cartel de tijuana sigue mortal
[Chris Kraul] Tijuana, México. Después de perder el control del contrabando de drogas debido a las detenciones, la banda se orienta hacia otras actividades ilegales. A pesar de la detención de figuras claves del cartel de la droga de Arellano Félix y la invasión de bandas rivales, los contrabandistas de narcóticos más importantes de Tijuana son igual de peligrosos que siempre, si no más, dijeron agentes norteamericanos.
Las evidencias del caos causado por el llamado cartel de Tijuana son abundantes y espantosas. Este mes pasado, Francisco J. Ortiz Franco, editor del cobativo semanario Zeta, que había publicado reportes detallados de negocios de la banda mexicana, fue matado a balazos frente a sus dos hijos.
Agentes de policía norteamericanos creen que el cartel ha sido debilitado por la detención de decenas de miembros importantes de la banda, incluyendo al cabecilla Benjamín Arellano Félix en 2002 y de sus lugartenientes Efraín Pérez y Jorge Aureliano Félix el mes pasado. Pero las conclusiones recientes de autoridades norteamericanas de que el cartel está destrozado han sido prematuras. Aunque las detenciones han debilitado el control por el grupo del contrabando de heroína y cocaína a lo largo de la frontera occidental de México con Estados Unidos, la banda ha iniciado otras empresas violentas, incluyendo el secuestro y la producción y exportación de metanfetamina, dijo el agente especial John Blake del FBI de Chicago.
"Los tipos que fueron detenidos son los que se encargaban de los tratos de cocaína con los colombianos, los que hacían que las cosas fueran fluidas, operativos claves de una máquina bien aceitada. Esas conexiones ya no existen", dijo Blake.
Aunque el cartel no es la organización de contrabando más importante, su brutalidad sigue inalterada, agregó.
"El cartel de Tijuana es todavía muy peligroso y comete actos atroces de violencia que amenazan la estabilidad de la región", agregó Blake.
La violencia relacionada con las drogas es tan frecuente ahora como a mediados de los años sesenta, cuando Arellano Félix, nacido en Sinaloa, se apoderó de una de las redes de contrabando más activas y lucrativas del mundo. En el último caso, un agente de policía de Tijuana fue torturado y asesinado el lunes, uno de la media docena de homicidios que se cometen al mes en Baja California y que las autoridades atribuyen al cartel de la droga. Desde entonces, la banda de Arellano Félix ha sido acusada del asesinato de dos jefes de policía de Tijuana, de numerosos fiscales federales y nacionales y de cientos de agentes de policía. Se cree ampliamente aquí que el asesinato en enero de Rogelio Delgado Neri, un antiguo procurador general para la región, fue ordenado por el cartel.
En las semanas que precedieron a la muerte del periodista Ortiz Franco, Zeta publicó varios artículos que detallaban una variedad de delitos cometidos supuestamente por la banda, artículos que el editor Jesús Blancornelas cree que llevaron al asesinato de su colega.
Los reportajes incluían la compra por el cartel de credenciales policiales a agentes corruptos, la organización de la fuga de varios de sus miembros de una cárcel de Tijuana y el encargo del asesinato de Delgado Neri. La semana antes de su asesinato, Ortiz Franco escribió un artículo que mostraba la jerarquía del cartel, de arriba a abajo, y con nombres de sus miembros.
"Como en los incidentes previos, este también fue una venganza", dijo Blancornelas sobre el asesinato de Ortiz Franco, aludiendo a su propio y estrecho escape de un intento de asesinato en 1997 y el asesinato de su colega Héctor Félix Miranda. "Zeta publicó la información y eso molestó a los narcos".
Blake, el agente del FBI, cree que la violencia ha surgido a medida que el cartel de Tijuana trata desesperadamente de conservar su reducido territorio. Mucho del negocio de la cocaína y heroína que han perdido los Arellano Félix han sido desviado por una banda rival de Sinaloa encabezada por Ismael El Mayo' Zambada. Se cree que tiene el control de los pasillos de Mexicali y posiblemente de Tecate, al este de Tijuana, a la banda de Arellano Félix, dijeron funcionarios norteamericanos.
El sindicato de Arellano Félix también perdió el control de Mazatlán -un activo puerto del Pacífico utilizado en Sinaloa como punto de trasbordo de la cocaína colombiana- a Zambada, dijo Blake. Ramón Arellano Félix, el hermano de Benjamín y acreedor del cartel, fue matado por la policía en Mazatlán en febrero de 2002, cuando estaba según se dice tratando de arreglar cuentas con Zambada.
Jack Hook, agente especial y subdirector de las oficinas de la Administración para el Control de Drogas de San Diego, cree que el cartel ha remplazado gran parte de su perdido flujo de dinero por los ingresos de la metamfetamina y de los rescates de los secuestros.
"La organización de Arellano Félix ha sufrido pérdidas, pero todavía funciona", dijo Hook. "No la consideraremos desmantelada hasta que no saquemos a los cabecillas de las calles".
Se cree ahora que el cartel es dirigido por dos de los otros hermanos de Arellano Félix, Eduardo y Javier. Una hermana, Enedina Arellano Félix, una mujer de negocios que se pensaba que era la heredera del cartel, no hace parte de los cabecillas, según la DEA.
Los tentáculos del cartel todavía llegan a las esferas políticas, sociales y culturales de Baja California y no se los cortará fácilmente, dijo Víctor Clark Alfaro, director del Centro Binacional de Derechos Humanos.
"Yo pensé que con la captura de Benjamín y la muerte de Ramón el cartel estaba cerca de su fin. Pero tiene un enorme poder de recuperación", dijo Clark. Atribuyó esa recuperación a sobornos de políticos, policías y comerciantes, que se calculan en un millón de dólares al día.
A pesar del firme ritmo de la violencia en esta ciudad fronteriza violenta y en crecimiento, de dos millones de habitantes, el asesinato del editor de Zeta causó conmoción. Después de dar libre por el día a sus guardaespaldas, Ortiz Franco, padre de tres hijos, recibió cuatro impactos de bala en su coche. Dos de sus hijos, que estaban en el asiento trasero, no sufrieron heridas. Su viuda, una abogado, ha abandonado Tijuana con sus hijos.
Dos días más tarde, después de una violenta balacera en las calles del barrio de Loma Dorada, agentes de la Agencia Federal de Investigaciones de México arrestaron al acreedor de Arellano Félix, Mario García Simental, conocido como El Cris', que los fiscales creen que ordenó los asesinatos de Ortiz Franco, Delgado Neri y muchos otros.
Esa detención, junto con la de Efraín Pérez y Jorge Aureliano Félix en junio, fueron celebrados por Hook, de la DEA, como prueba de que el presidente mexicano Vicente Fox planeaba capturar a los barones de la droga, un programa que Hook dijo que no siempre fue aparente en administraciones pasadas.
En su número del 8 de julio, Zeta reportaba que el asesino de Ortiz Franco era el antiguo soldado Heriberto Lazcano. Blancornelas, de Zeta, identificó al chofer del coche de escape como Víctor Urquillo, otro asociado de Arellano Félix. Blancornelas se negó a revelar sus fuentes pero dijo que su semanario estaba haciendo su propia investigación sobe el asesinato de su colega.
En una entrevista, el procurador general del estado Antonio Martínez Luna dijo que la posible implicancia de los dos hombres está entre las "líneas de investigación" de su despacho.
En su despacho editorial fuertemente vigilado, al que la policía federal le ha subido los agentes asignados de 14 a 17 después del asesinato de Ortiz Franco, Blanconerlas juró que su semanario continuará denunciando al cartel de Arellano Félix.
Pero reconoció que el asesinato de su colega de tanto tiempo le hizo cuestionarse el coste humano de la cruzada de 20 años de Zeta. Es el único sobreviviente de los tres fundadores del semanario, que incluía a Félix Miranda y Ortiz Franco.
"Nos entristece mucho y a veces lamentamos haber creado este periódico, porque ha provocado la muerte de tres personas en 25 años", dijo Blancornelas, refiriéndose a los asesinatos de Ortiz Franco, Félix Miranda y uno de sus propios guardaespaldas en el atentado contra su vida en 1997. "Pero al mismo tiempo nos obliga a resolver el caso, como periodistas".
A pesar del asesinato y de su implícita amenaza a otros escritores de Zeta, Blancornelas dijo que su periódico no abandonará su agresiva cobertura de los bajos fondos de Tijuana.
"Ellos son traficantes de drogas, nosotros periodistas", dijo. "Deberían dedicarse a otra cosa si no quieren salir en las noticias".
18 de julio de 2004
©losangelestimes ©traducción mQh
Las evidencias del caos causado por el llamado cartel de Tijuana son abundantes y espantosas. Este mes pasado, Francisco J. Ortiz Franco, editor del cobativo semanario Zeta, que había publicado reportes detallados de negocios de la banda mexicana, fue matado a balazos frente a sus dos hijos.
Agentes de policía norteamericanos creen que el cartel ha sido debilitado por la detención de decenas de miembros importantes de la banda, incluyendo al cabecilla Benjamín Arellano Félix en 2002 y de sus lugartenientes Efraín Pérez y Jorge Aureliano Félix el mes pasado. Pero las conclusiones recientes de autoridades norteamericanas de que el cartel está destrozado han sido prematuras. Aunque las detenciones han debilitado el control por el grupo del contrabando de heroína y cocaína a lo largo de la frontera occidental de México con Estados Unidos, la banda ha iniciado otras empresas violentas, incluyendo el secuestro y la producción y exportación de metanfetamina, dijo el agente especial John Blake del FBI de Chicago.
"Los tipos que fueron detenidos son los que se encargaban de los tratos de cocaína con los colombianos, los que hacían que las cosas fueran fluidas, operativos claves de una máquina bien aceitada. Esas conexiones ya no existen", dijo Blake.
Aunque el cartel no es la organización de contrabando más importante, su brutalidad sigue inalterada, agregó.
"El cartel de Tijuana es todavía muy peligroso y comete actos atroces de violencia que amenazan la estabilidad de la región", agregó Blake.
La violencia relacionada con las drogas es tan frecuente ahora como a mediados de los años sesenta, cuando Arellano Félix, nacido en Sinaloa, se apoderó de una de las redes de contrabando más activas y lucrativas del mundo. En el último caso, un agente de policía de Tijuana fue torturado y asesinado el lunes, uno de la media docena de homicidios que se cometen al mes en Baja California y que las autoridades atribuyen al cartel de la droga. Desde entonces, la banda de Arellano Félix ha sido acusada del asesinato de dos jefes de policía de Tijuana, de numerosos fiscales federales y nacionales y de cientos de agentes de policía. Se cree ampliamente aquí que el asesinato en enero de Rogelio Delgado Neri, un antiguo procurador general para la región, fue ordenado por el cartel.
En las semanas que precedieron a la muerte del periodista Ortiz Franco, Zeta publicó varios artículos que detallaban una variedad de delitos cometidos supuestamente por la banda, artículos que el editor Jesús Blancornelas cree que llevaron al asesinato de su colega.
Los reportajes incluían la compra por el cartel de credenciales policiales a agentes corruptos, la organización de la fuga de varios de sus miembros de una cárcel de Tijuana y el encargo del asesinato de Delgado Neri. La semana antes de su asesinato, Ortiz Franco escribió un artículo que mostraba la jerarquía del cartel, de arriba a abajo, y con nombres de sus miembros.
"Como en los incidentes previos, este también fue una venganza", dijo Blancornelas sobre el asesinato de Ortiz Franco, aludiendo a su propio y estrecho escape de un intento de asesinato en 1997 y el asesinato de su colega Héctor Félix Miranda. "Zeta publicó la información y eso molestó a los narcos".
Blake, el agente del FBI, cree que la violencia ha surgido a medida que el cartel de Tijuana trata desesperadamente de conservar su reducido territorio. Mucho del negocio de la cocaína y heroína que han perdido los Arellano Félix han sido desviado por una banda rival de Sinaloa encabezada por Ismael El Mayo' Zambada. Se cree que tiene el control de los pasillos de Mexicali y posiblemente de Tecate, al este de Tijuana, a la banda de Arellano Félix, dijeron funcionarios norteamericanos.
El sindicato de Arellano Félix también perdió el control de Mazatlán -un activo puerto del Pacífico utilizado en Sinaloa como punto de trasbordo de la cocaína colombiana- a Zambada, dijo Blake. Ramón Arellano Félix, el hermano de Benjamín y acreedor del cartel, fue matado por la policía en Mazatlán en febrero de 2002, cuando estaba según se dice tratando de arreglar cuentas con Zambada.
Jack Hook, agente especial y subdirector de las oficinas de la Administración para el Control de Drogas de San Diego, cree que el cartel ha remplazado gran parte de su perdido flujo de dinero por los ingresos de la metamfetamina y de los rescates de los secuestros.
"La organización de Arellano Félix ha sufrido pérdidas, pero todavía funciona", dijo Hook. "No la consideraremos desmantelada hasta que no saquemos a los cabecillas de las calles".
Se cree ahora que el cartel es dirigido por dos de los otros hermanos de Arellano Félix, Eduardo y Javier. Una hermana, Enedina Arellano Félix, una mujer de negocios que se pensaba que era la heredera del cartel, no hace parte de los cabecillas, según la DEA.
Los tentáculos del cartel todavía llegan a las esferas políticas, sociales y culturales de Baja California y no se los cortará fácilmente, dijo Víctor Clark Alfaro, director del Centro Binacional de Derechos Humanos.
"Yo pensé que con la captura de Benjamín y la muerte de Ramón el cartel estaba cerca de su fin. Pero tiene un enorme poder de recuperación", dijo Clark. Atribuyó esa recuperación a sobornos de políticos, policías y comerciantes, que se calculan en un millón de dólares al día.
A pesar del firme ritmo de la violencia en esta ciudad fronteriza violenta y en crecimiento, de dos millones de habitantes, el asesinato del editor de Zeta causó conmoción. Después de dar libre por el día a sus guardaespaldas, Ortiz Franco, padre de tres hijos, recibió cuatro impactos de bala en su coche. Dos de sus hijos, que estaban en el asiento trasero, no sufrieron heridas. Su viuda, una abogado, ha abandonado Tijuana con sus hijos.
Dos días más tarde, después de una violenta balacera en las calles del barrio de Loma Dorada, agentes de la Agencia Federal de Investigaciones de México arrestaron al acreedor de Arellano Félix, Mario García Simental, conocido como El Cris', que los fiscales creen que ordenó los asesinatos de Ortiz Franco, Delgado Neri y muchos otros.
Esa detención, junto con la de Efraín Pérez y Jorge Aureliano Félix en junio, fueron celebrados por Hook, de la DEA, como prueba de que el presidente mexicano Vicente Fox planeaba capturar a los barones de la droga, un programa que Hook dijo que no siempre fue aparente en administraciones pasadas.
En su número del 8 de julio, Zeta reportaba que el asesino de Ortiz Franco era el antiguo soldado Heriberto Lazcano. Blancornelas, de Zeta, identificó al chofer del coche de escape como Víctor Urquillo, otro asociado de Arellano Félix. Blancornelas se negó a revelar sus fuentes pero dijo que su semanario estaba haciendo su propia investigación sobe el asesinato de su colega.
En una entrevista, el procurador general del estado Antonio Martínez Luna dijo que la posible implicancia de los dos hombres está entre las "líneas de investigación" de su despacho.
En su despacho editorial fuertemente vigilado, al que la policía federal le ha subido los agentes asignados de 14 a 17 después del asesinato de Ortiz Franco, Blanconerlas juró que su semanario continuará denunciando al cartel de Arellano Félix.
Pero reconoció que el asesinato de su colega de tanto tiempo le hizo cuestionarse el coste humano de la cruzada de 20 años de Zeta. Es el único sobreviviente de los tres fundadores del semanario, que incluía a Félix Miranda y Ortiz Franco.
"Nos entristece mucho y a veces lamentamos haber creado este periódico, porque ha provocado la muerte de tres personas en 25 años", dijo Blancornelas, refiriéndose a los asesinatos de Ortiz Franco, Félix Miranda y uno de sus propios guardaespaldas en el atentado contra su vida en 1997. "Pero al mismo tiempo nos obliga a resolver el caso, como periodistas".
A pesar del asesinato y de su implícita amenaza a otros escritores de Zeta, Blancornelas dijo que su periódico no abandonará su agresiva cobertura de los bajos fondos de Tijuana.
"Ellos son traficantes de drogas, nosotros periodistas", dijo. "Deberían dedicarse a otra cosa si no quieren salir en las noticias".
18 de julio de 2004
©losangelestimes ©traducción mQh
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