cada vez mueren más boleros
De estos transportistas, unos cinco al año son enterrados a expensas del Estado holandés, porque nadie quiere o puede arreglar las exequias.
Las personas que mueren durante el vuelo o en el aeropuerto son llevadas al mortuorio. Según De Haardt el año pasado una decena de boleros murieron después de que se les abrieran en el estómago las bolas de coca. "Hemos tenido años con quince casos de muerte". Este año se han contado cuatro hasta el momento.
A De Haardt le parece "muy triste" que estos transportistas extranjeros sean enterrados en Holanda de modo prácticamente anónimo, ya que la familia no puede pagar el transporte del cadáver a su país. Él aboga por la creación de una fundación que se encargue de arreglar el transporte y el entierro de estos transportistas, a menudo gente muy pobre.
"Los que no saben nada de esto simplifican la cuestión a menudo basándose en prejuicios sobre los boleros, pero en la realidad se trata con frecuencia de casos muy tristes", asegura De Haardt.
Madre
Cita el ejemplo de un caso extremo que vivió de cerca. "En un cementerio de Hoofddorp hay enterrada una madre colombiana, muerta después de haber tragado dedos de coca. De pura necesidad fue que hizo el transporte, pues necesitaba el dinero para criar a sus niños de cuatro y cinco años".
Cada año llegan a los medios de comunicación sólo un par de casos de boleros que hayan muerto en el avión. En el período que va de 1997 a 2001 sólo se registraron en los medios de comunicación catorce casos.
En años posteriores no se dio a conocer ningún dato.
Antes provocaba la muerte de los boleros mucha conmoción entre el personal de vuelo. KLM amenazó en su momentocon eliminar los vuelos de riesgo, pero nunca lo llevó a cabo.
©het parool ©traducción mQh
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