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sueño americano de familia capó


[Sonia Osorio] Lograron escapar de Cuba y realizaron su sueño, que comparten muchos otros latinos que emigran a Estados Unidos. Un sueño similar, y las duras realidades de sociedades injustas y desiguales impulsan a miles de personas a buscar su destino fuera de su país.
Miami, Florida. Manolo, Luis y Carlos Capó desafiaron enormes olas del Mar Caribe durante más de 40 horas para llegar a México. Allí soportaron un viento frío que atravesaba su piel como cuchillas y fracasaron en sus intentos por entrar legalmente a Estados Unidos. Luego cruzaron la frontera con ayuda de un taxista y la protección de una virgen.
Hoy, cuarenta años después, la familia Capó recuerda la forma en la que salió de Cuba como el principio de sus éxitos empresariales en Estados Unidos.
Los Capó, propietarios de El Dorado Furniture, la mayor distribuidora hispana de muebles en el mercado estadounidense con ingresos de 127 millones de dólares en el 2003, son un ejemplo de que es posible el mito del ‘sueño americano'.

De La Coloma A Cozumel
Luis Capó, presidente de la compañía, recuerda todos los detalles de aquel 16 de octubre de 1966 en el Puerto de La Coloma (en el suroeste de Cuba), fecha en la que abandonó la isla dejando tras de sí a su madre y otros cuatro hermanos, uno de ellos purgando una condena de seis años por manifestarse en contra del régimen castrista.
Ese día cuando uno de los militares, con ametralladora en mano, estaba a punto de hacer el abordaje de rutina, Manolo se adelantó a su encuentro para evitar que el guardia descubriera que la supuesta jornada de pesca se trataba de un viaje con destino a la libertad.
"Manolo, con una astucia genial, brinca con el pan en la mano antes de que el barco se acercara al embarcadero. Le pasa la mano por arriba al guardia, dice que se le había hecho muy tarde para ir a pescar, pide que no lo demore mucho y que como regalito le dio un pan con lechón", relata el empresario.
"El bote se llamaba El Dorado, el nombre de un pez, y mi papá decidió que si llegábamos vivos a tierra, el negocio que tuviera se llamaría igual", cuenta el directivo cuyo abuelo era fabricante de muebles en Cuba.
Las noches eran oscuras, el temor les atizaba el alma hasta que una mañana finalmente vieron tierra firme. Habían llegado a Cozumel, México.
Se trasladaron a Ciudad de México, sin abrigos y con la única ropa con la que habían salido de Cuba. Arribaron en la madrugada a una casa para refugiados ilegales que sólo tenía catres y estaba copada.
El recuerdo de la estancia en México y sus intentos de pasar a Estados Unidos es parte de los momentos más duros de su aventura. "Se burlaron de nosotros, nos humillaron, casi nos ofendieron", recuerda el directivo.
En ese momento Manolo decide cruzar la frontera ilegalmente, se trasladan a Nogales y allí convencieron a un taxista para que los esperara en el otro lado de la cerca.
A las tres de la madrugada brincaron la cerca, utilizando los abrigos para evitar herirse con las púas y cuando ya estaban del lado estadounidense, un perro comenzó a ladrar.
"Nos tiramos en el piso, casi sin respirar, salió un hombre con un arma a mirar lo qué sucedía. Como 20 minutos después se metió, el perro se tranquilizó y echamos a correr hasta llegar al taxi", dice el empresario.
Cuando llegaron al automóvil, besaron una estampa de la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba, que la esposa de Manolo le había dado para el viaje. "La Virgen todavía nos acompaña", asegura Luis.
La compañía, en la que trabajan los siete hijos de Manolo y 12 de sus nietos, posee nueve tiendas en el sur de Florida y exporta muebles a Alemania, Brasil, Colombia, el Caribe, Francia, Rusia y Venezuela.
Figura entre las primeras 50 empresas distribuidoras de muebles de Estados Unidos en la lista de la prestigiosa revista Furniture Today, y Capó sostiene que es la única firma hispana incluida en esa clasificación.
Tras poner en marcha la compañía, los Capó trabajaron de día en una factoría y entregaban muebles de otra empresa, mientras que en la noche fabricaban muebles sencillos en su propio taller de carpintería.
"Apenas dormíamos. Decidimos dejar la factoría para dedicarnos totalmente al taller y un contador nos recomendó acudir a la Small Business Administration para solicitar un crédito", cuenta el presidente de El Dorado Furniture.
Cuatro meses después les aprobaron el crédito, en ese momento ya tenían dos locales alquilados. "Ese fue el impulso para lo que hoy en día es la empresa".
Manolo, de 78 años, dice que Estados Unidos es un gran país: "al llegar aquí, sin que nadie me conociera, me prestaron 10 mil dólares. Eso no sucede en otra nación".
"Les doy ánimo a los inmigrantes de Cuba, Colombia, Nicaragua y otros países. Cualquier persona que llega a Estados Unidos tiene las mismas oportunidades si trabaja", afirma quien considera que no hay diferencia entre maniobrar bien un bote en medio de la marejada para sobrevivir y dirigir una empresa lo mejor posible para evitar que ‘naufrague'.
Los Capó atribuyen su éxito a la perseverancia, la honestidad y "sobre todo por ser responsables con los clientes".
Para ellos El Dorado Furniture es su pasión y eso es precisamente lo que recomiendan a quienes se inician en el mundo de los negocios, además de especializarse, estar dispuesto a adaptarse a la cultura empresarial de Estados Unidos y no sucumbir ante la rutina.
"Te tiene que gustar lo que haces porque si sólo te impulsa el deseo de ganar dinero, fracasarás. Debes tener pasión por lo que emprendas", sugiere Luis.
Otro de sus consejos es evitar las excusas que impiden ir en busca del éxito. "El único enemigo que uno puede tener en el camino al éxito es uno mismo", dice el empresario.

9 de septiembre de 2004
©univision

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