traición en la frontera mexicana
[Mary Jordan y Kevin Sullivan] Matamoros, México. Antiguos comandos del ejército se unieron a traficantes de drogas para formar las violentas bandas zetas.
Luis Alberto Guerrero no era un delincuente corriente. Llevaba una granada colgando de su cuello. Cuando el mes pasado la policía federal de Tejas encontró su cuerpo en esta ciudad fronteriza, su característica granada todavía colgaba de su pecho ensangrentado. Una cuadrilla de desactivación de explosivos necesitó horas para extraérsela, así como otra granada, con su lengüeta desprendida a medias, en la apretada mano del guardaespaldas muerto de Guerrero.
Los desconocidos pistoleros que el 10 de mayo dispararon más de cien balas contra el jeep plateado de Guerrero en las afueras del salón de baile Wild West también mataron a tres chicas adolescentes, dejando cinco cuerpos y dos explosivos latentes a una milla de la frontera estadounidense y llamando la atención sobre los Zetas, la más extraña organización de delincuentes de México.
Los zetas son antiguos comandos del ejército mexicano que fueron adiestrados para capturar a traficantes de drogas pero que en lugar de eso se unieron a ellos hacia fines de los años de 1990. Armados con rifles de asalto AR-15 y AK-47, los alrededor de quince zetas con orden de busca y captura son considerados hoy como la amenaza número uno a la seguridad de este ajetreado tramo de frontera.
Los zetas son acusados por los fiscales federales de un amplio rango de delitos, desde el asesinato de unas cien personas en los últimos cinco años hasta la escolta de transportes de cocaína por un valor de millones de dólares y la extorsión de pequeños negocios fronterizos, desde depósitos de chatarra hasta salones de belleza.
"Son más violentos y tienen mayor capacidad para matar gente", dijo José Luis Santiago Vasconcelos, el principal fiscal del país en la lucha contra el crimen organizado. En una entrevista Vasconcelos ofreció nuevos detalles sobre este grupo cada vez más prominente que, dijo, se había extendido más allá de su participación inicial en el tráfico de drogas: "Han comenzado a secuestrar y a extorsionar a gente. Te dicen que si no pagas, te quemarán tu negocio, o te matarán. Y eso es lo que están haciendo ahora".
Aparte de ser todos del mismo batallón del ejército -una unidad aerotransportada adiestrada en comunicaciones para trazar a traficantes de drogas-, la mayoría de los zetas nacieron en el centro de México; al menos uno de ellos es piloto, y los más viejos están en sus treinta. "Son jóvenes, muy jóvenes", dijo Vasconcelos. Dijo que los zetas se pusieron ese nombre, escogiendo una letra del alfabeto griego, que también puede ser Z, "los últimos".
"No se parecen en nada a otros pistoleros. Están bien adiestrados y tienen disciplina", dijo Jorge Chabat, un investigador académico y experto en el crimen organizado. Chabat dijo que los zetas tienen una ventaja: estaban adiestrados por sus perseguidores, el ejército mexicano, que es la mayor fuerza antinarcóticos de México. Mientras muchos soldados han sido acusados de proteger a los carteles de la droga en los últimos años, los zetas son el primer grupo de tamaño considerable que deserta y forma su propia organización para el tráfico.
Originalmente había 31 desertores, de acuerdo al despacho del fiscal general de México, que emitió una orden especial de "captura" de los zetas. El cartel muestra fotografías de ficha de 31 hombres, muchos de ellos con el pelo cortado al rape, y dice que son peligrosos y buscados por tráfico de drogas, homicidios, secuestros y robos de automóviles.
Zetas individuales, como la mayoría de los delincuentes mexicanos, son conocidos por sus apodos, que también aparecen en el cartel. Oscar Guerrero Silva, conocido como Winnie de Pooh', fue encontrado muerto en febrero por los agentes federales. Otro, Gustavo González Castro, alias El Erótico', todavía es buscado.
Reclutados por Osiel Cárdenas Guillén, cuyo cartel del Golfo es el mayor operador aquí en el lado este de la frontera, los zetas comenzaron como sus escoltas y asesinos, dijo Vasconcelos.
Cárdenas mismo es un antiguo agente de policía que se pasó al otro lado de la ley. A pesar del creciente folclore que rodea al grupo, incluyendo vastas sumas de dinero ganadas trabajando para Cárdenas, Vasconcelos dijo que los antiguos soldados fueron "contaminados" por "muy poco dinero".
Moviendo la cabeza, Vasconcelos dijo que habían traicionado al ejército "por nada. Es estúpido, muy estúpido".
Lo que ha distinguido a los zetas, además de su manejo superior de armas y equipos de radio para seguir las actividades de las agencias policiales y de los rivales, es su cohesión.
Por ejemplo, cuando el año pasado el ejército capturó a Cárdenas en una balacera en Matamoros, que involucró a cientos de soldados y de pistoleros del cartel, varios zetas fueron heridos y uno, según se cree, muerto. Pero Vasconcelos dijo que no lo podía confirmar porque otros zetas arriesgaron sus vidas para rescatar al herido. "No dejan a sus heridos o muertos detrás", dijo.
En 2002, el líder zeta Arturo Guzmán Decena, conocido como Zeta 1', fue matado por soldados mexicanos después de ser avistado en un restaurante de comida rápida en Matamoros. Después, aparecieron flores en la acera del restaurante. De acuerdo a fotos publicadas en los diarios locales, la nota que acompañaba las flores decía: "Estarás siempre en nuestros corazones. De tu familia, los Zetas".
El ejército tiene motivos particulares para terminar con los zetas. "Para el ejército representan un grupo de traidores que deben ser capturados y castigados", dijo Vasconcelos. Se han publicado informes de que los zetas, como algunos agentes de anti-narcóticos, recibieron adiestramiento en Estados Unidos, pero Vasconcelos lo niega.
Matamoros y otras ciudades fronterizas de Reynosa y Nuevo Laredo son la base de los zetas, que hasta enero fueron considerados un problema de seguridad estrictamente fronterizo. Orquestaron una atrevida fuga de una cárcel del estado de Michoacán, en el sudoeste de México. Guerrero, el antiguo soldado encontrado muerto con una granada colgando de su cuello, y otros tomaron por asalto una cárcel de la ciudad de Apatzingan. Con uniformes similares a los usados por el ejército y agentes federales, los zetas se bajaron de los buses y liberaron a 29 prisioneros, incluyendo a miembros del cartel de Cárdenas, de acuerdo al despacho del fiscal general.
"La cárcel está casi en el centro, así que causó mucha alarma, especialmente entre la gente que vive aquí", dijo Sorayda Tapia, una funcionaria de Apatzingan, una ciudad conocida por sus melones y mangos. "Normalmente es una ciudad muy tranquila y de repente ocurre algo tan sorprendente, que este enorme grupo de hombres se aparezca con armas de gran calibre y nadie sabía quiénes eran ni de dónde venían. La gente estaba muy alarmada".
Guerrero, llamado El Guerrero', también estuvo implicado en la fuga de la cárcel de Matamoros de 2001. En ese incidente, dijo el fiscal general, él y sus hombres superaron y desarmaron a 46 guardias de la prisión, y liberaron a tres miembros del cartel de Cárdenas.
Las tres chicas adolescentes asesinadas en el salón de baile Wild West habían sido invitadas por Guerrero, según entrevistas. Sus asesinos no han sido capturados.
Francisca Morada, cuya hijastra, Perla Lourdes García, 17, es una de las chicas asesinadas, lloró en su modesta casa de los suburbios de Matamoros cuando habló sobre ella.
Morada, una antigua agente de policía, dijo que las autoridades locales usaban armas de menor calibre, que no competían con las de los zetas y sus rivales. "Comparado con lo que tienen ellos, es como combatirles arrojándoles piedras ".
Morada sollozó cuando tomó en sus manos el regalo del Día de la Madre que Perla le había dado el día antes de su muerte, una alegre cesta atada con una cinta y un oso peluche, flores y globitos en su interior. "Vivir en este ambiente es como si no pudieras respirar", dijo. "Sales de casa y sólo Dios sabe si volverás".
Cuando se le preguntó por qué no se había capturado a Guerrero todavía, a pesar de que varias personas entrevistadas en Matamoros lo describieron como un parroquiano de clubes de striptease y salones de baile, Vasconcelos dijo que los agentes federales no reciben ayuda de las autoridades locales cuando se trata de localizar a los zetas.
"Hay muchos cómplices aquí en la policía local, y les ponen sobre aviso, o les ayudan cuando llegamos", dijo. "Así que aquí tenemos dos enemigos: esos tipos y la policía local'.
Bart Beeson contribuyó a este reportaje.
21 junio 2004
©washington post ©traducción mQh"
Luis Alberto Guerrero no era un delincuente corriente. Llevaba una granada colgando de su cuello. Cuando el mes pasado la policía federal de Tejas encontró su cuerpo en esta ciudad fronteriza, su característica granada todavía colgaba de su pecho ensangrentado. Una cuadrilla de desactivación de explosivos necesitó horas para extraérsela, así como otra granada, con su lengüeta desprendida a medias, en la apretada mano del guardaespaldas muerto de Guerrero.
Los desconocidos pistoleros que el 10 de mayo dispararon más de cien balas contra el jeep plateado de Guerrero en las afueras del salón de baile Wild West también mataron a tres chicas adolescentes, dejando cinco cuerpos y dos explosivos latentes a una milla de la frontera estadounidense y llamando la atención sobre los Zetas, la más extraña organización de delincuentes de México.
Los zetas son antiguos comandos del ejército mexicano que fueron adiestrados para capturar a traficantes de drogas pero que en lugar de eso se unieron a ellos hacia fines de los años de 1990. Armados con rifles de asalto AR-15 y AK-47, los alrededor de quince zetas con orden de busca y captura son considerados hoy como la amenaza número uno a la seguridad de este ajetreado tramo de frontera.
Los zetas son acusados por los fiscales federales de un amplio rango de delitos, desde el asesinato de unas cien personas en los últimos cinco años hasta la escolta de transportes de cocaína por un valor de millones de dólares y la extorsión de pequeños negocios fronterizos, desde depósitos de chatarra hasta salones de belleza.
"Son más violentos y tienen mayor capacidad para matar gente", dijo José Luis Santiago Vasconcelos, el principal fiscal del país en la lucha contra el crimen organizado. En una entrevista Vasconcelos ofreció nuevos detalles sobre este grupo cada vez más prominente que, dijo, se había extendido más allá de su participación inicial en el tráfico de drogas: "Han comenzado a secuestrar y a extorsionar a gente. Te dicen que si no pagas, te quemarán tu negocio, o te matarán. Y eso es lo que están haciendo ahora".
Aparte de ser todos del mismo batallón del ejército -una unidad aerotransportada adiestrada en comunicaciones para trazar a traficantes de drogas-, la mayoría de los zetas nacieron en el centro de México; al menos uno de ellos es piloto, y los más viejos están en sus treinta. "Son jóvenes, muy jóvenes", dijo Vasconcelos. Dijo que los zetas se pusieron ese nombre, escogiendo una letra del alfabeto griego, que también puede ser Z, "los últimos".
"No se parecen en nada a otros pistoleros. Están bien adiestrados y tienen disciplina", dijo Jorge Chabat, un investigador académico y experto en el crimen organizado. Chabat dijo que los zetas tienen una ventaja: estaban adiestrados por sus perseguidores, el ejército mexicano, que es la mayor fuerza antinarcóticos de México. Mientras muchos soldados han sido acusados de proteger a los carteles de la droga en los últimos años, los zetas son el primer grupo de tamaño considerable que deserta y forma su propia organización para el tráfico.
Originalmente había 31 desertores, de acuerdo al despacho del fiscal general de México, que emitió una orden especial de "captura" de los zetas. El cartel muestra fotografías de ficha de 31 hombres, muchos de ellos con el pelo cortado al rape, y dice que son peligrosos y buscados por tráfico de drogas, homicidios, secuestros y robos de automóviles.
Zetas individuales, como la mayoría de los delincuentes mexicanos, son conocidos por sus apodos, que también aparecen en el cartel. Oscar Guerrero Silva, conocido como Winnie de Pooh', fue encontrado muerto en febrero por los agentes federales. Otro, Gustavo González Castro, alias El Erótico', todavía es buscado.
Reclutados por Osiel Cárdenas Guillén, cuyo cartel del Golfo es el mayor operador aquí en el lado este de la frontera, los zetas comenzaron como sus escoltas y asesinos, dijo Vasconcelos.
Cárdenas mismo es un antiguo agente de policía que se pasó al otro lado de la ley. A pesar del creciente folclore que rodea al grupo, incluyendo vastas sumas de dinero ganadas trabajando para Cárdenas, Vasconcelos dijo que los antiguos soldados fueron "contaminados" por "muy poco dinero".
Moviendo la cabeza, Vasconcelos dijo que habían traicionado al ejército "por nada. Es estúpido, muy estúpido".
Lo que ha distinguido a los zetas, además de su manejo superior de armas y equipos de radio para seguir las actividades de las agencias policiales y de los rivales, es su cohesión.
Por ejemplo, cuando el año pasado el ejército capturó a Cárdenas en una balacera en Matamoros, que involucró a cientos de soldados y de pistoleros del cartel, varios zetas fueron heridos y uno, según se cree, muerto. Pero Vasconcelos dijo que no lo podía confirmar porque otros zetas arriesgaron sus vidas para rescatar al herido. "No dejan a sus heridos o muertos detrás", dijo.
En 2002, el líder zeta Arturo Guzmán Decena, conocido como Zeta 1', fue matado por soldados mexicanos después de ser avistado en un restaurante de comida rápida en Matamoros. Después, aparecieron flores en la acera del restaurante. De acuerdo a fotos publicadas en los diarios locales, la nota que acompañaba las flores decía: "Estarás siempre en nuestros corazones. De tu familia, los Zetas".
El ejército tiene motivos particulares para terminar con los zetas. "Para el ejército representan un grupo de traidores que deben ser capturados y castigados", dijo Vasconcelos. Se han publicado informes de que los zetas, como algunos agentes de anti-narcóticos, recibieron adiestramiento en Estados Unidos, pero Vasconcelos lo niega.
Matamoros y otras ciudades fronterizas de Reynosa y Nuevo Laredo son la base de los zetas, que hasta enero fueron considerados un problema de seguridad estrictamente fronterizo. Orquestaron una atrevida fuga de una cárcel del estado de Michoacán, en el sudoeste de México. Guerrero, el antiguo soldado encontrado muerto con una granada colgando de su cuello, y otros tomaron por asalto una cárcel de la ciudad de Apatzingan. Con uniformes similares a los usados por el ejército y agentes federales, los zetas se bajaron de los buses y liberaron a 29 prisioneros, incluyendo a miembros del cartel de Cárdenas, de acuerdo al despacho del fiscal general.
"La cárcel está casi en el centro, así que causó mucha alarma, especialmente entre la gente que vive aquí", dijo Sorayda Tapia, una funcionaria de Apatzingan, una ciudad conocida por sus melones y mangos. "Normalmente es una ciudad muy tranquila y de repente ocurre algo tan sorprendente, que este enorme grupo de hombres se aparezca con armas de gran calibre y nadie sabía quiénes eran ni de dónde venían. La gente estaba muy alarmada".
Guerrero, llamado El Guerrero', también estuvo implicado en la fuga de la cárcel de Matamoros de 2001. En ese incidente, dijo el fiscal general, él y sus hombres superaron y desarmaron a 46 guardias de la prisión, y liberaron a tres miembros del cartel de Cárdenas.
Las tres chicas adolescentes asesinadas en el salón de baile Wild West habían sido invitadas por Guerrero, según entrevistas. Sus asesinos no han sido capturados.
Francisca Morada, cuya hijastra, Perla Lourdes García, 17, es una de las chicas asesinadas, lloró en su modesta casa de los suburbios de Matamoros cuando habló sobre ella.
Morada, una antigua agente de policía, dijo que las autoridades locales usaban armas de menor calibre, que no competían con las de los zetas y sus rivales. "Comparado con lo que tienen ellos, es como combatirles arrojándoles piedras ".
Morada sollozó cuando tomó en sus manos el regalo del Día de la Madre que Perla le había dado el día antes de su muerte, una alegre cesta atada con una cinta y un oso peluche, flores y globitos en su interior. "Vivir en este ambiente es como si no pudieras respirar", dijo. "Sales de casa y sólo Dios sabe si volverás".
Cuando se le preguntó por qué no se había capturado a Guerrero todavía, a pesar de que varias personas entrevistadas en Matamoros lo describieron como un parroquiano de clubes de striptease y salones de baile, Vasconcelos dijo que los agentes federales no reciben ayuda de las autoridades locales cuando se trata de localizar a los zetas.
"Hay muchos cómplices aquí en la policía local, y les ponen sobre aviso, o les ayudan cuando llegamos", dijo. "Así que aquí tenemos dos enemigos: esos tipos y la policía local'.
Bart Beeson contribuyó a este reportaje.
21 junio 2004
©washington post ©traducción mQh"
4 comentarios
la verga -
EL SINALOENSE -
Daniel Hernandez Galicia -
Veronica Villanueva -
Teniente Antonio Hilarion Mejia.
Mayor. Feliciano Garcia Flores
Son solo dos nombres de una larga lista de individuos corruptos que al reintegrarse a las filas del H.Ejercito Mexicano solo estan propagando la podedumbre y currupcion que ellos fomentaron en la PGR de 1996 a 1999.
¿Porq que no investigan a Homero Martinez Iluzaliturri, actual coordinador de la PJ en Michoacan? Cuando fue Coordinador del MPF en Nuevo Laredo y en Jalisco adquirio grandes compromisos. Victor Manuel Torres Moreno... Son peor que los z's ya que estan incrustados en las esferas de poder y desde ahi actuan en la total impunidad cobijados por corruptelas de la alta politica judicial.