¿amenaza marroquí?
[Craig Whitlock] Las autoridades marroquíes han procedido a detenciones masivas en su lucha contra los extremistas musulmanes. La amenaza terrorista es usada como excusa para reprimir a los partidos religiosos. Se supone que 400 musulmanes adiestrados por Al Qaeda se encuentran en Europa.
Casablanca, Marruecos. En la secuela de los peores atentados terroristas en Marruecos en mayo de 2003, el Rey Mohammed VI hizo subir el año pasado las esperanzas de sus súbditos más pobres cuando visitó los extensos barrios bajos de Casablanca, hogar de una docena de terroristas kamikaze que colocaron bombas en toda la ciudad. El monarca dijo que estaba impresionado de sus condiciones de vida y juró demoler las villas miseria, y prometió nuevas viviendas para unas 150.000 personas.
Dieciocho meses más tarde, las chozas con tejado de lata y los barrios ilegales todavía están ahí. Unas pocas familias han sido reubicadas, pero el cambio más notable es una comisaría de policía construida recientemente que vigila más estrechamente los barrios bajos, como parte de una continuada batida de los extremistas musulmanes que ha resultado en más de 2.100 detenciones a lo largo y ancho de este país de África del Norte.
Funcionarios del gobierno marroquí mencionan las detenciones y el hecho de que no ha habido más atentados como prueba de que han neutralizado la amenaza terrorista. Pero funcionarios de países europeos cercanos han expresado sus temores de que Marruecos, un país con una tradición de moderación musulmana, se esté radicalizando.
Hay numerosos indicios de que los marroquíes -tanto en casa como en el extranjero- están jugando un papel más importante en las redes internacionales de militantes musulmanes. En meses recientes, las autoridades en Italia, Francia, Bélgica y Holanda han desmantelado aparentemente células terroristas compuestas sobre todo por inmigrantes marroquíes.
En Alemania, dos marroquíes están siendo procesados, acusados de participar en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, y se han emitido órdenes de detención de otras dos personas de origen marroquí. La lista de terroristas más buscados de Arabia Saudí incluye los nombres de dos marroquíes, los únicos en la lista de fuera de la Península Arábica.
"No debemos exagerar la amenaza", dijo Claude Moniquet, un investigador del terrorismo y presidente del Centro Europeo de Estudios Estratégicos y Seguridad, Bruselas. "La amenaza terrorista en Marruecos y en la comunidad marroquí en Europa es real".
En julio, Baltazar Garzón, un juez español que ha llevado muchos de los casos más publicitados de terrorismo, dijo que datos policiales y del servicio secreto indicaban que se han instalado en Marruecos unas cien células de Al Qaeda, llamándolas "el problema más grave que enfrenta Europa hoy con este tipo de terrorismo". Hizo estos comentarios durante la investigación española de los atentados con bomba del 11 de marzo de 2003 contra cuatro trenes de cercanías en una hora punta, en los que murieron 190 y quedaron heridas otras 1.800 personas. La mayoría de los sospechosos arrestados en el caso son inmigrantes marroquíes.
Aunque se cuentan entre los grupos de inmigrantes más grandes de España, Italia, Francia y Holanda, los marroquíes no han llamado mucho la atención de los detectives anti-terroristas. Los extremistas musulmanes de Marruecos no eran conocidos por su violencia, a diferencia de los de otros países norteafricanos tales como Argelia y Egipto.
Esa visión cambió repentinamente con los atentados de mayo de 2003 en Casablanca, en los que murieron 45 personas, incluyendo a doce de los terroristas kamikaze. Desde entonces, el gobierno marroquí ha reconocido que no sabe dónde se encuentran los alrededor de 400 de sus ciudadanos que recibieron supuestamente adiestramiento en los campamentos de Al Qaeda en Afganistán, Bosnia y Chechenia; algunos de estos terroristas, según creen las autoridades marroquíes, se encuentran ahora en Europa.
Moustafa Sahel, el ministro marroquí del Interior, dijo que los servicios de seguridad del país han sido lentos en detectar el crecimiento de los grupos extremistas. Hubo un "largo proceso de maduración que presenciamos sin reaccionar", dijo al diario español El País en una entrevista publicada el mes pasado.
Rechazó la idea de que los marroquíes representen una amenaza exagerada para Europa y sugirió que era una muestra de xenofobia señalar a un grupo particular de inmigrantes. "¿Significa eso que Argelia o Arabia Saudí deberían ser acusados de exportar terroristas?", preguntó, observando que los inmigrantes argelinos fueron responsables de una ola de atentados con bomba en Francia en los años noventa y que 15 de los 19 secuestradores en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos eran saudíes.
Buscando Un Motivo
Sin embargo, en Casablanca, un recorrido por los barrios bajos y otras partes de la ciudad sugieren que muchos marroquíes están todavía luchando por entender qué originó los atentados suicidas del año pasado.
En una villa miseria conocida como Carrière Thomas en las afueras de la ciudad, la madre de un terrorista kamikaze lloró quedamente y dijo que los motivos de su hijo seguían siendo un misterio, 18 meses después de los atentados.
Abdel Fattah Boulikdane había vivido con su madre en la misma choza de dos cuartos casi todos sus 27 años. No era abiertamente religioso, dijo, y tenía un trabajo decente, aunque mal pagado, en una fábrica de zapatos. El 16 de mayo, sin advertir en lo más mínimo a la familia o amigos, se puso un cinturón de explosivos y los hizo detonar en un café español al otro lado de la ciudad.
"No lo vi venir", dijo su madre, Zahra. "Es algo que ninguno de nosotros puede entender. "¿Cómo lo puedo juzgar si nunca pensé que algo así podía ocurrir?"
Los blancos de los terroristas eran los judíos y los occidentales; además del café español, atacaron un club social judío, un cementerio judío, un restaurante italiano de propiedad de judíos y un hotel en el centro de Casablanca con clientes occidentales.
Las autoridades marroquíes dijeron que todavía están buscando a unas doce personas de las que se piensa que han ayudado a planificar los atentados y que reclutaron a los terroristas en las villas miseria. Aunque el atentado fue supuestamente planeado por marroquíes, los detectives sostienen que estaban trabajando para Al Qaeda. Funcionarios marroquíes mencionaron un discurso en febrero de 2003 del cabecilla de Al Qaeda, Osama bin Laden, en el que advirtió que Marruecos y varios otros países pagarían por ayudar a Estados Unidos en su lucha contra el grupo.
Tácticas Represivas
Marruecos ha sido durante largo tiempo el más fiable de los aliados de Estados Unidos en África del Norte y el mundo musulmán. Fue una de las primeras naciones en reconocer a Estados Unidos, formalizando relaciones diplomáticas en 1787. Antes de su muerte en 1999, el Rey Hassan II jugó un papel clave en las iniciativas de Estados Unidos para iniciar negociaciones de paz con Israel.
Desde los secuestros del 11 de septiembre de 2001, la inteligencia y los servicios de seguridad de Marruecos han colaborado estrechamente con la CIA en ubicar e interrogar a sospechosos de grupos militantes musulmanes. A su vez, Estados Unidos ha recompensado a Marruecos este año con un tratado de libre comercio.
La alianza es un asunto delicado para algunos sectores de la sociedad marroquí que tienen problemas con la influencia occidental. Ha habido actos de vandalismo contra restaurantes que sirven alcohol u hoteles que atienden a extranjeros. En 1994 militantes musulmanes atacaron un hotel en Marrakech, matando a dos turistas españoles.
Los partidos políticos y organizaciones musulmanes se hacen cada vez más influyentes. Mientras el Rey Mohammed VI conserva la autoridad absoluta y sólo los partidos respaldados por el gobierno pueden presentar candidatos a las elecciones, los movimientos musulmanes gozan de un amplio apoyo público y han ganado poder en elecciones recientes. También han iniciado proyectos de ayuda social que en algunos casos son más efectivos que aquellos administrados por el gobierno.
Los partidos musulmanes mayoritarios condenaron en fuertes términos los atentados de mayo de 2003 y rechazan la violencia. Pero han tenido choques con el gobierno sobre su respuesta a los atentados, criticando fuertemente a las autoridades por arrestar a cientos de personas solamente por tener vínculos con grupos musulmanes, y por tratar de azuzar a la opinión pública contra los partidos religiosos.
Mustapha Ramid, un líder del Partido por la Justicia y el Desarrollo, dijo que los funcionarios de gobierno utilizaron los atentados como un pretexto para obligar a mil candidatos musulmanes a retirarse de las elecciones locales del año pasado en un intento de debilitar la creciente influencia de su partido.
Dijo que él y otros funcionarios del partido fueron obligados a retirarse para prevenir una amenaza de disolución del partido.
"Tenían que buscar una manera para hacernos callar", dijo. "Marruecos estaba en la ruta correcta. Desde principios de los noventa, estábamos en el camino correcto hacia más libertad y más democracia. Desde el 16 de mayo no hay duda de que estamos frente a un proceso de retroceso".
La reacción de Marruecos ante los atentados ha provocado preguntas de grupos internacionales de derechos humanos. En junio, el capítulo londinense de Amnistía Internacional publicó un informe criticando al gobierno por "su fracaso en actuar en persistentes acusaciones de tortura y malos tratos" en una prisión usada para detener a sospechosos que son considerados de alto riesgo para la seguridad del estado.
Mientras que Amnistía Internacional y Human Rights Watch han elogiado a Marruecos en el pasado por poner fin a la pena capital y por implementar otras reformas, han advertido que el gobierno corre el riesgo de perder su reputación como uno de los faros progresistas del mundo musulmán.
"Hay enormes presiones sobre Marruecos de parte de Estados Unidos y de España para que mejore la seguridad", dijo Jamil Dakwar, un investigador de Human Rights Watch y co-autor de un informe de próxima publicación en que se critican las detenciones masivas. "Y eso usualmente significa detener a extremistas musulmanes, aunque no sean la gente que se anda buscando".
Mohamed Darif, profesor de derecho en la Universidad de Hassan II en las afueras de Casablanca y experto en la militancia musulmana, dijo que Marruecos tiene su parte de extremistas musulmanes. Pero minimizó las preocupaciones europeas sobre una creciente amenaza terrorista desde Marruecos, diciendo que sólo unos cuantos extremistas por partidarios de la violencia.
"El terrorismo no existe en nuestras tradiciones", dijo. "Es algo que viene de fuera. Nuestra sociedad no conoce esa presión. No nos sentimos constantemente inseguros de que vaya a estallar una bomba. Pero si viaja a Arabia Saudí o a Pakistán, ahí se siente que el terrorismo está en el aire. Aquí en Marruecos no conocemos eso".
Pero Fathallah Arsalan, un portavoz del prohibido movimiento por la Justicia y la Espiritualidad Musulmana, dijo que el gobierno aprobó leyes anti-terroristas más estrictas después de los atentados, que permiten que las autoridades detengan a gente sin pruebas y mantenerlos incomunicados hasta 15 días. Esas acciones han producido fisuras todavía más profundas en nuestra sociedad, dijo.
"Con la represión lo único que se logra es hacer que la gente se radicalice más", dijo Arsalan. "¿Qué otra cosa puede se puede esperar cuando se mete a gente inocente en la cárcel? ¿Qué otra cosa se puede esperar cuando se mantiene a la gente en esas condiciones? Lo único que se logrará es nutrir el odio y las pasiones".
Robert E. Thomason contribuyó a este reportaje.
13 de octubre de 2004
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Dieciocho meses más tarde, las chozas con tejado de lata y los barrios ilegales todavía están ahí. Unas pocas familias han sido reubicadas, pero el cambio más notable es una comisaría de policía construida recientemente que vigila más estrechamente los barrios bajos, como parte de una continuada batida de los extremistas musulmanes que ha resultado en más de 2.100 detenciones a lo largo y ancho de este país de África del Norte.
Funcionarios del gobierno marroquí mencionan las detenciones y el hecho de que no ha habido más atentados como prueba de que han neutralizado la amenaza terrorista. Pero funcionarios de países europeos cercanos han expresado sus temores de que Marruecos, un país con una tradición de moderación musulmana, se esté radicalizando.
Hay numerosos indicios de que los marroquíes -tanto en casa como en el extranjero- están jugando un papel más importante en las redes internacionales de militantes musulmanes. En meses recientes, las autoridades en Italia, Francia, Bélgica y Holanda han desmantelado aparentemente células terroristas compuestas sobre todo por inmigrantes marroquíes.
En Alemania, dos marroquíes están siendo procesados, acusados de participar en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, y se han emitido órdenes de detención de otras dos personas de origen marroquí. La lista de terroristas más buscados de Arabia Saudí incluye los nombres de dos marroquíes, los únicos en la lista de fuera de la Península Arábica.
"No debemos exagerar la amenaza", dijo Claude Moniquet, un investigador del terrorismo y presidente del Centro Europeo de Estudios Estratégicos y Seguridad, Bruselas. "La amenaza terrorista en Marruecos y en la comunidad marroquí en Europa es real".
En julio, Baltazar Garzón, un juez español que ha llevado muchos de los casos más publicitados de terrorismo, dijo que datos policiales y del servicio secreto indicaban que se han instalado en Marruecos unas cien células de Al Qaeda, llamándolas "el problema más grave que enfrenta Europa hoy con este tipo de terrorismo". Hizo estos comentarios durante la investigación española de los atentados con bomba del 11 de marzo de 2003 contra cuatro trenes de cercanías en una hora punta, en los que murieron 190 y quedaron heridas otras 1.800 personas. La mayoría de los sospechosos arrestados en el caso son inmigrantes marroquíes.
Aunque se cuentan entre los grupos de inmigrantes más grandes de España, Italia, Francia y Holanda, los marroquíes no han llamado mucho la atención de los detectives anti-terroristas. Los extremistas musulmanes de Marruecos no eran conocidos por su violencia, a diferencia de los de otros países norteafricanos tales como Argelia y Egipto.
Esa visión cambió repentinamente con los atentados de mayo de 2003 en Casablanca, en los que murieron 45 personas, incluyendo a doce de los terroristas kamikaze. Desde entonces, el gobierno marroquí ha reconocido que no sabe dónde se encuentran los alrededor de 400 de sus ciudadanos que recibieron supuestamente adiestramiento en los campamentos de Al Qaeda en Afganistán, Bosnia y Chechenia; algunos de estos terroristas, según creen las autoridades marroquíes, se encuentran ahora en Europa.
Moustafa Sahel, el ministro marroquí del Interior, dijo que los servicios de seguridad del país han sido lentos en detectar el crecimiento de los grupos extremistas. Hubo un "largo proceso de maduración que presenciamos sin reaccionar", dijo al diario español El País en una entrevista publicada el mes pasado.
Rechazó la idea de que los marroquíes representen una amenaza exagerada para Europa y sugirió que era una muestra de xenofobia señalar a un grupo particular de inmigrantes. "¿Significa eso que Argelia o Arabia Saudí deberían ser acusados de exportar terroristas?", preguntó, observando que los inmigrantes argelinos fueron responsables de una ola de atentados con bomba en Francia en los años noventa y que 15 de los 19 secuestradores en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos eran saudíes.
Buscando Un Motivo
Sin embargo, en Casablanca, un recorrido por los barrios bajos y otras partes de la ciudad sugieren que muchos marroquíes están todavía luchando por entender qué originó los atentados suicidas del año pasado.
En una villa miseria conocida como Carrière Thomas en las afueras de la ciudad, la madre de un terrorista kamikaze lloró quedamente y dijo que los motivos de su hijo seguían siendo un misterio, 18 meses después de los atentados.
Abdel Fattah Boulikdane había vivido con su madre en la misma choza de dos cuartos casi todos sus 27 años. No era abiertamente religioso, dijo, y tenía un trabajo decente, aunque mal pagado, en una fábrica de zapatos. El 16 de mayo, sin advertir en lo más mínimo a la familia o amigos, se puso un cinturón de explosivos y los hizo detonar en un café español al otro lado de la ciudad.
"No lo vi venir", dijo su madre, Zahra. "Es algo que ninguno de nosotros puede entender. "¿Cómo lo puedo juzgar si nunca pensé que algo así podía ocurrir?"
Los blancos de los terroristas eran los judíos y los occidentales; además del café español, atacaron un club social judío, un cementerio judío, un restaurante italiano de propiedad de judíos y un hotel en el centro de Casablanca con clientes occidentales.
Las autoridades marroquíes dijeron que todavía están buscando a unas doce personas de las que se piensa que han ayudado a planificar los atentados y que reclutaron a los terroristas en las villas miseria. Aunque el atentado fue supuestamente planeado por marroquíes, los detectives sostienen que estaban trabajando para Al Qaeda. Funcionarios marroquíes mencionaron un discurso en febrero de 2003 del cabecilla de Al Qaeda, Osama bin Laden, en el que advirtió que Marruecos y varios otros países pagarían por ayudar a Estados Unidos en su lucha contra el grupo.
Tácticas Represivas
Marruecos ha sido durante largo tiempo el más fiable de los aliados de Estados Unidos en África del Norte y el mundo musulmán. Fue una de las primeras naciones en reconocer a Estados Unidos, formalizando relaciones diplomáticas en 1787. Antes de su muerte en 1999, el Rey Hassan II jugó un papel clave en las iniciativas de Estados Unidos para iniciar negociaciones de paz con Israel.
Desde los secuestros del 11 de septiembre de 2001, la inteligencia y los servicios de seguridad de Marruecos han colaborado estrechamente con la CIA en ubicar e interrogar a sospechosos de grupos militantes musulmanes. A su vez, Estados Unidos ha recompensado a Marruecos este año con un tratado de libre comercio.
La alianza es un asunto delicado para algunos sectores de la sociedad marroquí que tienen problemas con la influencia occidental. Ha habido actos de vandalismo contra restaurantes que sirven alcohol u hoteles que atienden a extranjeros. En 1994 militantes musulmanes atacaron un hotel en Marrakech, matando a dos turistas españoles.
Los partidos políticos y organizaciones musulmanes se hacen cada vez más influyentes. Mientras el Rey Mohammed VI conserva la autoridad absoluta y sólo los partidos respaldados por el gobierno pueden presentar candidatos a las elecciones, los movimientos musulmanes gozan de un amplio apoyo público y han ganado poder en elecciones recientes. También han iniciado proyectos de ayuda social que en algunos casos son más efectivos que aquellos administrados por el gobierno.
Los partidos musulmanes mayoritarios condenaron en fuertes términos los atentados de mayo de 2003 y rechazan la violencia. Pero han tenido choques con el gobierno sobre su respuesta a los atentados, criticando fuertemente a las autoridades por arrestar a cientos de personas solamente por tener vínculos con grupos musulmanes, y por tratar de azuzar a la opinión pública contra los partidos religiosos.
Mustapha Ramid, un líder del Partido por la Justicia y el Desarrollo, dijo que los funcionarios de gobierno utilizaron los atentados como un pretexto para obligar a mil candidatos musulmanes a retirarse de las elecciones locales del año pasado en un intento de debilitar la creciente influencia de su partido.
Dijo que él y otros funcionarios del partido fueron obligados a retirarse para prevenir una amenaza de disolución del partido.
"Tenían que buscar una manera para hacernos callar", dijo. "Marruecos estaba en la ruta correcta. Desde principios de los noventa, estábamos en el camino correcto hacia más libertad y más democracia. Desde el 16 de mayo no hay duda de que estamos frente a un proceso de retroceso".
La reacción de Marruecos ante los atentados ha provocado preguntas de grupos internacionales de derechos humanos. En junio, el capítulo londinense de Amnistía Internacional publicó un informe criticando al gobierno por "su fracaso en actuar en persistentes acusaciones de tortura y malos tratos" en una prisión usada para detener a sospechosos que son considerados de alto riesgo para la seguridad del estado.
Mientras que Amnistía Internacional y Human Rights Watch han elogiado a Marruecos en el pasado por poner fin a la pena capital y por implementar otras reformas, han advertido que el gobierno corre el riesgo de perder su reputación como uno de los faros progresistas del mundo musulmán.
"Hay enormes presiones sobre Marruecos de parte de Estados Unidos y de España para que mejore la seguridad", dijo Jamil Dakwar, un investigador de Human Rights Watch y co-autor de un informe de próxima publicación en que se critican las detenciones masivas. "Y eso usualmente significa detener a extremistas musulmanes, aunque no sean la gente que se anda buscando".
Mohamed Darif, profesor de derecho en la Universidad de Hassan II en las afueras de Casablanca y experto en la militancia musulmana, dijo que Marruecos tiene su parte de extremistas musulmanes. Pero minimizó las preocupaciones europeas sobre una creciente amenaza terrorista desde Marruecos, diciendo que sólo unos cuantos extremistas por partidarios de la violencia.
"El terrorismo no existe en nuestras tradiciones", dijo. "Es algo que viene de fuera. Nuestra sociedad no conoce esa presión. No nos sentimos constantemente inseguros de que vaya a estallar una bomba. Pero si viaja a Arabia Saudí o a Pakistán, ahí se siente que el terrorismo está en el aire. Aquí en Marruecos no conocemos eso".
Pero Fathallah Arsalan, un portavoz del prohibido movimiento por la Justicia y la Espiritualidad Musulmana, dijo que el gobierno aprobó leyes anti-terroristas más estrictas después de los atentados, que permiten que las autoridades detengan a gente sin pruebas y mantenerlos incomunicados hasta 15 días. Esas acciones han producido fisuras todavía más profundas en nuestra sociedad, dijo.
"Con la represión lo único que se logra es hacer que la gente se radicalice más", dijo Arsalan. "¿Qué otra cosa puede se puede esperar cuando se mete a gente inocente en la cárcel? ¿Qué otra cosa se puede esperar cuando se mantiene a la gente en esas condiciones? Lo único que se logrará es nutrir el odio y las pasiones".
Robert E. Thomason contribuyó a este reportaje.
13 de octubre de 2004
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