ESTUDIO EN IRAK DICE QUE ATAQUES DE LOS REBELDES SON GENERALIZADOS - james glanz y thom shanker
Los ataques de la resistencia iraquí se extienden a todas las provincias del país y ponen en cuestión la probabilidad de que se convoquen elecciones con un grado de seguridad y legitimidad suficientes. Impedirlas es uno de los objetivos de los insurgentes.
Bagdad, Iraq. En los últimos treinta días ha habido más de 2.300 ataques de los insurgentes contra objetivos civiles y militares en Iraq, en una estrategia que se viene repitiendo prácticamente en todo centro de población importante, excepto el norte kurdo, de acuerdo a informaciones reunidas por una compañía privada de seguridad que tiene acceso a informes de la inteligencia militar y por su propia red de informantes iraquíes.
El dramático alcance geográfico de los ataques, desde las provincias de Nineveh y Salahudin en el noroeste hasta Babilonia y Diyala en el centro y Basra en el sur, sugiere una resistencia más extendida que la de núcleos aislados descritos por funcionarios del gobierno iraquí.
El tipo de ataques abarca una amplia gama de acciones: atentados con coche-bomba, bombas de tiempo, ataques con lanzagranadas, con armas de fuego de bajo calibre, ataques de mortero y minas antipersonales.
"Si analizas los datos sobre los ataques y pones los incidentes en el mapa, verás que no se trata de unas pocas provincias", dijo Adam Collins, un experto en seguridad y jefe de inteligencia en Iraq de la sección de Operaciones Especiales de la Consulting Security Management Group Inc., una compañía privada de seguridad con sede en Las Vegas, que recaba y analiza esos datos como parte normal de sus operaciones en Iraq.
El número de ataques ha sufrido altos y bajos en los últimos meses. Collins dijo que el número más alto de ataques se produjo en abril, en momentos en que había importantes combates en Faluya, con un promedio de 120 ataques al día. Ahora el promedio es de 80 al día, dijo.
Pero es una indicación tanto de la confusión de la guerra y del hecho de que diferentes analistas interpretan las mismas cifras y llegan a conclusiones opuestas, que otros crean que este país es perfectamente seguro y que se puede convocar a elecciones con una clara legitimidad.
"Tengo todas las razones para creer que el pueblo iraquí será capaz de convocar a elecciones", dijo el teniente coronel William Nichols, de la Fuerza Aérea y portavoz de las fuerzas de la coalición encabezada por Estados Unidos aquí.
En realidad, ninguna compilación de estadísticas sobre la cantidad de ataques puede medir lo que es quizás la ecuación política más importante a la que hacen frente el primer ministro Ayad Allawi y los militares norteamericanos: cuánto de Iraq está bajo firme control del gobierno interino. Eso determinará la probabilidad -y calidad- de las elecciones en enero.
Por ejemplo, el número de ataques no es una medida segura del control en Faluya; aquí recientemente los ataques han disminuido, pero la ciudad es controlada por los insurgentes y es una zona prohibida' para las fuerzas de seguridad iraquíes y militares norteamericanos. Es un lugar donde no se podrán sostener elecciones sin una dramática intervención política y militar.
Las estadísticas muestran que ha habido algo menos de 1.000 ataques en Bagdad este último mes: de hecho, un portavoz militar norteamericano dijo esta semana que desde abril los insurgentes han lanzado cerca de 3.000 rondas de mortero solamente en Bagdad. Pero estas cifras no hacen necesariamente imposible que se convoque a elecciones en la capital iraquí.
Funcionarios del Pentágono y oficiales militares citan una lista separada de estadísticas para contrarrestar la cuenta de los ataques, e incluyen el número de escuelas y de clínicas abiertas. Citan estadísticas que indican que un número creciente de fuerzas de seguridad iraquíes están siendo adiestradas y completamente equipadas, y observan que los solicitantes continúan haciendo cola en los centros de reclutamiento, a pesar de los atentados contra ellos.
Pero lo más importante, dicen oficiales militares, es que a pesar del aumento de los sangrientos ataques en los últimos 30 días, los insurgentes todavía no han ganado una sola batalla.
"No tenemos ninguna pérdida táctica; no hemos perdido ninguna batalla", dijo un oficial norteamericano. "Los insurgentes no han tenido ninguna victoria táctica. Pero no se trata de eso.
"Atravesamos por un momento muy crítico", agregó el oficial. "El único modo de que perdamos esta batalla es que el pueblo norteamericano decida que dejemos de luchar".
Funcionarios del gobierno norteamericano explican que las evaluaciones optimistas sobre Iraq del presidente Bush y del primer ministro Allawi pueden interpretarse como la declaración de un objetivo estratégico: que se llamará a elecciones a pesar de los ataques. Las declaraciones tienen por intención contrarrestar la estrategia de los insurgentes de colocar bombas a lo largo de los caminos y de lanzar ataques de morteros y de mostrar horripilantes decapitaciones, tácticas que tienen como fin declarar a Iraq y al resto del mundo que el país vive momentos caóticos y que esa situación impedirá elecciones democráticas en el país.
En una aparición conjunta la semana pasada en el Jardín Rosado de la Casa Blanca, Bush y Allawi ofrecieron una imagen optimista sobre la seguridad en Iraq.
Allawi dijo que de las 18 provincias iraquíes, "14 o 15 son completamente seguras". Agregó que en las otras provincias hay "núcleos de terroristas" que lanzan ataques y conspiran para realizar ataques en otras partes del país. En otras apariciones, Allawi ha afirmado que las elecciones se sostendrán en 15 de las 18 provincias.
Tanto Bush como Allawi han insistido en que Iraq sostendrá las elecciones libres programadas para enero.
"La cuestión no si hay ataques", dijo un personero del Pentágono. "Por supuesto que los hay. Pero ¿cuáles son las medidas adecuadas de los progresos?"
Las estadísticas reunidas por firmas de seguridad privadas, que incluyen los ataques contra civiles y guardias de seguridad privados, tienden a ser más abarcadoras que las cifras de los militares, que listan solamente los ataques contra las tropas extranjeras. El período cubierto por la sección de Operaciones Especiales de la compañía consultora de Las Vegas, representa un mes típico, con un promedio de 79 ataques al día en los valles entre los períodos tranquilos y los puntos más álgidos desde el inicio de la insurgencia en abril o la batalla de la milicia de Moktada al-Sadr en agosto por el control de Nayaf.
En los últimos 30 días esos ataques han totalizado 283 en Nineveh, 325 en Salahudin en el noroeste y 332 en los pedregales desérticos de la provincia de Ambar en el oeste. En el centro de Iraq, los ataques llegaron a 123 en la provincia de Diyala, 76 en Babilonia y 13 en Wasit. No ha habido ni una sola provincia donde no se haya producido un ataque en ese período de 30 días.
Sin embargo, algunos iraquíes comparten el optimismo del primer ministro cuando se trata de la probabilidad de las elecciones y un censo estrechamente relacionado afirma que las elecciones se pueden convocar con éxito a pesar de la violencia. "Estamos listos para empezar", dijo Hamid Abd Muhsen, un funcionario iraquí del ministerio de Educación que supervisa el censo en Bagdad. "Lo juro por Dios".
28 de septiembre de 2004
30 de septiembre de 2004
©newyorktimes
©traducción mQh
El dramático alcance geográfico de los ataques, desde las provincias de Nineveh y Salahudin en el noroeste hasta Babilonia y Diyala en el centro y Basra en el sur, sugiere una resistencia más extendida que la de núcleos aislados descritos por funcionarios del gobierno iraquí.
El tipo de ataques abarca una amplia gama de acciones: atentados con coche-bomba, bombas de tiempo, ataques con lanzagranadas, con armas de fuego de bajo calibre, ataques de mortero y minas antipersonales.
"Si analizas los datos sobre los ataques y pones los incidentes en el mapa, verás que no se trata de unas pocas provincias", dijo Adam Collins, un experto en seguridad y jefe de inteligencia en Iraq de la sección de Operaciones Especiales de la Consulting Security Management Group Inc., una compañía privada de seguridad con sede en Las Vegas, que recaba y analiza esos datos como parte normal de sus operaciones en Iraq.
El número de ataques ha sufrido altos y bajos en los últimos meses. Collins dijo que el número más alto de ataques se produjo en abril, en momentos en que había importantes combates en Faluya, con un promedio de 120 ataques al día. Ahora el promedio es de 80 al día, dijo.
Pero es una indicación tanto de la confusión de la guerra y del hecho de que diferentes analistas interpretan las mismas cifras y llegan a conclusiones opuestas, que otros crean que este país es perfectamente seguro y que se puede convocar a elecciones con una clara legitimidad.
"Tengo todas las razones para creer que el pueblo iraquí será capaz de convocar a elecciones", dijo el teniente coronel William Nichols, de la Fuerza Aérea y portavoz de las fuerzas de la coalición encabezada por Estados Unidos aquí.
En realidad, ninguna compilación de estadísticas sobre la cantidad de ataques puede medir lo que es quizás la ecuación política más importante a la que hacen frente el primer ministro Ayad Allawi y los militares norteamericanos: cuánto de Iraq está bajo firme control del gobierno interino. Eso determinará la probabilidad -y calidad- de las elecciones en enero.
Por ejemplo, el número de ataques no es una medida segura del control en Faluya; aquí recientemente los ataques han disminuido, pero la ciudad es controlada por los insurgentes y es una zona prohibida' para las fuerzas de seguridad iraquíes y militares norteamericanos. Es un lugar donde no se podrán sostener elecciones sin una dramática intervención política y militar.
Las estadísticas muestran que ha habido algo menos de 1.000 ataques en Bagdad este último mes: de hecho, un portavoz militar norteamericano dijo esta semana que desde abril los insurgentes han lanzado cerca de 3.000 rondas de mortero solamente en Bagdad. Pero estas cifras no hacen necesariamente imposible que se convoque a elecciones en la capital iraquí.
Funcionarios del Pentágono y oficiales militares citan una lista separada de estadísticas para contrarrestar la cuenta de los ataques, e incluyen el número de escuelas y de clínicas abiertas. Citan estadísticas que indican que un número creciente de fuerzas de seguridad iraquíes están siendo adiestradas y completamente equipadas, y observan que los solicitantes continúan haciendo cola en los centros de reclutamiento, a pesar de los atentados contra ellos.
Pero lo más importante, dicen oficiales militares, es que a pesar del aumento de los sangrientos ataques en los últimos 30 días, los insurgentes todavía no han ganado una sola batalla.
"No tenemos ninguna pérdida táctica; no hemos perdido ninguna batalla", dijo un oficial norteamericano. "Los insurgentes no han tenido ninguna victoria táctica. Pero no se trata de eso.
"Atravesamos por un momento muy crítico", agregó el oficial. "El único modo de que perdamos esta batalla es que el pueblo norteamericano decida que dejemos de luchar".
Funcionarios del gobierno norteamericano explican que las evaluaciones optimistas sobre Iraq del presidente Bush y del primer ministro Allawi pueden interpretarse como la declaración de un objetivo estratégico: que se llamará a elecciones a pesar de los ataques. Las declaraciones tienen por intención contrarrestar la estrategia de los insurgentes de colocar bombas a lo largo de los caminos y de lanzar ataques de morteros y de mostrar horripilantes decapitaciones, tácticas que tienen como fin declarar a Iraq y al resto del mundo que el país vive momentos caóticos y que esa situación impedirá elecciones democráticas en el país.
En una aparición conjunta la semana pasada en el Jardín Rosado de la Casa Blanca, Bush y Allawi ofrecieron una imagen optimista sobre la seguridad en Iraq.
Allawi dijo que de las 18 provincias iraquíes, "14 o 15 son completamente seguras". Agregó que en las otras provincias hay "núcleos de terroristas" que lanzan ataques y conspiran para realizar ataques en otras partes del país. En otras apariciones, Allawi ha afirmado que las elecciones se sostendrán en 15 de las 18 provincias.
Tanto Bush como Allawi han insistido en que Iraq sostendrá las elecciones libres programadas para enero.
"La cuestión no si hay ataques", dijo un personero del Pentágono. "Por supuesto que los hay. Pero ¿cuáles son las medidas adecuadas de los progresos?"
Las estadísticas reunidas por firmas de seguridad privadas, que incluyen los ataques contra civiles y guardias de seguridad privados, tienden a ser más abarcadoras que las cifras de los militares, que listan solamente los ataques contra las tropas extranjeras. El período cubierto por la sección de Operaciones Especiales de la compañía consultora de Las Vegas, representa un mes típico, con un promedio de 79 ataques al día en los valles entre los períodos tranquilos y los puntos más álgidos desde el inicio de la insurgencia en abril o la batalla de la milicia de Moktada al-Sadr en agosto por el control de Nayaf.
En los últimos 30 días esos ataques han totalizado 283 en Nineveh, 325 en Salahudin en el noroeste y 332 en los pedregales desérticos de la provincia de Ambar en el oeste. En el centro de Iraq, los ataques llegaron a 123 en la provincia de Diyala, 76 en Babilonia y 13 en Wasit. No ha habido ni una sola provincia donde no se haya producido un ataque en ese período de 30 días.
Sin embargo, algunos iraquíes comparten el optimismo del primer ministro cuando se trata de la probabilidad de las elecciones y un censo estrechamente relacionado afirma que las elecciones se pueden convocar con éxito a pesar de la violencia. "Estamos listos para empezar", dijo Hamid Abd Muhsen, un funcionario iraquí del ministerio de Educación que supervisa el censo en Bagdad. "Lo juro por Dios".
28 de septiembre de 2004
30 de septiembre de 2004
©newyorktimes
©traducción mQh
0 comentarios