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MÉXICO: PROHÍBEN A VENDEDORES AMBULANTES COMO MEDIDA PARA FRENAR OLA DE DELITOS - susana hayward


Una nueva ley de tolerancia cero inspirada en el antiguo alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani tiene como blanco a limpiadores de parabrisas, payasos, vendedores de flores y lanzafuegos.
Ciudad de México, México. Julio César Fuentes, de 38 años y con sólo tres años de escuela primaria, tiene una lucrativa carrera en las atascadas calles de Ciudad de México, brincando sobre los coches y lanzando chorros de agua espumosa para lavar los parabrisas.
Pero Fuentes, que gana el equivalente de 20 dólares al día, deberá encontrarse una nueva ocupación.
Desde el 1 de agosto, cuando una nueva "ley de cultura cívica" entró en efecto, los limpiadores de parabrisas, los aparcadores, los payasos, los lanzafuegos e incluso los niños que venden caramelos o flores -que han sido todos durante décadas parte de Ciudad de México- pueden verse obligados a pagar multas o ser encarcelados.
En una ciudad de 20 millones de habitantes, con miles de inmigrantes rurales pobres que llegan cada semana a la ciudad y una tasa de desempleo que algunos calculan en un 50 por ciento, las nuevas reglas son enervantes y polémicas.
"Todo lo que hago es ganarme el pan de cada día", dice Fuentes, que pasó hace poco un día en la cárcel, donde dice que fue golpeado y sometido a controles de droga. "¿Por qué no persiguen a los verdaderos criminales, a los ladrones, a los secuestradores y a los policías corruptos?"

La Ley
La nueva ley -inspirada en la campaña de tolerancia cero del antiguo alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani- refleja la creencia de los funcionarios del ayuntamiento de que la batalla campal cotidiana de las calles alimenta la creciente ola de delitos de Ciudad de México. Giuliani se desempeñó como asesor pagado de la ciudad sobre temas de delincuencia e hizo una serie de propuestas para limpiar Ciudad de México.
"Cuando un delincuente es joven, pinta las paredes. Si no lo agarran, se pasa al robo y luego al secuestro", dice Enrique González, el analista jefe del secretariado para la seguridad pública del ayuntamiento.
Muchos vendedores callejeros trabajan con infractores de más peso, como ladrones de coches, dice González.
"Roban espejos, llantas, tapacubos".

Detenciones
Desde que entrara en vigor la ley se ha detenido a 11 mil personas, de los cuales 5.200 por ebriedad pública o posesión de drogas.
El gobierno federal del presidente Vicente Fox y la administración del alcalde de Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, han estado bajo una incendiaria protesta desde que en junio demostraran más de medio millón de personas pidiendo medidas más duras contra los secuestros y la delincuencia en general.
La ley también cuenta con el apoyo de gente que opina que los vendedores callejeros cuando no fastidian, intimidan.
"Saltan sobre tu coche incluso si otro limpiador te ha lavado las ventanillas una cuadra antes. Algunos te insultan", dice el conductor Rafael Castro, 26.
"Pero son pobres. Sólo nos gustaría que preguntaran antes de lanzarte el chorro", dice Castro.
El 11 de agosto cientos de franeleros, vendedores callejeros y prostitutas marcharon por las más sucias calles del centro de la ciudad para protestar contra la ley, una de las 146 medidas que recomendó Giuliani en agosto pasado.
La firma de asesoría contra la delincuencia de Giuliani recibió 4.3 millones de dólares de empresarios para evaluar los problemas que plantea la delincuencia en Ciudad de México y sugerir soluciones en una capital plagada por los asesinatos, robos de automóviles, violaciones, atracos, secuestros y corrupción.

Otras Propuestas
Ciudad de México ha adoptado otras propuestas de Giuliani, incluyendo un botón de pánico en los autobuses de la ciudad y cámaras de vigilancia en áreas de alta criminalidad -tanto para desalentar atracos como para sorprender a agentes recibiendo sobornos.
Las propuestas de Giuliani de modernizar la mal adiestrada policía no fue adoptada. El presupuesto de seguridad en la capital fue reducido en un tercio.
El hecho de que agentes de policía, que ganan alrededor de 300 dólares al mes y deben comprar sus propios uniformes, están acostumbrados a aceptar sobornos, conocidos como ‘mordidas', para dejar escapar a infractores de la ley y llegar a fin de mes, impide que se pueda terminar con los vendedores callejeros.
"Lo hacemos a escondidas", dice Sergio González, que ha sido durante 18 años uno de los franeleros que llaman a los conductores que buscan un espacio para aparcar y piden unos dos dólares por un sitio y lavar el coche.
"Le damos algo a los polis. Algunos nos roban. Pero nosotros no somos delincuentes. Mira todas las otras cosas terribles que pasan aquí".
Una actitud de laissez-faire con respecto a la ley probablemente socavará cualquier intento sostenido de terminar con el comercio callejero.
"Estamos en México", dice el taxista Salvador Ramírez cuando pasa con luz roja. "Siempre hay una ley que quebrar".

13 de septiembre de 2004
17 de septiembre de 2004
©miamiherald
©traducción mQh

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