aguablanca con toque de queda
Cali, Colombia. Aguablanca es un distrito deprimido de la occidental ciudad colombiana de Cali, donde viven unas 750.000 personas, en 27 barrios legales y otros 70 a 80 ilegales. Una zona estigmatizada por la alta dosis de violencia y por su pobreza.
Las autoridades de Cali -tercera ciudad del país- han tomado medidas: toque de queda para menores, control estricto de armas y ley seca. Pero, sin embargo los índices de violencia en Aguablanca no dejan de crecer.
Las estadísticas señalan que en el periodo abril-mayo 2004, los homicidios se elevaron a 149, contra 97 del mismo periodo de 2003.
Juan Carlos Arias, médico del hospital Carlos Holmes, el más importante en Aguablanca, afirma que en diciembre pasado se vivió una oleada de violencia particularmente cruda.
Y cuenta una historia particularmente dramática: "en alguna oportunidad atendí a un herido de bala; no parecía grave y sin embargo murió. Llegaron varios casos así hasta que se investigó y vimos que las balas estaban siendo untadas con cianuro y al roce con la piel se producía la muerte por envenenamiento. Apenas lo supimos trajimos el antídoto".
El coronel de policía Gildardo Pico tiene a su cargo el distrito de Aguablanca y ha debido lidiar con pandillas como la de Los Abuelos', Los Indios', Los de la Antena' y Los Chimbi', entre otras.
Pico afirma que son aproximadamente 500 pandillas que están integradas por grupos de 7 u 8 jóvenes, todos armados con cuchillos y pistolas de 38 milímetros y 7.65 con uno o dos tiros".
Durante los últimos dos meses se han realizado redadas por parte de las autoridades, pero su eficacia queda cuestionada debido a que los detenidos no tienen registros y mucho menos la documentación necesaria para ser identificados. Por esta razón, no aparecen antecedentes y deben ser dejados en libertad.
Pico dice a la AFP que "lo que sí funciona son las campañas de acercamiento a la comunidad a través de reuniones en las que se los concientiza (a los jóvenes) de la necesidad de desarmarse, acabar con el rencor y tratar de buscarles actividades que los mantenga ocupados, pero esto cuesta demasiado dinero".
Pico finaliza diciendo el problema de Aguablanca no es policíaco sino de inversión social y que si no se hace algo pronto podría convertirse en la comuna más violenta de Colombia.
11 junio 2004
©mipunto"
Las autoridades de Cali -tercera ciudad del país- han tomado medidas: toque de queda para menores, control estricto de armas y ley seca. Pero, sin embargo los índices de violencia en Aguablanca no dejan de crecer.
Las estadísticas señalan que en el periodo abril-mayo 2004, los homicidios se elevaron a 149, contra 97 del mismo periodo de 2003.
Juan Carlos Arias, médico del hospital Carlos Holmes, el más importante en Aguablanca, afirma que en diciembre pasado se vivió una oleada de violencia particularmente cruda.
Y cuenta una historia particularmente dramática: "en alguna oportunidad atendí a un herido de bala; no parecía grave y sin embargo murió. Llegaron varios casos así hasta que se investigó y vimos que las balas estaban siendo untadas con cianuro y al roce con la piel se producía la muerte por envenenamiento. Apenas lo supimos trajimos el antídoto".
El coronel de policía Gildardo Pico tiene a su cargo el distrito de Aguablanca y ha debido lidiar con pandillas como la de Los Abuelos', Los Indios', Los de la Antena' y Los Chimbi', entre otras.
Pico afirma que son aproximadamente 500 pandillas que están integradas por grupos de 7 u 8 jóvenes, todos armados con cuchillos y pistolas de 38 milímetros y 7.65 con uno o dos tiros".
Durante los últimos dos meses se han realizado redadas por parte de las autoridades, pero su eficacia queda cuestionada debido a que los detenidos no tienen registros y mucho menos la documentación necesaria para ser identificados. Por esta razón, no aparecen antecedentes y deben ser dejados en libertad.
Pico dice a la AFP que "lo que sí funciona son las campañas de acercamiento a la comunidad a través de reuniones en las que se los concientiza (a los jóvenes) de la necesidad de desarmarse, acabar con el rencor y tratar de buscarles actividades que los mantenga ocupados, pero esto cuesta demasiado dinero".
Pico finaliza diciendo el problema de Aguablanca no es policíaco sino de inversión social y que si no se hace algo pronto podría convertirse en la comuna más violenta de Colombia.
11 junio 2004
©mipunto"
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