saudíes culpan a eeuu por terrorismo
[Joel Brinkley] La invasión de Iraq la creen injustificada la mayoría de los saudíes, como la mayoría de los europeos. Los saudíes creen que si Estados Unidos terminara su ocupación del país, los atentados terroristas disminuirían.
Riyad, Arabia Saudí. A diecisiete meses de una oscura campaña de terror que se ha cobrado la vida de más de cien personas, muchos saudíes expresan menos indignación con los terroristas que con Estados Unidos. La invasión de Iraq, dice, fue el suceso que desencadenó los atentados en el reino.
En varias entrevistas esta semana, los saudíes condenaron los atentados terroristas, dirigidos fundamentalmente contra extranjeros, pero los consideraron una pequeña molestia que no los ha obligado a introducir cambios muy significativos en sus vidas de todos los días. En contraste, expresaron un absoluto desprecio por Estados Unidos.
Muchos saudíes parecen haber alcanzado algún tipo de entendimiento intelectual con los que cometen esos actos de violencia. Mencionaron varios motivos cuando se les preguntó sobre los de los terroristas, pero sobresale uno que es consistente con sus preocupaciones personales, sociales y políticas.
Se entrevistó a unas dos docenas de saudíes, desde un enjoyado príncipe de la corte del Rey, tomando café, a un chofer de camiones cubierto con una deshilachada túnica y apretando una malla de cebollas en un supermercado local.
"Los terroristas quieren que el gobierno de más dinero a la gente", dijo el chofer de camiones, Jaber al-Malky, 24. Pero el Príncipe Mubarka al-Shafi dijo: "Este tipo de gente está descontenta con las ideas extranjeras, especialmente con la democracia que Estados Unidos quiere imponer a todos los países del mundo, y en particular en Arabia Saudí".
Detrás de todo esto se encuentra una relación cada vez más compleja entre Arabia Saudí y Estados Unidos, que se basa, por supuesto, en la necesidad compartida de vender y comprar petróleo. Pero el hecho de que 15 de los 19 secuestradores del 11 de septiembre de 2001 fueran saudíes se ha transformado en un tema de la campaña presidencial, así como la acusación de que la familia Bush tiene vínculos demasiado estrechos con la familia real.
A nadie aquí parece preocuparle todo eso. En realidad, los saudíes se quejan cada vez más del apoyo estadounidense a Israel y de la guerra de Iraq, que consideran injustificada, aunque Arabia Saudí permitió que las tropas estadounidenses operaran aquí durante la guerra. Funcionarios de gobierno dicen también que deploran el llamado del gobierno de Bush por más democracia en el reino. "No es asunto suyo", dijo uno de ellos, con desdén.
Los líderes de Arabia Saudí ofrecen opiniones contradictorias sobre los motivos de los terroristas locales. A apenas horas uno del otro, el domingo el ministro saudí de Interior y un hermanastro del Rey Fahd propusieron análisis completamente contradictorios.
"El desempleo es uno de los pilares del terrorismo, y el pobre que no puede llevar pan a su mesa, recurre a otros medios", dijo el hermanastro del Rey, el Príncipe Talal bin Abdul Aziz, en una rueda de prensa en Amán, Jordania. En Kuwait, el Príncipe Nayef bin Abdel Aziz, el ministro del Interior, dijo a periodistas que dudaba de que el desempleo fuera la razón de los atentados, de acuerdo a informaciones del diario Araba News. El Príncipe, agrega Arab News, observó que muchos de los sospechosos detenidos eran empleados bien pagados.
Arabia Saudí tiene un larga historia de atentados terroristas, a empezar por la ocupación por militantes musulmanes de la Gran Mezquita en la Meca, en 1979. Después de eso, los atentados se espaciaron en los años y nunca se transformaron en algo permanente para la fábrica de la vida aquí, hasta el 13 de mayo de 2003, cuando atentados kamikaze contra complejos residenciales se cobraron la vida de 25 personas. Eso comenzó una campaña de terror que todavía continúa. Ese primer atentado y muchos de los que siguieron, fueron atribuidos a Al Qaeda.
El general Mansour al-Turki, portavoz del ministerio del Interior, dijo que la guerra de Iraq engendró los atentados y agregó que muchos saudíes piensan lo mismo.
Muchos de los terroristas volvieron a Arabia Saudí después de luchar junto a los talibanes en Afganistán, dijo, basándose en interrogatorios a terroristas detenidos. "Estaban enfadados de que su sueño", la creación de un estado fundamentalista musulmán, "fuera destruido por Estados Unidos", dijo el general al-Turki. "Querían extender su guerra contra Estados Unidos y pensaron que era más fácil hacerlo cada uno en su propio país. Pero no fue sino hasta la invasión de Iraq que pudieron convencer a otros para que compartieran sus objetivos. Por esa razón, la invasión fue muy importante para ellos".
Ahora, agregó el general, "creo que le llevamos la delantera".
Saker M. al-Mohayyad, director de los servicios de seguridad de la Universidad de Naif Arab, dijo: "Ahora la situación es estable". Pero los atentados continúan, al menos a pequeña escala. El 26 de septiembre el ingeniero francés Laurent Barbot fue asesinado a tiros en una calle de Jidda. Diez días antes, un residente británico, Edward Muirhead-Smith, fue herido mortalmente en Riyad. Una organización saudí de Al Qaeda se atribuyó el atentado.
Incluso con las continuadas bajas, representantes de las comunidades estadounidenses dicen que se han acostumbrado a la nueva realidad de vivir aquí. Los complejos residenciales extranjeros se protegen ahora con pesadas barricadas, y los residentes evitan los lugares públicos. La mayoría de los trabajadores extranjeros han enviado a sus familias de vuelta a casa. Los extranjeros hacen sus compras precavidamente temprano en el día, "porque las mañanas son más seguras", dijo Gene W. Heck, director del Grupo de Empresarios Estadounidenses en Riyad.
Entretanto, "los negocios continúan", dijo David Cantrell, un importante hombre de negocios norteamericano en Dhahran.
Los saudíes dicen que no les gusta la violencia, pero que ha cambiado muy poco sus vidas.
"La situación no es normal, pero nada es diferente ahora", dijo Ayman al-Ghamdi, 27, manager de un negocio de mármoles. El capitán Awab al-Hamiai de la Guardia Nacional, simplemente dijo: "Nuestras vidas no han cambiado en absoluto".
Los saudíes entrevistados estaban completamente de acuerdo en sus opiniones sobre Estados Unidos y el papel que ha jugado la guerra de Iraq en el aumento de la violencia.
Los primeros atentados en mayo de 2003 ocurrieron justo cuando terminaba una de las mayores batallas en Iraq, "y ahí fue cuando realmente empezó todo aquí, con todas esas imágenes de daño colateral", dijo Khaled al-Maeena, jefe de redacción de Arab News. "¿Cómo puede Estados Unidos ser tan indiferente hacia nuestros sentimiento?"
Los saudíes ciertamente no sienten simpatía por Saddam Hussein, pero "¿no podían derrocar a Saddam e instalar un nuevo gobierno sin destruir el país?", preguntó el Príncipe Mubarak.
Los saudíes dijeron que ven los atentados aquí como una venganza contra los extranjeros y contra el gobierno saudí por su incapacidad para detener la guerra.
"La guerra en Iraq no tenía ninguna justificación", dijo Saad al-Qahtni, 34, un hombre de negocios.
Eso provocó los atentados aquí porque el gobierno saudí "no impidió que Estados Unidos invadiera Iraq sin justificación", dijo Fareed Saad al-Asmari, un banquero.
Esas fueron las opiniones más corrientes. Los terroristas rara vez se han explicado a sí mismos. Pero cuando los insurgentes decapitaron al ingeniero estadounidense Paul M. Johnson, en junio, dijeron que era en venganza por "lo que miles de musulmanes tienen que vivir cada día cuando son atacados con helicópteros de guerra norteamericanos".
Los saudíes han mostrado durante largo tiempo animadversión hacia Estados Unidos por el apoyo de este a Israel. Eso, y la invasión de Iraq "hace que la mayoría de la gente aquí odie a Estados Unidos", dijo el capitán al-Hamiai.
Al mismo tiempo, durante década ha sido un rito de pasaje de muchos saudíes ricos enviar a los hijos a estudiar a Estados Unidos.
"Estamos agradecidos de Estados Unidos; la mayoría de nosotros nos educamos allá", dijo el Príncipe al-Shafi. Él y otros dijeron que los saudíes ahora están enviando a sus hijos a otros países debido a la rabia que sienten, y por los obstáculos que pone Inmigración a ellos y otros árabes que viajan a Estados Unidos después del 11 de septiembre de 2001.
Como resultado, los extranjeros que viven aquí dicen que el país se está volcando hacia adentro. "Ya era una sociedad introspectiva, pero ahora se está volviendo xenofóbica", dijo Heck, que ha vivido aquí durante 34 años. "Y creo que al gobierno le gusta eso".
Sin embargo, a pesar de las nuevas actitudes, las influencias occidentales están firmemente arraigadas.
Qahtni, un hombre de negocios, denostó "las influencias extranjeras" que dijo que creía que estaban dañando a la sociedad saudí. Estaba en una cafetería Starbucks, tomando un cappuccino doble.
14 de octubre de 2004
15 de octubre de 2004
©new york times
©traducción mQh
En varias entrevistas esta semana, los saudíes condenaron los atentados terroristas, dirigidos fundamentalmente contra extranjeros, pero los consideraron una pequeña molestia que no los ha obligado a introducir cambios muy significativos en sus vidas de todos los días. En contraste, expresaron un absoluto desprecio por Estados Unidos.
Muchos saudíes parecen haber alcanzado algún tipo de entendimiento intelectual con los que cometen esos actos de violencia. Mencionaron varios motivos cuando se les preguntó sobre los de los terroristas, pero sobresale uno que es consistente con sus preocupaciones personales, sociales y políticas.
Se entrevistó a unas dos docenas de saudíes, desde un enjoyado príncipe de la corte del Rey, tomando café, a un chofer de camiones cubierto con una deshilachada túnica y apretando una malla de cebollas en un supermercado local.
"Los terroristas quieren que el gobierno de más dinero a la gente", dijo el chofer de camiones, Jaber al-Malky, 24. Pero el Príncipe Mubarka al-Shafi dijo: "Este tipo de gente está descontenta con las ideas extranjeras, especialmente con la democracia que Estados Unidos quiere imponer a todos los países del mundo, y en particular en Arabia Saudí".
Detrás de todo esto se encuentra una relación cada vez más compleja entre Arabia Saudí y Estados Unidos, que se basa, por supuesto, en la necesidad compartida de vender y comprar petróleo. Pero el hecho de que 15 de los 19 secuestradores del 11 de septiembre de 2001 fueran saudíes se ha transformado en un tema de la campaña presidencial, así como la acusación de que la familia Bush tiene vínculos demasiado estrechos con la familia real.
A nadie aquí parece preocuparle todo eso. En realidad, los saudíes se quejan cada vez más del apoyo estadounidense a Israel y de la guerra de Iraq, que consideran injustificada, aunque Arabia Saudí permitió que las tropas estadounidenses operaran aquí durante la guerra. Funcionarios de gobierno dicen también que deploran el llamado del gobierno de Bush por más democracia en el reino. "No es asunto suyo", dijo uno de ellos, con desdén.
Los líderes de Arabia Saudí ofrecen opiniones contradictorias sobre los motivos de los terroristas locales. A apenas horas uno del otro, el domingo el ministro saudí de Interior y un hermanastro del Rey Fahd propusieron análisis completamente contradictorios.
"El desempleo es uno de los pilares del terrorismo, y el pobre que no puede llevar pan a su mesa, recurre a otros medios", dijo el hermanastro del Rey, el Príncipe Talal bin Abdul Aziz, en una rueda de prensa en Amán, Jordania. En Kuwait, el Príncipe Nayef bin Abdel Aziz, el ministro del Interior, dijo a periodistas que dudaba de que el desempleo fuera la razón de los atentados, de acuerdo a informaciones del diario Araba News. El Príncipe, agrega Arab News, observó que muchos de los sospechosos detenidos eran empleados bien pagados.
Arabia Saudí tiene un larga historia de atentados terroristas, a empezar por la ocupación por militantes musulmanes de la Gran Mezquita en la Meca, en 1979. Después de eso, los atentados se espaciaron en los años y nunca se transformaron en algo permanente para la fábrica de la vida aquí, hasta el 13 de mayo de 2003, cuando atentados kamikaze contra complejos residenciales se cobraron la vida de 25 personas. Eso comenzó una campaña de terror que todavía continúa. Ese primer atentado y muchos de los que siguieron, fueron atribuidos a Al Qaeda.
El general Mansour al-Turki, portavoz del ministerio del Interior, dijo que la guerra de Iraq engendró los atentados y agregó que muchos saudíes piensan lo mismo.
Muchos de los terroristas volvieron a Arabia Saudí después de luchar junto a los talibanes en Afganistán, dijo, basándose en interrogatorios a terroristas detenidos. "Estaban enfadados de que su sueño", la creación de un estado fundamentalista musulmán, "fuera destruido por Estados Unidos", dijo el general al-Turki. "Querían extender su guerra contra Estados Unidos y pensaron que era más fácil hacerlo cada uno en su propio país. Pero no fue sino hasta la invasión de Iraq que pudieron convencer a otros para que compartieran sus objetivos. Por esa razón, la invasión fue muy importante para ellos".
Ahora, agregó el general, "creo que le llevamos la delantera".
Saker M. al-Mohayyad, director de los servicios de seguridad de la Universidad de Naif Arab, dijo: "Ahora la situación es estable". Pero los atentados continúan, al menos a pequeña escala. El 26 de septiembre el ingeniero francés Laurent Barbot fue asesinado a tiros en una calle de Jidda. Diez días antes, un residente británico, Edward Muirhead-Smith, fue herido mortalmente en Riyad. Una organización saudí de Al Qaeda se atribuyó el atentado.
Incluso con las continuadas bajas, representantes de las comunidades estadounidenses dicen que se han acostumbrado a la nueva realidad de vivir aquí. Los complejos residenciales extranjeros se protegen ahora con pesadas barricadas, y los residentes evitan los lugares públicos. La mayoría de los trabajadores extranjeros han enviado a sus familias de vuelta a casa. Los extranjeros hacen sus compras precavidamente temprano en el día, "porque las mañanas son más seguras", dijo Gene W. Heck, director del Grupo de Empresarios Estadounidenses en Riyad.
Entretanto, "los negocios continúan", dijo David Cantrell, un importante hombre de negocios norteamericano en Dhahran.
Los saudíes dicen que no les gusta la violencia, pero que ha cambiado muy poco sus vidas.
"La situación no es normal, pero nada es diferente ahora", dijo Ayman al-Ghamdi, 27, manager de un negocio de mármoles. El capitán Awab al-Hamiai de la Guardia Nacional, simplemente dijo: "Nuestras vidas no han cambiado en absoluto".
Los saudíes entrevistados estaban completamente de acuerdo en sus opiniones sobre Estados Unidos y el papel que ha jugado la guerra de Iraq en el aumento de la violencia.
Los primeros atentados en mayo de 2003 ocurrieron justo cuando terminaba una de las mayores batallas en Iraq, "y ahí fue cuando realmente empezó todo aquí, con todas esas imágenes de daño colateral", dijo Khaled al-Maeena, jefe de redacción de Arab News. "¿Cómo puede Estados Unidos ser tan indiferente hacia nuestros sentimiento?"
Los saudíes ciertamente no sienten simpatía por Saddam Hussein, pero "¿no podían derrocar a Saddam e instalar un nuevo gobierno sin destruir el país?", preguntó el Príncipe Mubarak.
Los saudíes dijeron que ven los atentados aquí como una venganza contra los extranjeros y contra el gobierno saudí por su incapacidad para detener la guerra.
"La guerra en Iraq no tenía ninguna justificación", dijo Saad al-Qahtni, 34, un hombre de negocios.
Eso provocó los atentados aquí porque el gobierno saudí "no impidió que Estados Unidos invadiera Iraq sin justificación", dijo Fareed Saad al-Asmari, un banquero.
Esas fueron las opiniones más corrientes. Los terroristas rara vez se han explicado a sí mismos. Pero cuando los insurgentes decapitaron al ingeniero estadounidense Paul M. Johnson, en junio, dijeron que era en venganza por "lo que miles de musulmanes tienen que vivir cada día cuando son atacados con helicópteros de guerra norteamericanos".
Los saudíes han mostrado durante largo tiempo animadversión hacia Estados Unidos por el apoyo de este a Israel. Eso, y la invasión de Iraq "hace que la mayoría de la gente aquí odie a Estados Unidos", dijo el capitán al-Hamiai.
Al mismo tiempo, durante década ha sido un rito de pasaje de muchos saudíes ricos enviar a los hijos a estudiar a Estados Unidos.
"Estamos agradecidos de Estados Unidos; la mayoría de nosotros nos educamos allá", dijo el Príncipe al-Shafi. Él y otros dijeron que los saudíes ahora están enviando a sus hijos a otros países debido a la rabia que sienten, y por los obstáculos que pone Inmigración a ellos y otros árabes que viajan a Estados Unidos después del 11 de septiembre de 2001.
Como resultado, los extranjeros que viven aquí dicen que el país se está volcando hacia adentro. "Ya era una sociedad introspectiva, pero ahora se está volviendo xenofóbica", dijo Heck, que ha vivido aquí durante 34 años. "Y creo que al gobierno le gusta eso".
Sin embargo, a pesar de las nuevas actitudes, las influencias occidentales están firmemente arraigadas.
Qahtni, un hombre de negocios, denostó "las influencias extranjeras" que dijo que creía que estaban dañando a la sociedad saudí. Estaba en una cafetería Starbucks, tomando un cappuccino doble.
14 de octubre de 2004
15 de octubre de 2004
©new york times
©traducción mQh
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