo que el gobierno trataba de combatir la imagen heroica de los traficantes de drogas entre la gente joven dando un curso en las escuelas básicas locales en el que se enfatizaban los valores de la vida de familia y de buena vecindad y se alertaba sobre los peligros de las drogas. Dijo que el ayuntamiento ha destinado a programas deportivos para la juventud todo el dinero que pudo.
"Ya que no podemos luchar contra los narcos directamente, tenemos que pelear de otra manera", dijo.
Los carteles también están luchando de modo creativo por ganar el apoyo popular.
Carmona, directora de la Casa Hogar Elim, dijo que había pedido al gobierno local de Nuevo Laredo que pavimentara la calle de tierra donde está la casa de los niños hace diecisiete años. Después de esfuerzos infructuosos del ayuntamiento el año pasado, dijo que algunos hombres, acompañados de reporteros locales, pavimentaron la calle, diciendo que había sido mandados por Cárdenas.
Funcionarios del ayuntamiento, aparentemente descontentos de que Cárdenas estuviera pavimentando la calle, enviaron a sus propios empleados a sacar todo el trabajo hecho por los hombres de Cárdenas, transformándola en una poza de lodo durante más de un mes. Ahora la están pavimentando de nuevo.
Carmona dijo que las familias de muchos niños en su hogar han sido destruidas por las drogas y sus padres estaban en la cárcel o muertos. Pero dijo que ella no veía nada irónico en aceptar regalos de un importante traficante de drogas. Como cristiana evangélica, dijo, ella predica el perdón y enseña a los niños a distinguir entre el bien y el mal.
"Lo primero que digo a los niños es que recen a Dios por él, que él no es un héroe", dijo.
Cuando los reporteros aparecieron para entrevistar a Cárdenas, dijo que ella había mirado a las cámaras de televisión y le había dicho directamente: "Si nos está mirando, gracias. Cristo lo ama y estamos rezando por usted".
10 junio 2004
©washington post ©traducción mQh
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el ondiado -
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