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[Reed Johnson] Los artistas esperan dar la voz de alarma sobre los asesinatos de mujeres y niñas en Ciudad Juárez. Pero muchos dicen que las obras son sensacionalistas.
Ciudad de México, México. Dentro de poco tiempo los fantasmas de Ciudad Juárez llegarán a las salas de cine, a la televisión, a las librerías, al teatro y al disco compacto más cerca de usted.
Más de una década después de que comenzaran a aparecer cadáveres de mujeres y niñas a lo largo de la frontera de Tejas en el norteño estado de Chihuahua, decenas de artistas en México y Estados Unidos han comenzado a rodar películas, montar piezas de teatro, escribir libros, grabar canciones y producir docudramas de televisión en respuesta a lo que se ha transformado en una crisis de derechos humanos y en un escándalo bi-nacional. De acuerdo a Amnistía Internacional, desde 1993 se han encontrado en el área los cuerpos de al menos 370 mujeres, algunas violadas y salvajemente mutiladas, y cientos de otras mujeres que todavía están desaparecidas.
Los artistas e intérpretes, movidos sea por indignación moral, la atracción de los temas candentes, la fascinación con historias de crímenes verdaderos o una combinación de estos factores, están llamando la atención sobre los asesinatos -en su mayor parte no resueltos aún- más allá de la policía y la prensa, e introduciéndolos en el reino de la cultura popular. El mes pasado un reportaje en el diario Reforma, de Ciudad de México, calculaba que 25 obras de arte y proyectos comerciales ya estaban terminados o estaban en elaboración.
Al mismo tiempo, están surgiendo preocupaciones a ambos lados de la frontera de que el mero número de proyectos relacionados con Juárez está alcanzando su punto de saturación y que algunos son sensacionalistas, juegan descuidadamente con los hechos o parecen estar más interesados en la historia que en el conteo de cadáveres.
"Creo que la participación de los artistas es muy importante para llamar la atención del público sobre de lo que está pasando con las mujeres de Juárez", dice Bonnie Abaunza, director de Artists for Amnesty, un programa de Amnistía Internacional de Estados Unidos basado en Los Angeles. Sin embargo, dice que "habrá gente que desafortunadamente querrá explotar la tragedia debido a que ha captado la imaginación del público general".
Entre los proyectos de Juárez se encuentra una serie de televisión para una importante red mexicana y canciones pop orientadas al mercado de masas, una pieza de teatro que está siendo representada en un pequeño teatro de Los Angeles, libros auto-editados y películas independientes. Los largometrajes en camino incluyen ‘La Virgen de Juárez', co-escrito y dirigido por Kevin James Dobson y con el papel protagonista de Minnie Driver y Ana Claudia Talancón (‘El Crimen del Padre Amaro'), que concluyó el rodaje el mes pasado en el barrio de Boyle Heights, de Los Angeles.
Abaunza dice que ella sabe de al menos tres otros guiones de Hollywood en diversas fases de desarrollo cuyos autores han buscado el apoyo de Amnistía Internacional. Abaunza ya revisó dos de ellos, que se negó a identificar. "Creo que son piezas sobre el género que están explotando el asunto", dice. También en Los Angeles el Grupo de Teatro SINERGIA anunció recientemente que prolongaría su representación de la pieza ‘Las Mujeres de Juárez', de Rubén Amavizca, en el Teatro Frida Kahlo, hasta mediados de septiembre.
En México la canción ‘Las Mujeres de Juárez' del veterano grupo norteño Los Tigres del Norte provocó quejas tanto de las autoridades federales como de las familias de las víctimas cuando fue lanzada a comienzos de año, y la red nacional Azteca emitió en julio un polémico docudrama, ‘Tan Infinito Como el Desierto'.
La mayoría de los informes mexicanos sobre estas polémicas se han limitado hasta el momento a cortas notas de prensa. Pero el debate se puede agudizar en los próximos meses, especialmente ahora que más artistas y medios estadounidenses tratan el problema. Abaunza dice que el interés artístico alcanzó un punto crítico en 2003, en torno al publicitado décimo aniversario de los primeros asesinatos. Y en febrero de ese año se encontró el cuerpo de otra víctima: una niña de siete años cuyos ojos habían sido vaciados. "Esa noticia es la gota que colmó el vaso, en especial en la comunidad artística", dice Abaunza.
Algunos de los primeros artistas en llegar a la escena de Juárez no están contentos con todos los recién llegados. "Sé que [en Hollywood] hay varias películas en producción. Es algo tan sensacional que se lanzan sobre el tema como si fueran buitres", dice Lourdes Portillo, una cineasta mexicana-estadounidense cuyo documental de 2001 ‘Señorita Extraviada' contribuyó a despertar la atención global sobre los asesinatos.
Portillo dice que en el rodaje de la película tomó la precaución de obtener el permiso de los familiares antes de usar los nombres e historias de las víctimas. "Creo que las madres de estas chicas son dueñas de sus historias", dice por teléfono desde Los Angeles. "Y creo que todos piensan que cualquiera se las puede apropiar. Pero no están para que se las lleve el primer llegado".

Nuevos Modos De Expresarse
A veces un tema es tan doloroso y desapacible que el arte duda en abordarlo. Pero una vez que lo hace los resultados pueden ser revolucionarios. Goya prácticamente tuvo que reinventar la pintura para transmitir la gráfica brutalidad de la campaña napoleónica contra España en su serie de grabados ‘Desastres de la Guerra'. Art Spiegelman transformó el cómic con ‘Maus', su antropomórfica meditación sobre el Holocausto.
Algunos artistas que trabajan en proyectos relacionados con Juárez están a la búsqueda de maneras innovadoras de tratar los asesinatos desde una perspectiva más matizada e informada, al mismo tiempo que se evitan los clichés de las películas sangrientas y las convenciones de la literatura barata. Entre las obras más esperadas e inusuales se encuentra un libro compuesto por la actriz Mia Kirshner (del show ‘The L Word') que combina escritos, fotografías y otras contribuciones personales de miembros de las familias de las víctimas de Juárez con texto e ilustraciones evocativas del estilo de la novela ilustrada. El libro será publicado en 2006 y también incluirá capítulos sobre las mujeres refugiadas de la república rusa de Ingushetia y a lo largo de la frontera entre Tailandia y Myanmar.
Kishner dice que ha gastado tres años en la coordinación e investigación para el libro. Nieta de sobrevivientes del Holocausto, quería transmitir los pensamientos y puntos de vista de la gente más directamente afectada por las atrocidades de las que hace la crónica.
"No se supone que el libro sea un manifiesto solemne sobre el estado de las cosas humanas", dice Kirschner, que recibió una pequeña subvención de Amnistía Internacional y que financia el resto del proyecto con dinero de su propio bolsillo. "Será como si miraras en el diario de vida de alguien. No habrá nada de aspecto profesional en este libro. Será como mirar algo muy valioso".
El artista Phoebe Gloeckner, que viajó con Kirshner a Ciudad Juárez el otoño pasado dice que el libro evitará una historia lineal e intentará relacionar "esta clase de inconexa historia de confusión, horror y pérdida". Aunque admira el documental de Portillo, Gloeckner dice que en el cine "las imágenes van muy rápido. Con un libro te puedes detener en algunas cosas, hacer conexiones entre las cosas de modo de tener más oportunidades de construir niveles de significación... porque tú sabes que el lector será capaz de avanzar o retroceder en el libro y tratar de entender las historias mismas".
Gloeckner dice que el proyecto lo atrajo sobre todo por razones artísticas. "No diré nunca que lo estoy haciendo para pedir la atención sobre algo porque entonces parece propaganda. Creo que el peligro para el arte en tratar de transmitir un mensaje es que a menudo deja de ser arte. Por otro lado, distanciándome, quiero que terminen [los asesinatos]".
Otros se muestran más esperanzados de que sus proyectos ayuden de algún modo a resolver los asesinatos. "Creo que es un patio de recreo para asesinos de todo tipo: en serie, intrafamiliar, del modo como los llames, todos están ahí", dice Dobson, escritor y director de ‘La Virgen de Juárez'. "Es el caos perfecto para el mal, y creo que si arrojas luz sobre el mal, este se oculta en su rincón".
Dobson dice que se enteró de los asesinatos en México mientras investigaba un tema que lo obsesionaba desde su infancia en Inglaterra: los llamados ‘asesinatos de los Moors', asesinatos en serie de niños en los años sesenta cometidos por una pareja de novios.
"Cuando era niño, era la materia de que se hacen las pesadillas. Y cuando leo sobre la situación de Juárez, esos demonios vuelven a despertar y se mantienen despiertos".

Una Película
Minnie Driver y Ana Claudia Talancón están rodando ‘La Virgen de Juárez' en Ciudad Juárez. El director y co-guionista Kevin James Dobson quiere "arrojar luz sobre el mal". En la película Talancón es una joven mujer que, después de ser agredida y dejada por muerta, comienza a tener visiones y desarrolla estigmas. Dobson dice que la premisa que inspiró el personaje principal del largometraje fue: "¿Qué si Juana de Arco hubiera nacido en Juárez?"
Driver, que hace trabajo voluntario para la agencia de ayuda Oxfam International, cree que las víctimas y sus familias "necesitan ayuda de gente que pueda gritar más alto".
En la película hace de una periodista de Los Angeles que investiga los asesinatos. "No tiene un final feliz como en Hollywood. Sería obsceno y ridículo si lo hubiera, porque esto sigue sucediendo".
Victoria Caraveo Vallina, que como directora del Instituto Chihuahuense de la Mujer trabaja con madres de las víctimas de Juárez, dice que ha observado una tendencia hacia el sensacionalismo en proyectos creativos relativos a Juárez. Hoy, dice, muchos artistas relacionan "pequeños fragmentos" de anécdotas y rumores y "no verifican la información verídica... y creo que eso está dañando la causa".
Caraveo Vallina es especialmente crítica de la serie -de diez horas y media- de Azteca TV, que dramatiza algunas de las teorías más espantosas propuestas por la policía y los medios. Un episodio trata la posibilidad de que las mujeres estén siendo asesinadas para hacer películas pornográficas snuff. Otro episodio es un crimen por emulación.
Genoveva Martínez, productora ejecutiva de la serie, dice que el equipo de desarrollo del programa quería "crear conciencia" sobre la situación de Juárez, que dice es difícil en un país donde poca gente lee los diarios. Cree que los docudramas de televisión pueden ayudar a rellenar el vacío de información. Dice que la investigación para la serie incluyó entrevistas con autoridades, informes periodísticos sobre los asesinatos e información recabada de páginas en la red, algunas de las cuales pertenecen a organizaciones de apoyo a los familiares de las víctimas, aunque ningún familiar fue directamente entrevistado por el personal de Azteca.
Caraveo Vallina dice que cuando los productores de televisión o cineastas se apartan de los hechos concretos hacia las conjeturas, transforman las vidas individuales de las mujeres en compuestos genéricos y reducen a melodrama las complejidades de sus historias. Esto a su vez alimenta los malentendidos populares. Por ejemplo, dice, se cree ampliamente que casi todas las víctimas trabajaban como maquiladoras, mientras que de hecho no es así. Un estudio encargado por su instituto también descubrió que los motivos de los asesinatos variaban ampliamente, desde el narco-tráfico y agresiones de bandas a delitos sexuales y disputas familiares. "Esto no es una novela, no es ‘Twilight Zone'", dice Caraveo Vallina. "Esto es realidad. Vida real, niñas de verdad con sus vidas, sus sueños, niñas que querían ayudar a sus familias, a sus madres, que querían fundar sus propias familias, casarse. Y las familias están hartas, simplemente hartas".
Julia Caldera Chávez, cuya hija de 16 años, María Elena Chávez Caldera, desapareció hace cuatro años, dice que para algunas de las madres, ver los asesinatos de Juárez recreados en la televisión es como vivirlos nuevamente. Sin embargo, cree que este tipo de enfoques de la cultura pop pueden ayudar a la gente a aprender sobre las "tragedias que vivimos y el dolor que sufrimos cuando perdemos a nuestras hijas".
No se ve un fin próximo de los asesinatos y es probable que sigan surgiendo proyectos. "No creo que los artistas deban tener miedo del problema", dice Abaunza, de Amnistía Internacional. "Creo que deben respetar el dolor de las madres y la verdadera tragedia de la situación y no banalizarla".

Cecilia Sánchez en Ciudad de México contribuyó a este reportaje.
4 de agosto de 2004
13 augustus 2004
©traducción mQh
©losangelestimes

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