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violencia mata a miles de niños


[Valentina Álvarez de la Pedrosa] Espantosas cifras sobre la violencia contra niños en América Latina.
Por todos es conocido que en Latinoamérica la pobreza es una lacra que soportan cada uno de sus países. Pero más terrible es, si cabe, que sean niños y adolescentes los que se vean sometidos a una vida determinada por la ausencia total de recursos. La violencia y la droga son las alternativas más escogidas para aquellos que no tienen nada.
Se calcula que unos siete millones de niños viven en la calles de los países de Latinoamérica. Esta lamentable situación es la responsable de que la violencia sea cada vez mayor. La región de Sudamérica y Caribe registran una de las tasas de homicidio más altas del mundo, sólo superada por el África subsahariana.
Ciudades como Medellín y Cali (Colombia), Ciudad de Guatemala, San Salvador (El Salvador), Caracas (Venezuela) y Río de Janeiro (Brasil) soportan los mayores índices de asesinatos de menores cada año. En América Latina viven 185 millones de niños y adolescentes, de los cuales seis millones sufren graves agresiones y 80 mil mueren cada año.
Para la vicepresidenta de la Oficina Regional de World Vision -ubicada en San José de Costa Rica- , la peruana Corina Villacorta, la violencia tiene su origen en "varias fuerzas". La primera es la pobreza en sí misma; las pandillas, "los niños contra ellos mismos" explicó la vicepresidente, es otro factor determinante de esta situación, los jóvenes reciben protección fuera de la familia; y las fuerzas de seguridad adoptan una actitud represora que hace que niños y adolescentes se vuelvan aún más violentos.
La Policía Federal brasileña contabilizó, entre 1988 y 1990, un total de 4.611 homicidios de niños, de los cuales un 82 por ciento eran de raza negra.
Mientras, en Honduras, la tasa de delitos contra niños menores de 18 años era de un 66.04 por cada 100 mil habitantes, en 1996.
Guatemala es un reflejo de los que ocurre en el resto de Latinoamérica, aunque este país se ha colocado a la cabeza de los más violentos en Centroamérica. Según la Procuraduría de Derechos Humanos de esta nación, el pasado año 568 niños y 1.185 jóvenes, menores de 22 años, fueron asesinados.
Y en 2004 la situación no ha mejorado. Desde enero, 145 menores de 18 años han muerto en actos violentos. En la capital guatemalteca se llevan registrados 55 homicidios de menores de 23 años, 44 de los niños asesinados tenían menos de diez años.
Todas estas cifras son estremecedoras, como también los es pensar que, de esos 44 casos, doce murieron por armas de fuego, ocho fallecieron al ser golpeados por armas, cuatro por estrangulación y tres apuñalados.
La pobreza azota con fuerza a uno de los sectores de población más vulnerable. Las familias desestructuradas y la falta de recursos provocan que los menores salgan a la calle. Muchos encuentran en las pandillas el apoyo y protección que no reciben en sus núcleos familiares.
Junto a esto la falta de oportunidades, de actividades recreativas, el acceso limitado a la educación y la ausencia de políticas públicas favorecen la inserción de los menores en dichos grupos juveniles.
"Unos 14 mil jóvenes se agrupan en 434 maras sólo en Guatemala. La integración en estas pandillas juveniles son la forma de escape que utilizan muchos niños y adolescentes para sentirse integrados, aceptados y protegidos dentro de un grupo social", aclaró Corina Villacorta.
Las maras invaden las ciudades latinoamericanas. Nacieron en los años 60 por aquellos que emigraron a Estados Unidos y fueron deportados, pero no fue hasta los 80 cuando se acuñó este nombre. "A medida que aumenta el desempleo se incrementa el número de pandillas y, por lo tanto, la violencia", reveló la vicepresidenta latinoamericana de World Vision.
‘Salvatrucha' y la ‘Mara 18' son las pandillas más importantes de Centroamérica. La primera se originó para defender a los salvadoreños de la segunda. Entre las dos se disputan el control de barrios marginales de Guatemala, El Salvador y Honduras.
No sólo las maras son las responsables de introducir a los menores en situaciones peligrosas. Con frecuencia las redes de narcotráfico requieren la ayuda de los niños de la calle para cometer actos delictivos.
Para Milagro de Castro, directora nacional de World Vision Honduras, "la droga es otra causante de la violencia". Comentó que en Perú se utiliza el ‘terocal', un tipo de pegamento para "poder tener un vuelo", como dicen los jóvenes. Para ellos esta es un vía fácil para escaparse de la realidad en la que están inmersos.
La directora nacional de World Vision Chile, Tatiana Benavides, explicó que las plazas de las ciudades iberoamericanas están tomadas por jóvenes drogadictos. Esto impide que los niños jueguen en los lugares públicos y denunció que "es un tema que compete a todos, a la sociedad en pleno".
Milagro de Castro se quejó de que los gobiernos crean leyes antimaras muy represivas pero que no contienen ningún elemento para la rehabilitación. "La represión no es la solución" continuó. De acuerdo con esa opinión es la de Corina Villacorta, que agrega: "hay una responsabilidad de los gobiernos porque hay un problema de falta de acceso a los servicios básicos".
Las tres representantes de la organización no gubernamental, World Vision, coincidieron en que debemos luchar contra la terrible situación por la que pasan muchos niños y niñas sudamericanos.
Según Tatiana Benavides "los niños tienen una tremenda esperanza y confianza en que van a ser capaces de salir de ese mundo".
La mejor fórmula para mitigar la violencia infantil es ofreciendo a los menores nuevas oportunidades. Con la creación de espacios dedicados a la recreación, al deporte o talleres y módulos de trabajo y formación muchos de los niños de la calle han conseguido salir del agujero en donde se encontraban.
Corina Villacorta puso un ejemplo muy significativo: "En Brasil muchos jóvenes de las favelas se han convertido en guías turísticos, otros muchos sueñan con alcanzar esa nueva vida".

9 de septiembre de 2004
©univision

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