CASO DE ESPIONAJE RENUEVA DEBATE SOBRE GRUPO DE PRESIÓN ISRAELÍ CON VÍNCULOS CON EL PENTÁGONO - james risen & david jonhston
El recientemente descubierto caso de espionaje israelí en el Pentágono y en el gobierno norteamericano, que implica a altos personeros de gobierno, proporciona evidencias de la implicación de Israel en la guerra contra Iraq. El grupo de presión israelí en el Pentágono proporcionó evidencias falsas para justificar el ataque contra Iraq.
Washington, Estados Unidos. Comenzó como la mayoría de las investigaciones de seguridad nacional, con un pelotón de agentes del FBI siguiendo clandestinamente a dos hombres, apuntando dónde iban y a quién encontraban. Lo que era diferente en este caso era que los vigilados eran cabilderos del Comité de Asuntos Públicos Americano-Israelí AIPAC, y uno de sus contactos resultó ser un analista político del Pentágono.
La resultante investigación penal sobre si funcionarios del comité entregaron informaciones secretas de funcionarios del Pentágono a Israel se ha transformado en una de las historias de contra-espionaje más bizantinas de que se tenga memoria en tiempos recientes. Hasta el momento, el departamento de Justicia no ha acusado a nadie de ningún delito y nadie ha sido arrestado.
El comité ha calificado de infundadas las acusaciones, e Israel ha negado que realice operaciones de espionaje en Estados Unidos.
Sin embargo, entre bastidores el caso ha re-encendido un largo y envenenado debate acerca de la estrecha relación entre AIPAC, el grupo de presión pro-Israel, y un grupo de funcionarios civiles republicanos en el departamento de Defensa, que están a cargo de la oficina que emplea a Lawrence A. Franklin, el analista del Pentágono.
Sus ideas conservadoras sobre Iraq, Irán y el resto de Oriente Medio han sido polémicas e influyentes en la administración de Bush.
"No hay pruebas", dijo Michael Ledeen, un estudioso conservador en el American Enterprise Institute y amigo de Franklin. "Si tuviesen pruebas, ¿por qué no han detenido o acusado a nadie?"
Casi una docena de funcionarios que han sido informados de la investigación dijeron en una entrevista la semana pasada que el FBI comenzó las pesquisas como un asunto de seguridad nacional basándose en acusaciones precisas de que los empleados de AIPAC han sido un conducto para la transmisión de informaciones confidenciales entre Israel y el Pentágono. Estos funcionarios dijeron que el FBI, en consultas con el departamento de Justicia, ha establecido los fundamentos legales necesarios que exige la ley antes de iniciar la investigación.
Una media docena de personas partidarias del AIPAC y del grupo civil en el departamento de Defensa dijeron que veían la investigación de manera diferente, como un intento políticamente motivado de desacreditar al AIPAC y al grupo del Pentágono. Partidarios del AIPAC han declarado que la organización está siendo involucrada en una controversia sobre inteligencia debido en gran parte a sus estrechos lazos con la administración republicana y el gobierno israelí del primer ministro Ariel Sharon.
Amigos y asociados del grupo civil en el Pentágono creen que están siendo atacados por adversarios dentro de la comunidad de inteligencia que se han opuesto a ellos desde la guerra de Iraq. Los civiles en el Pentágono, encabezados por Paul D. Wolfowitz, el subsecretario de Defensa, y Douglas J. Feith, el subdirector de política exterior, estuvieron entre los primeros inmediatamente después de los atentados del 11 de septiembre en pedir una acción militar que derrocara al régimen de Saddam Hussein en Iraq, un curso de acción apoyado por AIPAC e Israel.
Wolfowitz y Feith eran miembros de una red mayor de expertos en política exterior dentro y fuera del gobierno de Bush que argumentaron enérgicamente de que la guerra contra Iraq hacía parte de la lucha contra el terrorismo.
El grupo del Pentágono hizo circular sus propias evaluaciones de inteligencia, que han sido desde entonces desmentidas por la CIA y por la comisión del 11 de septiembre, argumentando que había una alianza terrorista entre el régimen de Hussein y Al Qaeda.
El grupo también ha demandado que la administración de Bush adopte una política más agresiva hacia Irán y algunos de sus miembros han comenzado a pedir discretamente un cambio de régimen en Teherán. De momento la administración no ha adoptado ninguna actitud definida y los conservadores del Pentágono han comenzado a debatir con funcionarios del departamento de Estado y otras agencias que insisten en una aproximación más moderada hacia Irán.
Para Israel, Irán representa una grave amenaza a su seguridad nacional. Obligar a Estados Unidos a adoptar una postura más dura hacia Teherán es uno de sus principales objetivos en política exterior, y el AIPAC ha estado presionando al gobierno de Bush para que apoye las políticas de Israel.
Franklin se desempeñó como experto sobre Irán en el despacho de Feith y entre los materiales que se sospecha que proporcionó al AIPAC se encuentra un borrador de una directriz presidencial sobre política exterior sobre Irán, que pudo haber proporcionado una idea de los primeros planes del gobierno de Bush.
Pero los escépticos del caso han dicho que Estados Unidos e Israel comparten sobre bases rutinarias información muy sensible sobre asuntos militares y diplomáticos como parte de un acuerdo aprobado oficialmente. Además, la mayoría de los contenidos de los borradores sobre política exterior que afectan a ambos países son bien conocidos para gente fuera del gobierno que sigue de cerca los asuntos americano-israelíes.
Como resultado, algunos de los colegas de Franklin consideran sus actividades como un intento de obtener la ayuda del AIPAC para influir en el gobierno de Bush antes que como un intento de proporcionar información a Israel. Creen que el caso es el último de una serie de ataques de agencias de inteligencia y policiales que creen que están resueltas a disminuir la influencia de civiles conservadores en el Pentágono.
En su opinión ha habido otros intentos de desacreditarlos. En mayo funcionarios estadounidenses dijeron que Ahmed Chalabi, el líder del Congreso Nacional Iraquí y un aliado de larga data de los conservadores del Pentágono, reveló a funcionarios de la inteligencia iraní que Estados Unidos había logrado descifrar los códigos de comunicación de los iraníes.
El FBI comenzó una investigación aún en curso para determinar quién en el gobierno había contado a Chalabi acerca de la operación secreta de desciframiento. La investigación, que incluyó el uso de análisis poligráficos, se concentró en empleados del departamento de Defensa que conocían a Chalabi y que estaban al tanto de la altamente secreta operación de desciframiento.
La investigación del FBI sobre la filtración de Chalabi puede superponerse con el caso de Franklin debido a que los mismos funcionarios del departamento de Defensa tuvieron acceso a información que se creía que era comprometedora.
Pero los funcionarios que fueron informados sobre el caso dicen que siguen siendo dos pesquisas separadas que son dirigidas por equipos diferentes de investigadores, uno con jurisdicción en asuntos iraníes y el otro con autoridad sobre temas israelíes.
El foco y dirección de la investigación de Franklin, que se dio a conocer públicamente este 27 de agosto, permanecen siendo poco claros. Los funcionarios dijeron que la investigación se concentró primero en el AIPAC, pero que más tarde se hizo más intensa después de que agentes del FBI reunieran evidencias que indicaban que funcionarios del AIPAC habían obtenido información clasificada de Franklin, la que había sido entregada a Israel.
Pero no está claro quién, si acaso, será probablemente acusado de espionaje y si el gobierno está más interesado en el AIPAC, Franklin o en los israelíes que pudieron haber recibido la información clasificada. Funcionarios dicen que Franklin ha colaborado con el FBI desde que fuera descubierto por los agentes hace algunas semanas.
Dos funcionarios de AIPAC, Steven Rosen y Keith Weissman, también han sido interrogados por la agencia de espías.
"Sé que es parte de una campaña contra nosotros", dijo Michael Maloof, un antiguo analista del Pentágono que trabajó en una unidad especial de espionaje creada por Feith después del 11 de septiembre. Maloof perdió su acceso a información clasificada después de una investigación que cree que no fue justa.
Ahora cree que Franklin está igualmente siendo tratado injustamente. "Nos están sacando uno por uno", dijo Maloof.
Pero críticos importantes de los conservadores del Pentágono partidarios de la línea dura argumentaron que Wolfowitz, Feith y otros han usado los atentados del 11 de septiembre como un pretexto para aplicar medidas que en algunos modos refleja los intereses del gobierno conservador del Likud de Israel.
Una prueba citada repetidas veces por los críticos es un documento de 1996 del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticos, un laboratorio ideológico israelí, que llamaba al derrocamiento de Saddam Hussein para aumentar la seguridad israelí. Titulado A Clean Break', el documento de 1996 tenía por intención proponer un programa de política exterior para el nuevo gobierno del Likud de Benjamin Netanyahu.
El documento proponía: "Israel puede diseñar su ambiente estratégico en colaboración con Turquía y Jordania, debilitando, conteniendo e incluso haciendo retroceder a Siria. Esta iniciativa se puede concentrar en el derrocamiento de Saddam Hussein en Iraq -un importante objetivo estratégico israelí- como un medio de frustrar las ambiciones regionales de Siria".
Entre los que firmaban el documento estaban Feith, David Wurmser, que más tarde trabajó para Feith en el Pentágono y ahora trabaja para el vice-presidente Dick Cheney, y Richard Perle, un importante conservador que ha servido previamente como presidente del Directorio de Política de Defensa, un grupo de asesores externos del ministro de Defensa Donald H. Rumsfeld.
Feith se desempeñó como subdiretor de Perle en el Pentágono durante el gobierno de Reagan.
7 de septiembre de 2004
©newyorktimes
©traducción mQh
La resultante investigación penal sobre si funcionarios del comité entregaron informaciones secretas de funcionarios del Pentágono a Israel se ha transformado en una de las historias de contra-espionaje más bizantinas de que se tenga memoria en tiempos recientes. Hasta el momento, el departamento de Justicia no ha acusado a nadie de ningún delito y nadie ha sido arrestado.
El comité ha calificado de infundadas las acusaciones, e Israel ha negado que realice operaciones de espionaje en Estados Unidos.
Sin embargo, entre bastidores el caso ha re-encendido un largo y envenenado debate acerca de la estrecha relación entre AIPAC, el grupo de presión pro-Israel, y un grupo de funcionarios civiles republicanos en el departamento de Defensa, que están a cargo de la oficina que emplea a Lawrence A. Franklin, el analista del Pentágono.
Sus ideas conservadoras sobre Iraq, Irán y el resto de Oriente Medio han sido polémicas e influyentes en la administración de Bush.
"No hay pruebas", dijo Michael Ledeen, un estudioso conservador en el American Enterprise Institute y amigo de Franklin. "Si tuviesen pruebas, ¿por qué no han detenido o acusado a nadie?"
Casi una docena de funcionarios que han sido informados de la investigación dijeron en una entrevista la semana pasada que el FBI comenzó las pesquisas como un asunto de seguridad nacional basándose en acusaciones precisas de que los empleados de AIPAC han sido un conducto para la transmisión de informaciones confidenciales entre Israel y el Pentágono. Estos funcionarios dijeron que el FBI, en consultas con el departamento de Justicia, ha establecido los fundamentos legales necesarios que exige la ley antes de iniciar la investigación.
Una media docena de personas partidarias del AIPAC y del grupo civil en el departamento de Defensa dijeron que veían la investigación de manera diferente, como un intento políticamente motivado de desacreditar al AIPAC y al grupo del Pentágono. Partidarios del AIPAC han declarado que la organización está siendo involucrada en una controversia sobre inteligencia debido en gran parte a sus estrechos lazos con la administración republicana y el gobierno israelí del primer ministro Ariel Sharon.
Amigos y asociados del grupo civil en el Pentágono creen que están siendo atacados por adversarios dentro de la comunidad de inteligencia que se han opuesto a ellos desde la guerra de Iraq. Los civiles en el Pentágono, encabezados por Paul D. Wolfowitz, el subsecretario de Defensa, y Douglas J. Feith, el subdirector de política exterior, estuvieron entre los primeros inmediatamente después de los atentados del 11 de septiembre en pedir una acción militar que derrocara al régimen de Saddam Hussein en Iraq, un curso de acción apoyado por AIPAC e Israel.
Wolfowitz y Feith eran miembros de una red mayor de expertos en política exterior dentro y fuera del gobierno de Bush que argumentaron enérgicamente de que la guerra contra Iraq hacía parte de la lucha contra el terrorismo.
El grupo del Pentágono hizo circular sus propias evaluaciones de inteligencia, que han sido desde entonces desmentidas por la CIA y por la comisión del 11 de septiembre, argumentando que había una alianza terrorista entre el régimen de Hussein y Al Qaeda.
El grupo también ha demandado que la administración de Bush adopte una política más agresiva hacia Irán y algunos de sus miembros han comenzado a pedir discretamente un cambio de régimen en Teherán. De momento la administración no ha adoptado ninguna actitud definida y los conservadores del Pentágono han comenzado a debatir con funcionarios del departamento de Estado y otras agencias que insisten en una aproximación más moderada hacia Irán.
Para Israel, Irán representa una grave amenaza a su seguridad nacional. Obligar a Estados Unidos a adoptar una postura más dura hacia Teherán es uno de sus principales objetivos en política exterior, y el AIPAC ha estado presionando al gobierno de Bush para que apoye las políticas de Israel.
Franklin se desempeñó como experto sobre Irán en el despacho de Feith y entre los materiales que se sospecha que proporcionó al AIPAC se encuentra un borrador de una directriz presidencial sobre política exterior sobre Irán, que pudo haber proporcionado una idea de los primeros planes del gobierno de Bush.
Pero los escépticos del caso han dicho que Estados Unidos e Israel comparten sobre bases rutinarias información muy sensible sobre asuntos militares y diplomáticos como parte de un acuerdo aprobado oficialmente. Además, la mayoría de los contenidos de los borradores sobre política exterior que afectan a ambos países son bien conocidos para gente fuera del gobierno que sigue de cerca los asuntos americano-israelíes.
Como resultado, algunos de los colegas de Franklin consideran sus actividades como un intento de obtener la ayuda del AIPAC para influir en el gobierno de Bush antes que como un intento de proporcionar información a Israel. Creen que el caso es el último de una serie de ataques de agencias de inteligencia y policiales que creen que están resueltas a disminuir la influencia de civiles conservadores en el Pentágono.
En su opinión ha habido otros intentos de desacreditarlos. En mayo funcionarios estadounidenses dijeron que Ahmed Chalabi, el líder del Congreso Nacional Iraquí y un aliado de larga data de los conservadores del Pentágono, reveló a funcionarios de la inteligencia iraní que Estados Unidos había logrado descifrar los códigos de comunicación de los iraníes.
El FBI comenzó una investigación aún en curso para determinar quién en el gobierno había contado a Chalabi acerca de la operación secreta de desciframiento. La investigación, que incluyó el uso de análisis poligráficos, se concentró en empleados del departamento de Defensa que conocían a Chalabi y que estaban al tanto de la altamente secreta operación de desciframiento.
La investigación del FBI sobre la filtración de Chalabi puede superponerse con el caso de Franklin debido a que los mismos funcionarios del departamento de Defensa tuvieron acceso a información que se creía que era comprometedora.
Pero los funcionarios que fueron informados sobre el caso dicen que siguen siendo dos pesquisas separadas que son dirigidas por equipos diferentes de investigadores, uno con jurisdicción en asuntos iraníes y el otro con autoridad sobre temas israelíes.
El foco y dirección de la investigación de Franklin, que se dio a conocer públicamente este 27 de agosto, permanecen siendo poco claros. Los funcionarios dijeron que la investigación se concentró primero en el AIPAC, pero que más tarde se hizo más intensa después de que agentes del FBI reunieran evidencias que indicaban que funcionarios del AIPAC habían obtenido información clasificada de Franklin, la que había sido entregada a Israel.
Pero no está claro quién, si acaso, será probablemente acusado de espionaje y si el gobierno está más interesado en el AIPAC, Franklin o en los israelíes que pudieron haber recibido la información clasificada. Funcionarios dicen que Franklin ha colaborado con el FBI desde que fuera descubierto por los agentes hace algunas semanas.
Dos funcionarios de AIPAC, Steven Rosen y Keith Weissman, también han sido interrogados por la agencia de espías.
"Sé que es parte de una campaña contra nosotros", dijo Michael Maloof, un antiguo analista del Pentágono que trabajó en una unidad especial de espionaje creada por Feith después del 11 de septiembre. Maloof perdió su acceso a información clasificada después de una investigación que cree que no fue justa.
Ahora cree que Franklin está igualmente siendo tratado injustamente. "Nos están sacando uno por uno", dijo Maloof.
Pero críticos importantes de los conservadores del Pentágono partidarios de la línea dura argumentaron que Wolfowitz, Feith y otros han usado los atentados del 11 de septiembre como un pretexto para aplicar medidas que en algunos modos refleja los intereses del gobierno conservador del Likud de Israel.
Una prueba citada repetidas veces por los críticos es un documento de 1996 del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticos, un laboratorio ideológico israelí, que llamaba al derrocamiento de Saddam Hussein para aumentar la seguridad israelí. Titulado A Clean Break', el documento de 1996 tenía por intención proponer un programa de política exterior para el nuevo gobierno del Likud de Benjamin Netanyahu.
El documento proponía: "Israel puede diseñar su ambiente estratégico en colaboración con Turquía y Jordania, debilitando, conteniendo e incluso haciendo retroceder a Siria. Esta iniciativa se puede concentrar en el derrocamiento de Saddam Hussein en Iraq -un importante objetivo estratégico israelí- como un medio de frustrar las ambiciones regionales de Siria".
Entre los que firmaban el documento estaban Feith, David Wurmser, que más tarde trabajó para Feith en el Pentágono y ahora trabaja para el vice-presidente Dick Cheney, y Richard Perle, un importante conservador que ha servido previamente como presidente del Directorio de Política de Defensa, un grupo de asesores externos del ministro de Defensa Donald H. Rumsfeld.
Feith se desempeñó como subdiretor de Perle en el Pentágono durante el gobierno de Reagan.
7 de septiembre de 2004
©newyorktimes
©traducción mQh
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