deportaciones inminentes
[Glenn Frankel] Gran Bretaña perseguirá a simpatizantes con el terrorismo. Nuevas medias para deportar a clérigos fanáticos.
Londres, Gran Bretaña. Gran Bretaña está levantando una nueva lista negra para impedir que supuestos simpatizantes del terrorismo entren al país y deportar a los que están aquí, anunciaron funcionarios el miércoles, detallando los esfuerzos para prevenir actos violentos como los atentados del 7 de julio.
Los funcionarios también dijeron que habían llegado a un acuerdo para extraditar a sospechosos de terrorismo de nacionalidad jordana a ese país. Defensores de las libertades civiles han expresado su preocupación de que los deportados puedan ser torturados y otros maltratos, a pesar de los juramentos jordanos de que serán tratados bien.
La represión es parte de una campaña de gobierno para erradicar lo que considera como la causa fundamental de los atentados del 7 de julio, después de la revelación de que los cuatro hombres que aparentemente cometieron los atentados suicidas eran jóvenes musulmanes británicos que se convirtieron en fanáticos. Al menos 65 personas, incluyendo a los terroristas, murieron en los atentados; otras 700 quedaron heridas.
Gran Bretaña ha sido durante años un santuario de refugiados políticos, incluyendo a algunos considerados extremistas por otros países europeos y Estados Unidos. Pero los atentados han llevado al gobierno a reconsiderar tanto sus políticas de inmigración como su tradicional libertad de expresión.
En Pakistán, las autoridades dijeron que estaban buscando a un hombre llamado Haroon Rashid, del que creen que puede haber jugado un papel en los atentados. Negaron informes de que hubiese sido detenido. Se detuvo a un hombre con ese nombre relativamente común, dijeron los funcionarios, pero fue dejado en libertad cuando se determinó que no era el buscado.
Importante funcionarios de la inteligencia paquistaní han dicho que, después del interrogatorio de dos docenas de personas sospechosas de ser musulmanes radicales, no han hallado más pistas sobre los contactos del terrorista con los atacantes de Londres. Unos 150 sospechosos han sido detenidos en una redada policial nacional en los últimos dos días.
Tres de los supuestos terroristas eran de origen paquistaní y visitaron Pakistán en los meses previos al atentado. El cuarto hombre era un jamaicano convertido al islam.
En Londrs, el gobierno espera que las nuevas medidas que están siendo preparadas cortarán o reducirán las oportunidades de los radicales de influir en jóvenes musulmanes descontentos en áreas urbanas como Leeds, la ciudad del norte de Gran Bretaña donde vivían los tres hombres.
Charles Clarke, ministro a cargo de la seguridad interior, dijo a la Cámara de los Comunes que el gobierno planea compilar una base de datos de "conductas inaceptables", tales como predicar el extremismo, mantener páginas radicales en la red, y escribir artículos con la intención de fomentar el terrorismo.
Dijo que había pedido a su ministerio y a los servicios de inteligencia británicos que "establecieran una base de datos completa de individuos en el mundo que han demostrado conductas relevantes". Los que aparecen en la lista pueden ser impedidos de entrar al país si su presencia es juzgada "no conducente al interés público", agregó.
"En las circunstancias a las que hacemos frente, he decidido que es correcto ampliar el uso de esos poderes para dar cuenta de los que fomentan el terrorismo o buscan incitar a otros a cometer actos de terror", dijo Clarke.
Clarke también dijo que planeaba definir un nuevo delito de "incitación indirecta al terrorismo" que podría atacar "a los que, aunque no incitan directamente, glorifican y justifican actos terroristas sabiendo que el efecto sobre sus oyentes los puede alentar a convertirse en terroristas".
Su declaración ganó el respaldo inmediato del Partido Conservador en la oposición, que dijo que también quería que el gobierno regulara y controlara a los clérigos musulmanes para erradicar a los extremistas. "Hay imanes buenos y malos, y no conviene nada a los buenos que no hagamos nada contra los malos", dijo David Davies, portavoz para asuntos interiores del partido.
Clarke también anunció que el gobierno había alcanzado un acuerdo con Jordania que permitirá a Gran Bretaña deportar a sospechosos allá. Según la ley internacional, Gran Bretaña no puede enviar a gente de vuelta a un país donde puedan ser maltratados o recibir la pena de muerte, pero funcionarios dijeron que el acuerdo, que no ha sido publicado todavía, incluye garantías de que los deportados serán tratados correctamente. Los funcionarios han dicho que están negociando acuerdos similares con varios otros gobiernos árabes.
Amnistía Internacional, la organización de derechos humanos, dijo que había compilado recientes informes de Jordania que hablan de detenciones secretas de prisioneros políticos, golpizas con estoques y cables durante interrogatorios, privación del sueño y amenazas de asesinato y violación de prisioneros y sus familiares.
"Francamente, creemos que esas garantías no valen el papel sobre las que están escritas", dijo Saria Rees-Roberts, portavoz de Amnistía. "Es simplemente inaceptable que Gran Bretaña trate de eludir la prohibición global de la tortura. Creemos que Gran Bretaña debe llevar a justicia a los responsables de los atentados, pero aceptar la tortura no es la respuesta".
Uno de los que probablemente será deportado es Abu Qatada, un clérigo nacido en Jordania que ha sido condenado por terrorismo, en ausencia, en su nativa Jordania. Las autoridades lo han caracterizado como uno de los padres espirituales de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos después de que la policía encontrara en el apartamento de Hamburgo los incendiarios discursos anti-occidentales usados por algunos de los secuestradores del 11 de Septiembre.
Qatada fue detenido hace tres años por sospechas de terrorismo y está actualmente bajo arresto domiciliario en Londres, pero las autoridades han dicho que no han podido llevarlo a juicio porque gran parte de la evidencia contra él se basa en informaciones del servicio secreto que no quieren revelar en tribunales.
Funcionarios británicos están considerando a varios otros predicadores radicales para ser procesados o deportados, incluyendo al británico nacido en Siria, Omar Bakri Mohammed. Dijo al diario Evening Standard en una entrevista publicada el martes que el gobierno y el pueblo británico eran responsables de los atentados del 7 de julio "porque no lograron poner fin al ciclo de sangre".
El primer ministro Tony Blair dijo al parlamento que estaba considerando realizar una conferencia internacional sobre el extremismo islámico "para tratar de iniciar una acción concertada en el mundo para erradicar este tipo de extremismo".
Kamran Khan en Karachi, Pakistán, contribuyeron a este reportaje.
21 de julio de 2005
©washington post
©traducción mQh
Los funcionarios también dijeron que habían llegado a un acuerdo para extraditar a sospechosos de terrorismo de nacionalidad jordana a ese país. Defensores de las libertades civiles han expresado su preocupación de que los deportados puedan ser torturados y otros maltratos, a pesar de los juramentos jordanos de que serán tratados bien.
La represión es parte de una campaña de gobierno para erradicar lo que considera como la causa fundamental de los atentados del 7 de julio, después de la revelación de que los cuatro hombres que aparentemente cometieron los atentados suicidas eran jóvenes musulmanes británicos que se convirtieron en fanáticos. Al menos 65 personas, incluyendo a los terroristas, murieron en los atentados; otras 700 quedaron heridas.
Gran Bretaña ha sido durante años un santuario de refugiados políticos, incluyendo a algunos considerados extremistas por otros países europeos y Estados Unidos. Pero los atentados han llevado al gobierno a reconsiderar tanto sus políticas de inmigración como su tradicional libertad de expresión.
En Pakistán, las autoridades dijeron que estaban buscando a un hombre llamado Haroon Rashid, del que creen que puede haber jugado un papel en los atentados. Negaron informes de que hubiese sido detenido. Se detuvo a un hombre con ese nombre relativamente común, dijeron los funcionarios, pero fue dejado en libertad cuando se determinó que no era el buscado.
Importante funcionarios de la inteligencia paquistaní han dicho que, después del interrogatorio de dos docenas de personas sospechosas de ser musulmanes radicales, no han hallado más pistas sobre los contactos del terrorista con los atacantes de Londres. Unos 150 sospechosos han sido detenidos en una redada policial nacional en los últimos dos días.
Tres de los supuestos terroristas eran de origen paquistaní y visitaron Pakistán en los meses previos al atentado. El cuarto hombre era un jamaicano convertido al islam.
En Londrs, el gobierno espera que las nuevas medidas que están siendo preparadas cortarán o reducirán las oportunidades de los radicales de influir en jóvenes musulmanes descontentos en áreas urbanas como Leeds, la ciudad del norte de Gran Bretaña donde vivían los tres hombres.
Charles Clarke, ministro a cargo de la seguridad interior, dijo a la Cámara de los Comunes que el gobierno planea compilar una base de datos de "conductas inaceptables", tales como predicar el extremismo, mantener páginas radicales en la red, y escribir artículos con la intención de fomentar el terrorismo.
Dijo que había pedido a su ministerio y a los servicios de inteligencia británicos que "establecieran una base de datos completa de individuos en el mundo que han demostrado conductas relevantes". Los que aparecen en la lista pueden ser impedidos de entrar al país si su presencia es juzgada "no conducente al interés público", agregó.
"En las circunstancias a las que hacemos frente, he decidido que es correcto ampliar el uso de esos poderes para dar cuenta de los que fomentan el terrorismo o buscan incitar a otros a cometer actos de terror", dijo Clarke.
Clarke también dijo que planeaba definir un nuevo delito de "incitación indirecta al terrorismo" que podría atacar "a los que, aunque no incitan directamente, glorifican y justifican actos terroristas sabiendo que el efecto sobre sus oyentes los puede alentar a convertirse en terroristas".
Su declaración ganó el respaldo inmediato del Partido Conservador en la oposición, que dijo que también quería que el gobierno regulara y controlara a los clérigos musulmanes para erradicar a los extremistas. "Hay imanes buenos y malos, y no conviene nada a los buenos que no hagamos nada contra los malos", dijo David Davies, portavoz para asuntos interiores del partido.
Clarke también anunció que el gobierno había alcanzado un acuerdo con Jordania que permitirá a Gran Bretaña deportar a sospechosos allá. Según la ley internacional, Gran Bretaña no puede enviar a gente de vuelta a un país donde puedan ser maltratados o recibir la pena de muerte, pero funcionarios dijeron que el acuerdo, que no ha sido publicado todavía, incluye garantías de que los deportados serán tratados correctamente. Los funcionarios han dicho que están negociando acuerdos similares con varios otros gobiernos árabes.
Amnistía Internacional, la organización de derechos humanos, dijo que había compilado recientes informes de Jordania que hablan de detenciones secretas de prisioneros políticos, golpizas con estoques y cables durante interrogatorios, privación del sueño y amenazas de asesinato y violación de prisioneros y sus familiares.
"Francamente, creemos que esas garantías no valen el papel sobre las que están escritas", dijo Saria Rees-Roberts, portavoz de Amnistía. "Es simplemente inaceptable que Gran Bretaña trate de eludir la prohibición global de la tortura. Creemos que Gran Bretaña debe llevar a justicia a los responsables de los atentados, pero aceptar la tortura no es la respuesta".
Uno de los que probablemente será deportado es Abu Qatada, un clérigo nacido en Jordania que ha sido condenado por terrorismo, en ausencia, en su nativa Jordania. Las autoridades lo han caracterizado como uno de los padres espirituales de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos después de que la policía encontrara en el apartamento de Hamburgo los incendiarios discursos anti-occidentales usados por algunos de los secuestradores del 11 de Septiembre.
Qatada fue detenido hace tres años por sospechas de terrorismo y está actualmente bajo arresto domiciliario en Londres, pero las autoridades han dicho que no han podido llevarlo a juicio porque gran parte de la evidencia contra él se basa en informaciones del servicio secreto que no quieren revelar en tribunales.
Funcionarios británicos están considerando a varios otros predicadores radicales para ser procesados o deportados, incluyendo al británico nacido en Siria, Omar Bakri Mohammed. Dijo al diario Evening Standard en una entrevista publicada el martes que el gobierno y el pueblo británico eran responsables de los atentados del 7 de julio "porque no lograron poner fin al ciclo de sangre".
El primer ministro Tony Blair dijo al parlamento que estaba considerando realizar una conferencia internacional sobre el extremismo islámico "para tratar de iniciar una acción concertada en el mundo para erradicar este tipo de extremismo".
Kamran Khan en Karachi, Pakistán, contribuyeron a este reportaje.
21 de julio de 2005
©washington post
©traducción mQh
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