policía militar maltrata a pasajeros
[Rinskje Koelewijn] Ámsterdam, Holanda. La insolencia de policía holandesa llega a límites intolerables. La policía militar usa listas con criterios de detención. Tres veces hacer limpieza de vientre' antes de poder irse a casa. En vuelos de determinados destinos a todos los pasajeros se les inspecciona para ver si llevan drogas. Uno de cada cinco arrestos son erróneos. Como el de Ana Torres, que cogió un vuelo de riesgo' a Schiphol. "Te arrestamos durante 6 días".
El vuelo Martinair MP 607, procedente de Punta Cana, República Dominicana, aterriza el martes por la tarde del 1 de junio a la 1 en punto en Schiphol. A bordo llega Ana Yris Torres, dominicana, 39 años. Es peluquera, vive desde 1996 en Houten y trabaja en una peluquería de Utrecht. Vuelve de visitar a su madre. El marido de Ana, holandés, la está esperando en el vestíbulo de llegadas. Pero no se verán sino hasta tres días y medio después.
En el avión se avisó a los pasajeros de que serían inspeccionados, junto con su equipaje, para ver si llevan drogas. Los vuelos de la República Dominicana son vuelos de riesgo', igual que los de Suriname o las Antillas Holandesas. Para evitar que los boleros [personas que ingieren cocaína empaquetada en bolas' para pasar la aduana] entren al país se realizan controles de a 100%'.
Y se desarrolla del siguiente modo. Directamente en la salida del avión, dice Ana Torres, había una hilera de policías militares y de aduanas. Ella muestra su billete y pasaporte. ¿Por qué - pregunta uno de los cinco policías - reservó un billete de tres semanas y se quedó seis? ¿Por qué pagó su billete en metálico? ¿Por qué viajó desde otro aeropuerto distinto a aquel al que llegó? Ana Torres da respuestas. Enfermó, por eso se quedó más tiempo. El informe médico está en su bolsa. Viajar desde otro aeropuerto era más barato. ¿Y que por qué pagó 400 euros en metálico? Siempre paga en metálico. Le mandan abrir la boca y sacar la lengua. "Y entonces me dijeron: ven para abajo".
Llevaba un neceser, una mochila con un regalo para su hijo de siete años y una bolsa. Se lo vacían todo en una mesa grande y lo inspeccionan. Le mandan ir a una habitación especial. "Aquellas muchachas dijeron: desnúdate. Y yo dije: tengo la menstruación, ¿puedo ir primero al baño? ". No se lo permiten. Le mandan quitárselo todo, ponerse en cuclillas boca abajo y abrirse las nalgas con las manos
La policía militar y aduanera no pueden hacer inspecciones del cuerpo', dice Hartjes, oficial de prensa. Está en la ley. No puede hacer declaraciones en relación con el proceso penal de Ana Torres; está hablando en general'. Hace poquísimo el ministerio fiscal destacó muy claramente a la policía militar que sólo se pueden hacer revisiones físicas por orden del ministerio fiscal y que las tiene que hacer un médico. El ministerio fiscal recibió cada vez con más frecuencia señales' de que estaban ocurriendo. Por término medio, en los controles de a 100%' se cogen 10 posibles sospechosos de un avión y se les revisa ampliamente. Los funcionarios que realizan estas revisiones tienen que dejar constancia escrita de los métodos que emplean en las revisiones. Pero el ministerio fiscal no halló nada de esto en las actas correspondientes. Tampoco en el informe de Ana Torres aparece nada sobre la inspección física que le hicieron.
A Ana Torres la vuelven a llevar a control de bolsos'. "Me preguntan: ¿dónde vives?" Y ahí ella se enfada. Tenéis toditas mis cosas, les dice. "Buscad vosotros mismos". Ahora no está claro cuál era el objetivo de su viaje', según el funcionario encargado de investigar.
Por la tarde, sobre las cuatro, meten a Ana Torres en un autobús con ventanas oscuras'. Ana Torres no sabe adónde va. La llevan al complejo de celdas de Schiphol Oost. Tampoco sabe por qué la metieron en el autobús blindado. Ana Torres no es tonta. Sabe de sobra que están buscando drogas. Pero nadie le ha comunicado oficialmente de qué es sospechosa.
Sólo cuando llega al complejo de celdas le dice un médico que es sospechosa de haber tragado drogas. Ella lo niega. Pide un escáner corporal, un aparato que hace una especie de rayos x de la barriga, y que deja ver si la persona tiene dentro bolas de coca. Pero el médico dice que no puede ser, que tiene que hacer de vientre tres veces limpio' - no cagar bolas de coca - y que entonces se podrá ir a casa. A casa significa: billete de regreso a la República Dominicana. Le mandan desnudarse otra vez. Inspeccionan hasta la última pelusa de la ropa. Le dan otra ropa, dos calcetines del pie izquierdo y 1 compresa. La conducen ante el fiscal auxiliar. "Me dijeron: te vamos a encerrar 6 días". Ella pregunta si puede llamar a su marido, pero no le dejan. Pregunta si puede ir al baño. En el complejo carcelario hay wáteres especiales, que ella ha visto por la tele. Los excrementos son revisados con una máquina. Pero no le dejan.
Un portavoz del ministerio de justicia dice que en Schiphol no es que no haya escáner corporal, que hay uno, pero todavía no se puede usar. Las fotos las tiene que mirar un radiólogo. "Y no puedes tener todo el día un médico en el aeropuerto". El ministerio negocia con un hospital, donde los radiólogos examinan las fotos enviadas digitalmente.
Hasta las diez de la mañana del día siguiente no dejan a Ana Torres ir al baño, cuenta ella. Al fiscal, Hartjes, le parece increíble. "Es en el interés de todos que un sospechoso expulse cuanto antes el producto". En principio' le permitieron tomar contacto con su familia. Pero, dice Hartjes, no es raro que "en mitad de la agitación" no ocurriese inmediatamente. Los controles de a 100%' son trabajo masivo, dice. Compárese con un pelea y los disturbios en el fútbol. En el primer caso se actuará con prudencia, y en el último se arresta a diestra y siniestra, realizándose la investigación a fondo sólo después.
Ana Torres comparte la celda con otra mujer. Se niega a comer o beber. A su compañera de celda le dan laxantes. Ella los pide pero no se los dan. Mea dos veces, pero no caga. El récord, según el portavoz de prensa, es el de un sospechoso que estuvo tres meses sin ir al baño. "Tú mismo".
Entre tanto, la pareja de Ana Torres, Menno Schermer, está ya en casa. Ha llamado a Martinair, a la policía, a urgencias. Por la noche le dicen en la oficina de la policía militar que Ana Torres está arrestada. Si quiere saber por qué tendrá que tomar un abogado.
Ruud Verbunt, abogado de Utrecht, se encuentra con Ana Torres un día después de que la hubieran arrestado, confusa, en el complejo carcelario. Unos días después deberá comparecer ante el juez de instrucción, que decidirá si su reclusión va a ser o no alargada. Verbunt procura que el caso de Ana Torres sea tratado en primer lugar, de modo que el suyo no se pierda entre la montaña de dossiers de boleros'.
El juez de instrucción, H. De Graaf, declara el viernes por la mañana ilegítimos el arresto y presión preventiva de Ana Torres. La decisión no fue motivada por escrito. Pero se acuerda del caso. A través del portavoz de prensa del juez W. Robert del tribunal de Haarlem, comunicó que no había pruebas físicas suficientes, o ninguna, como para arrestar a Ana Torres. Y los criterios que los funcionarios investigadores habían marcado en la lista de indicios, no se correspondían o difícilmente podrían haber sido refutados. Y su informe médico no llega a un ocho.
La lista a la que se refiere el juez de instrucción es un papel fotocopiado en que aparecen 21 criterios que se pueden marcar con una cruz. En la lista de Ana Torres había marcadas nueve cuadrículas: objetivo del viaje poco claro, billete de avión pagado en metálico, aliento huele a heces.
Hartjes, del ministerio fiscal, ha oído hablar de este tipo de listas. Dice que no tienen estatus oficial en absoluto. "La policía militar elabora en base a observación y experiencia una valoración de si hay indicios suficientes de tráfico de drogas. Como máximo una lista así se usa como un apoyo, pero no es para ponerse en la puerta a marcar criterios de la lista sin pararse a pensar".
Esa impresión tiene el abogado Verbunt. Sobre todo porque no se pregunta sobre los puntos marcados. Hartjes: "Hay poco tiempo para hacer investigación. No tiene mucho sentido comprobar todas las afirmaciones de los sospechosos". Entre boleros circulan tantas historias que nunca puedes saber cuál es verdadera. La prueba decisiva de si alguien ha ingerido narcóticos, dice, pasa por el conducto natural.
Los jueces de instrucción de Schiphol, asegura el portavoz Robert, tienen todas las semanas un par de casos como el de Ana Torres. Los llaman los "missits". Pero lo que más preocupa a los jueces es la creciente cantidad de personas que son dejadas libres limpias', sin siquiera haber pasado por el juez de instrucción. Robert: "El juez de instrucción recibe una lista con boleros que han sido arrestados y en relación con los cuales él debe decidir si deben seguir presos o no". Les llama la atención que en cada sesión faltan un par de sospechosos. "Para nosotros esto son los no-shows. Sospechosos que han evacuado en limpio' tres veces y que han sido enviados a casa por la policía militar. Gente en definitiva que han sido arrestados y encerrados, pero que no han ingerido bolas de coca.
El hecho de que sean apresados inocentes, según el ministerio fiscal, es consecuencia de los controles a este nivel. Hartjes: "Si optas por un control selectivo, existe una gran posibilidad de que el bolero pase de largo. Si los quieres pillar a todos es muy probable que entre ellos caiga algún inocente". Se trata de una elección política y tenemos que colaborar.
El viernes por la noche, tres días y medio después de su llegada, Ana Torres pudo saludar a Menno Schermer. Cuando verdaderamente se enfada es cuando encuentra en la bolsa de plástico que contiene las joyas y el teléfono de Ana Torres una nota que dice: "Le hemos encontrado narcóticos. Pensando en posibles reincidencias, entregaremos sus datos personales a las compañías aéreas".
18 junio 2004
©nrc ©traducción mQh"
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angel languasco -