al qaeda y las drogas
[Alexandra Zavis] Al Qaeda y otros grupos terroristas recurren cada vez más al tráfico de drogas y al contrabando para financiar sus actividades. Y da pie para que los halcones más testarudos confundan un tema con el otro.
Johanesburgo, Sudáfrica. Miembros de Al Qaeda y otros grupos de fanáticos recurren cada vez más a delinquir -desde el tráfico de drogas hasta la venta de imitaciones de champú y cedés pirateados- para pagar los atentados en medio de una campaña contra el movimiento para terminar con los fondos terroristas en bancos en todo el mundo, dijeron funcionarios de seguridad.
A medida que las células terroristas se hacen más auto-suficientes, se pone en cuestión la idea de que necesitan una red financiera internacional para organizar los atentados, de acuerdo a la comisión independiente que investigó el más mortífero ataque de Al Qaeda el 11 de septiembre de 2001.
Funcionarios de Hacienda norteamericanos, que dirigen la campaña global para detener los fondos terroristas, reconocen el giro y dicen que es un síntoma de sus logros.
"Las iniciativas de Hacienda han logrado que para grupos terroristas como Al Qaeda sea más difícil y más caro transportar y reunir dinero", dijo Molly Millerwise, portavoz del departamento. "Sin embargo, a medida que fortalecemos nuestras defensas contra delitos financieros y protegemos mejor al sector financiero, Al Qaeda y otros grupos similares recurrirán a otros medios -como delitos menores, tráfico de drogas y contrabando".
La advertencia se produce después de semanas de elevadas medidas de seguridad en Estados Unidos tras alarmas federales de que Al Qaeda estaba vigilando blancos financieros, después de las detenciones en Pakistán y el Reino Unido.
Funcionarios norteamericanos creen que los 19 secuestradores que participaron en los atentados del 11 de septiembre fueron financiados directamente por Al Qaeda, sea a través de giros bancarios o de pagos en contante. Gastaron entre 400.000 y 500.000 dólares en los dos años que les tomó planificar y llevar a cabo los atentados, de acuerdo a la comisión del 11 de septiembre.
Desde entonces, funcionarios estadounidenses se han fijado como objetivo los individuos e instituciones que formaban parte de lo que describieron como una vasta red financiera iniciada originalmente en los años ochenta para financiar la guerra santa' contra la ocupación soviética de Afganistán. Incluye a individuos ricos que contribuyeron directamente a Al Qaeda, así como mezquitas e instituciones musulmanas de beneficencia de las que se cree que han desviado fondos a la red terrorista.
En total, Estados Unidos ha identificado a 383 individuos y organizaciones de los que se cree que han financiado o apoyado de otro modo las actividades terroristas, lo que condujo a congelar unos 141 millones de dólares relacionados con Al Qaeda y otros grupos en todo el mundo.
Al mismo tiempo, Estados Unidos y sus aliados han destruido las bases operacionales de Al Qaeda en Afganistán, obligando a una organización que estaba razonablemente centralizada a reorganizarse en unidades más pequeñas y más autónomas, dieron funcionarios estadounidenses.
En lugar e depender de financiamiento externo, estas células dependen cada vez más de sus propias colectas en las comunidades, de sus organizaciones de beneficencia locales y de pequeñas operaciones comerciales, y a menudo realizan delitos menores, de acuerdo a un informe presentado al Consejo de Seguridad de la ONU a fines de 2002.
Observando los desarrollos, el informe de la comisión del 11 de septiembre advertía: "Si Al Qaeda es remplazada por grupos terroristas más pequeños y descentralizados, la premisa que sostiene la política del gobierno -de que los terroristas necesitan una red de apoyo financiero- puede ser anticuada".
Hay un montón de precedentes para la incursión de Al Qaeda en actividades delictuales comunes. Las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia trafican en cocaína y heroína para financiar su organización. Los grupos paramilitares en Irlanda del Norte obtienen beneficios de la venta de cigarrillos falsificados. Y el antiguo Ejército Simbionés de Liberación en Estados Unidos atracaba bancos.
Al Qaeda y sus afiliados han sido asociados al comercio de heroína en Afganistán, a estafas con tarjetas de crédito en Europa y al contrabando de gemas en África -aunque la comisión del 11 de septiembre sostiene que no hay pruebas concluyentes que apoyen las afirmaciones de que la red terrorista blanqueó millones de dólares a través de la venta de diamantes antes de montar los atentados contra Estados Unidos.
Al Qaeda y otros también han participado en el lucrativo negocio de la falsificación de productos, desde imitaciones de bolsas de mano hasta cedés pirateados, de acuerdo a Interpol, la organización que coordina la información entre las diferentes agencias policiales de 181 países.
El año pasado la aduana danesa interceptó un contenedor repleto de champú, cremas, colonias y perfumes falsificados, enviados aparentemente desde los Emiratos Árabes Unidos por un miembro de Al Qaeda.
El secretario general de Interpol, Ronald Noble, dio la voz de alerta en mayo durante el primer Congreso Global para Combatir la Falsificación, realizado en Bélgica. Dijo que las mercaderías pirateadas eran una fuente atractiva de ingresos para los terroristas debido a que es una actividad ilegal de bajo riesgo y altas ganancias que no es una prioridad para la mayoría de los gobiernos y fuerzas policiales.
Detectives españoles creen que los militantes musulmanes acusados de los atentados con bomba contra trenes de Madrid el 11 de marzo estuvieron implicados en el tráfico de drogas. Dijeron que habían cambiado 35 kilos de hachís y una suma de dinero relativamente pequeña -quizá algunos miles de dólares- por 220 kilos de dinamita robada de una antigua mina en el norteño Principado de Asturias.
Varios de ellos habían tenido problemas con la policía durante años y una comisión parlamentaria investiga si los atentados en los que murieron 191 personas pudieron haber sido impedidos.
Los atentados con bomba en Madrid fueron un llamado sobre la necesidad de mejorar la coordinación entre las iniciativas para combatir a los terroristas y otras organizaciones criminales en el mundo, dicen analistas de seguridad.
"Ya no es realmente apropiado ver los temas del terrorismo y del crimen organizado como áreas separadas", dijo Peter Chalk, un analista en terrorismo de la Rand Corp., con sede en Estados Unidos, un laboratorio ideológico independiente. "Están cada vez más conectados, y realmente no se puede separar uno de otro -que es desafortunadamente la tendencia de los gobiernos en estos días".
Funcionarios norteamericanos están tomando las medidas necesarias, señalando las fuerzas especiales anti-terroristas conjuntas del FBI, que reúnen a delegados de agencias policiales federales, estatales y locales.
Estados Unidos también está trabajando con otros países para hacer frente a las nuevas modalidades en el financiamiento del terrorismo, incluso ayudándoles a controlar las importaciones y exportaciones y a identificar a los individuos que transportan drogas y otras mercaderías ilegales entre fronteras.
14 de agosto de 2004
©traducción mQh
©bostonnews
A medida que las células terroristas se hacen más auto-suficientes, se pone en cuestión la idea de que necesitan una red financiera internacional para organizar los atentados, de acuerdo a la comisión independiente que investigó el más mortífero ataque de Al Qaeda el 11 de septiembre de 2001.
Funcionarios de Hacienda norteamericanos, que dirigen la campaña global para detener los fondos terroristas, reconocen el giro y dicen que es un síntoma de sus logros.
"Las iniciativas de Hacienda han logrado que para grupos terroristas como Al Qaeda sea más difícil y más caro transportar y reunir dinero", dijo Molly Millerwise, portavoz del departamento. "Sin embargo, a medida que fortalecemos nuestras defensas contra delitos financieros y protegemos mejor al sector financiero, Al Qaeda y otros grupos similares recurrirán a otros medios -como delitos menores, tráfico de drogas y contrabando".
La advertencia se produce después de semanas de elevadas medidas de seguridad en Estados Unidos tras alarmas federales de que Al Qaeda estaba vigilando blancos financieros, después de las detenciones en Pakistán y el Reino Unido.
Funcionarios norteamericanos creen que los 19 secuestradores que participaron en los atentados del 11 de septiembre fueron financiados directamente por Al Qaeda, sea a través de giros bancarios o de pagos en contante. Gastaron entre 400.000 y 500.000 dólares en los dos años que les tomó planificar y llevar a cabo los atentados, de acuerdo a la comisión del 11 de septiembre.
Desde entonces, funcionarios estadounidenses se han fijado como objetivo los individuos e instituciones que formaban parte de lo que describieron como una vasta red financiera iniciada originalmente en los años ochenta para financiar la guerra santa' contra la ocupación soviética de Afganistán. Incluye a individuos ricos que contribuyeron directamente a Al Qaeda, así como mezquitas e instituciones musulmanas de beneficencia de las que se cree que han desviado fondos a la red terrorista.
En total, Estados Unidos ha identificado a 383 individuos y organizaciones de los que se cree que han financiado o apoyado de otro modo las actividades terroristas, lo que condujo a congelar unos 141 millones de dólares relacionados con Al Qaeda y otros grupos en todo el mundo.
Al mismo tiempo, Estados Unidos y sus aliados han destruido las bases operacionales de Al Qaeda en Afganistán, obligando a una organización que estaba razonablemente centralizada a reorganizarse en unidades más pequeñas y más autónomas, dieron funcionarios estadounidenses.
En lugar e depender de financiamiento externo, estas células dependen cada vez más de sus propias colectas en las comunidades, de sus organizaciones de beneficencia locales y de pequeñas operaciones comerciales, y a menudo realizan delitos menores, de acuerdo a un informe presentado al Consejo de Seguridad de la ONU a fines de 2002.
Observando los desarrollos, el informe de la comisión del 11 de septiembre advertía: "Si Al Qaeda es remplazada por grupos terroristas más pequeños y descentralizados, la premisa que sostiene la política del gobierno -de que los terroristas necesitan una red de apoyo financiero- puede ser anticuada".
Hay un montón de precedentes para la incursión de Al Qaeda en actividades delictuales comunes. Las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia trafican en cocaína y heroína para financiar su organización. Los grupos paramilitares en Irlanda del Norte obtienen beneficios de la venta de cigarrillos falsificados. Y el antiguo Ejército Simbionés de Liberación en Estados Unidos atracaba bancos.
Al Qaeda y sus afiliados han sido asociados al comercio de heroína en Afganistán, a estafas con tarjetas de crédito en Europa y al contrabando de gemas en África -aunque la comisión del 11 de septiembre sostiene que no hay pruebas concluyentes que apoyen las afirmaciones de que la red terrorista blanqueó millones de dólares a través de la venta de diamantes antes de montar los atentados contra Estados Unidos.
Al Qaeda y otros también han participado en el lucrativo negocio de la falsificación de productos, desde imitaciones de bolsas de mano hasta cedés pirateados, de acuerdo a Interpol, la organización que coordina la información entre las diferentes agencias policiales de 181 países.
El año pasado la aduana danesa interceptó un contenedor repleto de champú, cremas, colonias y perfumes falsificados, enviados aparentemente desde los Emiratos Árabes Unidos por un miembro de Al Qaeda.
El secretario general de Interpol, Ronald Noble, dio la voz de alerta en mayo durante el primer Congreso Global para Combatir la Falsificación, realizado en Bélgica. Dijo que las mercaderías pirateadas eran una fuente atractiva de ingresos para los terroristas debido a que es una actividad ilegal de bajo riesgo y altas ganancias que no es una prioridad para la mayoría de los gobiernos y fuerzas policiales.
Detectives españoles creen que los militantes musulmanes acusados de los atentados con bomba contra trenes de Madrid el 11 de marzo estuvieron implicados en el tráfico de drogas. Dijeron que habían cambiado 35 kilos de hachís y una suma de dinero relativamente pequeña -quizá algunos miles de dólares- por 220 kilos de dinamita robada de una antigua mina en el norteño Principado de Asturias.
Varios de ellos habían tenido problemas con la policía durante años y una comisión parlamentaria investiga si los atentados en los que murieron 191 personas pudieron haber sido impedidos.
Los atentados con bomba en Madrid fueron un llamado sobre la necesidad de mejorar la coordinación entre las iniciativas para combatir a los terroristas y otras organizaciones criminales en el mundo, dicen analistas de seguridad.
"Ya no es realmente apropiado ver los temas del terrorismo y del crimen organizado como áreas separadas", dijo Peter Chalk, un analista en terrorismo de la Rand Corp., con sede en Estados Unidos, un laboratorio ideológico independiente. "Están cada vez más conectados, y realmente no se puede separar uno de otro -que es desafortunadamente la tendencia de los gobiernos en estos días".
Funcionarios norteamericanos están tomando las medidas necesarias, señalando las fuerzas especiales anti-terroristas conjuntas del FBI, que reúnen a delegados de agencias policiales federales, estatales y locales.
Estados Unidos también está trabajando con otros países para hacer frente a las nuevas modalidades en el financiamiento del terrorismo, incluso ayudándoles a controlar las importaciones y exportaciones y a identificar a los individuos que transportan drogas y otras mercaderías ilegales entre fronteras.
14 de agosto de 2004
©traducción mQh
©bostonnews
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