Blogia
mQh

EJÉRCITO USA SE VUELVE HACIA LOS GUARDIAS PRIVADOS - t. christian miller


El ejército norteamericano traspasa cada vez más tareas a empresas privadas de seguridad. Algunas de estas han sido denunciadas por cobros abusivos y otras irregularidades. Otras reciben contratos fuera de licitación después de haber perdido las licitaciones abiertas. Un nuevo escándalo sobre el dinero de la guerra de Iraq.
Washington, Estados Unidos. Los militares son criticados por poner en riesgo la seguridad de las bases y por un proceso que ha adjudicado mil millones de dólares fuera de licitación.
Adelgazado por los despliegues de tropas en Iraq y Afganistán y por las necesidades de seguridad en casa, el ejército recurre a la contratación de guardias de seguridad privados para ayudar a proteger a docenas de bases militares norteamericanas.
A la fecha hay más de 4.300 agentes de seguridad privados que han sido destinados a trabajar en cincuenta instalaciones del ejército norteamericano, de acuerdo a documentos del ejército obtenidos por The Times.
El trabajo fue adjudicado a cuatro empresas -dos de las cuales recibieron los contratos sin tener que participar en una licitación. Los contratos tienen un valor de mil 240 millones de dólares.
El ejército dice que la maniobra le permite liberar a más de sus soldados para el frente militar mientras que contrata rápidamente a guardias privados en el lugar para satisfacer las necesidades adicionales de protección desde los atentados del 11 de septiembre.
Pero la iniciativa del ejército ha sido criticada por dos razones: compromete la seguridad militar nacional, y constituye un abuso de la ley destinada a ayudar a los empobrecidos nativos de Alaska.
Dos contratos de cinco años de un valor de mil millones fueron adjudicados a dos pequeñas empresas de nativos de Alaska con poca experiencia previa en seguridad. Las empresas, que operan bajo leyes de contratación especiales que les permiten evitar tener que concursar, adjudicaron parte del trabajo a dos de las más grandes empresas de seguridad del país: Wackenhut Services Inc., y Vance Federal Security Services.
Los contratos de Alaska Native cubren 36 bases -incluyendo tres en California: Ft. Irwin, el Depósito del Ejército en Sierra y el Presidio de Monterrey.
"Estoy preocupado de la protección de nuestras instalaciones militares", dijo el diputado Lane Evans, un demócrata de Illinois en el Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara y ha pedido que se investigue los contratos.
"Algunas de esas instalaciones cobijan armas químicas y materiales de inteligencia y no deben ser puestas en peligro con procesos de contratación cuestionables y protección deficiente".
Los demócratas, grupos de derechos civiles y expertos en contratación independientes dijeron que los tratos del Ejército para la contratación de las empresas de los nativos de Alaska constituían una puerta trasera por la que enviar dinero de los contribuyentes a Wackenhut y Vance, que perdieron la primera vez que tuvieron que concursar abiertamente con otras compañías por los contratos de protección.
"Es una distorsión del espíritu de la ley", dijo Danielle Brian, director ejecutivo del Government Oversight Program, un grupo de derechos civiles. "La ley fue diseñada en beneficio de empresas que necesitaban un empujón especial. Pero a fin de cuentas, el que aprovecha es Wackenhut, simplemente una descarada distorsión del sistema".
La movida es parte de una tendencia más amplia de contratar a guardias privados para hacer muchos de los trabajos que estaban previamente a cargo de los militares. Desde la guerra de Iraq, el cambio hacia los contratistas privados se ha acelerado. Las compañías de seguridad hacen ahora de todo, desde servicios de lavandería para los soldados hasta ofrecer protección a oficiales norteamericanos de alto rango.
En las bases del ejército de Estados Unidos, oficiales dijeron que las necesidades de protección que surgieron tras los atentados del 11 de septiembre los habían obligado a usar a miles de unidades en servicio activo y de reserva para realizar patrullas y turnos de vigilancia adicionales.
Funcionarios de Defensa ven a los guardias de seguridad privados como una oportunidad para ocuparse de actividades de seguridad adicionales, liberar a más soldados para el campo de combate y hacer posible que las unidades de reserva vuelvan a casa cuando terminen sus obligaciones militares.
Funcionarios del departamento de Defensa tuvieron primero que convencer al Congreso de levantar una ley federal de casi dos décadas de antigüedad que prohibía la contratación de guardias de seguridad privados en bases militares. La ley fue aprobada después de que los sindicatos de funcionarios dijeran que tenían miedo de perder contratos no militares de vigilancia para el departamento de Defensa a manos de empresas privadas.
Oficiales del ejército dijeron que el Congreso se tomó demasiado tiempo y no tuvieron tiempo de organizar una licitación abierta.
La posibilidad de adjudicar contratos a firmas de nativos de Alaska fuera de licitación permitió al ejército instalar rápidamente a los guardias de seguridad privados. En julio de 2003 el ejército decidió emitir contratos a dos compañías, cada uno por un valor de 500 millones de dólares en cinco años.
El socio de Wackenhut es la compañía de nativos de Alaska, Alutiiq Security and Technology, con sede en Chesapeake, Vancouver. La otra firma de nativos de Alaska, Chenega Technical Products, con sede en Panama City, Florida, subcontrató a Vance.
Hacia la misma fecha que se adjudicaba esos contratos a nativos de Alaska, el ejército también decidió emitir dos contratos más para proporcionar protección a las bases por medio de dos licitaciones abiertas normales. El ejército dijo que tenía más tiempo para la segunda ronda de contratos, que fueron adjudicados en septiembre de 2003.
En esa licitación, Wackenhut y Vance participaron en la licitación, pero perdieron ante otras empresas, según se lee en documentos del ejército.
Las dos compañías ganadoras, Coastal International, de Carolina del Sur, y Akal Security, de Nuevo México, recibieron contratos por un valor de 74 millones de dólares para proteger a doce bases.
El ejército declaró que los guardias privados han funcionado bien, y estaban adiestrados con las mismas exigencias que los guardias civiles del departamento de Defensa, que trabajan en bases del ejército junto con agentes de la policía militar.
"El resultado general [del programa de guardias de seguridad] ha sido excelente y a la altura de las exigencias del contrato", declaró el ejército en una respuesta escrita a preguntas de The Times.
Las empresas de seguridad privadas también rechazaron las quejas.
Wackenhut dijo que las críticas eran parte de una batalla de los sindicatos contra la empresa, en la que participaba uno de los sindicatos de servicios más grandes del país, el Sindicato Internacional de Empleados de Servicios, que quiere sindicalizar a los guardias de Wackenhut.
Alutiiq declaró que los resultados justificaban la decisión del ejército.
La experiencia previa de la empresa de seguridad consiste en haber montado una fuerza policial privada de 120 hombres para el Atol de Kwajalein, un terreno de pruebas balísticas en el Pacífico Sur.
"Les estamos pagando [a nuestros guardias] algo más. Pero tenemos resultados excelentes. Te dan lo que pagas", dijo Bruce Swagler, director del programa de seguridad de Alutiiq. "Tanto en lo que se refiere a la calidad como a los resultados, el gobierno cree que estamos haciendo un buen trabajo".
Después de enterarse del interés del ejército en contratar a guardias de seguridad privados, funcionarios de la empresa dijeron que Alutiiq y Wackenhut coordinaron su asociación: Alutiiq proporcionaba contratos veloces, y Wackenhut, la experiencia. Las dos firmas -juntas- reclutaron a los guardias, el 51 por ciento de los cuales se transformaron en empleados de Alutiiq y el 49 por ciento en empleados de Wackenhut, como establece el contrato.
Alutiiq dijo que por lo que él sabía, uno de sus guardias era un nativo de Alaska. "Cuando el ejército necesitaba hacer algo y lo nacesitaba rápidamente, se enviaba hacia empresas de nativos de Alaska, dijo James L. Long, presidente y director ejecutivo de Wackenhut Services, una subsidiaria de Wackenhut. "Dejamos en claro al ejército que teníamos una relación de Alutiiq y Alutiiq se aseguró de que el ejército supiera que ellos estaban relacionados con Wackenhut".
Las empresas de los nativos de Alaska -llamadas a veces las empresas de la ‘Ley de Stevens' debido a que son fuertemente apoyadas por el senador Ted Stevens, un republicano de Alaska que encabezó el Comité de Apropiaciones de la Cámara- fueron creadas en 1971 como parte de un acuerdo sobre reclamaciones de tierras de grupos tribales de Alaska.
Los pequeños negocios que pertenecieran a estas empresas podían obtener contratos fuera de licitación por valores ilimitados, una ventaja de la que no gozan otro tipo de empresas. Y aunque nativos de Alaska deben ser dueños de la compañía, los miembros de la tribu no deben hacer nada, es decir, las empresas pueden subadjudicar el trabajo a otras empresas.
El razonamiento era que los beneficios generados por las empresas volvían a las empobrecidas tribus de Alaska, que podían usar el dinero para pagar dividendos o establecer fondos de becas de estudio.
Aunque los dividendos en algunos años han estado por encima de los 50 mil dólares por accionista, lo más típico es que no superen algunos miles de dólares.
Los contratos militares de guardias adjudicados a Alutiiq y Wackenhut totalizan de momento 94.4 millones de dólares para la protección de 16 bases, mientras Chenega y Vance obtuvieron contratos por un valor de 89.9 millones de dólares para proteger 20 bases.
Debido a que Wackenhut y Vance han perdido ante otras empresas cuando deben competir en una licitación, grupos expertos en contrataciones preguntaron si acaso el ejército no estaba pagando demasiado por esos contratos fuera de licitación.
Steven Schooner, un especialista en contrataciones de la Facultad de Leyes de la Universidad George Washington, mostraban una falta de planificación.
"Es verdad que [las empresas de nativos de Alaska] reciben contratos de volúmenes asombrosos únicamente con el propósito de evadir la competencia o de servir como embudo para las mismas empresas que deberían de otro modo estar compitiendo por los contratos... Es un insulto" dijo Schooner. "Es ridículo".
Los sindicatos y grupos de derechos civiles han planteando su preocupación por el funcionamiento de Wackenhut y Vance en otros contratos.
Los sindicatos han atacado a Vance por actuar agresivamente contra trabajadores en huelga cuando la compañía ha sido contratada para proteger fábricas y lugares de trabajo.
Wackenhut ha sido acusada por los sindicatos y funcionarios de gobierno de permitir lapsos de seguridad en las plantas nucleares del país, muchas de las cuales emplean a guardias de Wackenhut. Un informe de este año del inspector general del departamento de Energía dijo que antiguos y actuales guardias de seguridad en el recinto de armas nucleares de Oak Ridge se habían quejado de que Wackenhut manipulaba los resultados alterando los equipos de prueba y entregando información a guardias de bajo rango antes de los ataques simulados.
"Es realmente irresponsable poner a Wackenhut, de la que se ha probado que ha engañado al gobierno en las pruebas de seguridad, a realizar labores de protección en bases militares estadounidenses", dijo Stehen Lerner, director de la sección de seguridad del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios, que mantiene una página en la red donde critica a Wackenhut.
"No se trata se darse vueltas en el jardín. Se trata de proteger instalaciones que son blancos potenciales de los terroristas".
Wakenhut ha defendido sus resultados, observando que continuaba recibiendo trabajo del gobierno. También dijo que las críticas del inspector general iban dirigidas más contra el departamento de Energía que contra Wackenhut.
"Hacemos lo que se nos dice que hagamos. Se nos contrata para hacer lo que hacemos", dijo Long.

12 de agosto de 2004
©traducción mQh
©losangelestimes

0 comentarios