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con amigos terroristas


[Daniel Williams] Marroquí acusado por autoridades italianas dice que es coincidencia.
Reggio Emilia, Italia. Para funcionarios policiales italianos, Mohammed Daki, expatriado marroquí, ex estudiante de ingeniería y predicador de mezquitas, era un peligroso terrorista que se veía con los conspiradores del 11 de septiembre de 2001 en Alemania y, desde una base en Italia, reclutaba terroristas suicidas para cometer atentados en Iraq.
Pero Daki, que lanza rápidas sonrisas y prefiere los zapatos marrones de gamuza, dice que es simplemente víctima de una rara serie de coincidencias. "¿Yo, terrorista?", dijo en una entrevista reciente. "No he hecho nada. Simplemente conocí a alguna gente en el momento equivocado. Estoy limpio".
Su odisea es una de las más extrañas entre cientos de historias de sospechosos de terrorismo en Europa y Estados Unidos.
Funcionarios policiales europeos dicen que miembros de células terroristas sospechosas recorren libremente el continente de fronteras abiertas y encuentran refugio entre las masas de inmigrantes árabes, africanos y de Oriente Medio. Se comunican por celulares, ordenadores, mensajeros y mediante conversaciones en mezquitas y en centros sociales islámicos con simpatías hacia los extremistas. Cuando se detiene a un sospechoso, acusarlo formalmente ante tribunales es a menudo difícil debido a la naturaleza compartimentada de los movimientos clandestinos. Por ejemplo, una persona que proporciona un pasaporte falso normalmente no sabe nada de las actividades de la persona a quien se lo entrega, de acuerdo a funcionarios de la inteligencia italiana.
A pesar de obstinados esfuerzos de detectives y magistrados, las condenas han sido raras -especialmente en Italia, donde los cargos contra varios extranjeros musulmanes derivados de supuestas conspiraciones, incluyendo un plan para envenenar el suministro de agua de la embajada norteamericana en Roma y uno para volar una iglesia en Bolonia, fueron dejados de lado o resultaron en condenas por delitos menores que terminaron en que los sospechosos fueron dejados en libertad al poco tiempo.
El caso de Daki es poco habitual debido a su repentina publicidad en Italia. Proclamó su inocencia, pero no en los tribunales sino en la televisión, y su flaca cara ha aparecido en decenas de diarios. Actualmente está tratando de no ser expulsado a Marruecos, donde cree que será encarcelado.
El veredicto en su caso causó conmoción nacional. El 24 de enero un juez en Milán absolvió a Daki y a dos otros acusados, Bouyahia Maher y Ali Ben Sassi Toumi, de las acusaciones de que habían hecho reclutamiento y coordinado viajes de militantes musulmanes extremistas de Europa a Iraq vía Siria. Los tres hicieron reclutamientos, concluyó la juez, pero los hombres que ellos enviaron a Iraq era guerrilleros y no terroristas, a los que definió como protagonistas que llevan a cabo "actos indiscriminados contra civiles". Por eso, bajo la ley italiana, no han hecho nada malo.
"No se ha probado que esas estructuras paramilitares proveyeran programas concretos con objetivos que excedan las actividades de una guerrilla", determinó la juez Clementina Forleo. Por motivos jurisdiccionales trasladó a los otros dos detenidos, Drissi Noureddine y Kamel Hamraoui, a un tribunal de Brescia.
Forleo condenó a Daki, Maher y Tourmi por proporcionar documentos falsos a inmigrantes. Dado que Daki ya ha pasado 22 meses en la cárcel tras su arresto en 2003, fue dejado en libertad inmediatamente. Maher y Toumi deben todavía cumplir siete meses.
Funcionarios de gobierno denunciaron la sentencia como ridícula, dado el número de ataques contra civiles en Iraq, muchos de ellos atribuidos a guerrillas extranjeras bajo el mando de Abu Musab Zarqawi, el insurgente jordano que dirige el grupo de Al Qaeda en Iraq. El ministro de Asuntos Exteriores, Gianfranco Fini, atacó el veredicto como una "desvergonzada distorsión de la realidad". El ministro del Interior, Giuseppe Pisanu, llamó a Daki "peligroso", e instó a su deportación a Marruecos. "Yo lo deportaría cien veces", dijo Pisanu.
El juicio en Milán fue el último episodio en la saga de Daki. En el pasado compartió una dirección postal en Hamburgo con Ramzi Binalshibh, acusado de ser miembro de la red de Osama bin Laden de Al Qaeda y de la célula de Hamburgo que planificó y llevó a cabo los atentados del 11 de septiembre. Binalhibh fue capturado en 2003 en Pakistán y está detenido por Estados Unidos en la Bahía de Guantánamo, en Cuba.
Las autoridades alemanas interrogarona Daki tres semanas después del 11 de septiembre, pero fue liberado.
Después del interrogatorio alemán, viajó a Italia y volvió a surgir a principios de 2003 en Reggio Emilia, una tranquila ciudad en la región centro-norte del país.
De acuerdo a detectives italianos y a Daki, recibió una llamada telefónica de Abderrazak Mahdjoub, un militante argelino y sospechado de ser un operativo de Al Qaeda en Alemania, que le pidió que buscara alojamiento para algunos inmigrantes recién llegados. Entre ellos se encontraba Ciise Maxamad Cabbdullah, también conocido como ‘el Somalí', del que los detectives italianos dicen que trabajaba para Zarqawi y también pertenecía a Ansar-al-Islam. Ansar es un grupo islámico radical armado con sede en Iraq que ha proporcionado apoyo logístico a extranjeros que luchan contra la ocupación norteamericana y el gobierno iraquí, dicen funcionarios estadounidenses. Daki instaló a Cabbdullah en una casa que compartía con otros cuatro inmigrantes.
Diez días antes de detener a Daki, los detectives italianos detuvieron a Cabbdullah y dos compañeros. Los grabaron diciendo que los italianos era "perros" y lacayos de los norteamericanos y prometiendo unas "buenas" noticias no especificadas.
Cabbdullah y Mahdjoub están en juicio en Italia, acusados de tener vínculos con el terrorismo internacional.
Daki dijo que su contacto con gente que más tarde se trasformaría en sospechosos de crímenes era una coincidencia. Daki dijo que estaba tratando de ser amable. Dijo que conoció a Binalshibh, de Yemen, en una mezquita en Hamburgo donde Daki era predicador. Binalshibh se acercó a él y le dio la mano después de una oración y pidió una dirección temporal donde pudiera enviar su correspondencia, dijo Daki. Daki también conoció a Mahdjoub en Hamburgo, donde Mahdjoub había vivido desde 1991. Daki dijo que no pensé en preguntarles a los dos hombres qué se proponían.
"Hay un montón de inmigrantes que necesitan ayuda de uno u otro modo", dijo. "No pensé en nada cuando dejé que Ramzi usara mi dirección". En cuanto a Mahdjoub y el Somalí, Daki dijo: "En nuestras tradiciones, debes ofrecer hospitalidad a las personas que lo necesitan. Es importante ayudar a tus hermanos. Abderrazak me pidió que le encontrara alojamiento. No conocía al Somalí de antes y le tuve que preguntar a Abderrazak cómo se veía".
De cualquier modo, el veredicto ha dejado a Daki, 38, en un inconfortable limbo. Quiere que su nombre sea absuelto completamente, no sólo como un tecnicismo. Libre en las calles de Reggio Emilia, lo custodian un par de robustos agentes de policía contra la posibilidad de que de entre las filas de los militantes surja alguien que piense que es un renegado y trate de matarlo. Los policías son de Digos, una unidad contra el crimen organizado responsable de la investigación del caso Daki. Debe presentarse a la comisaría de la policía de Reggio Emilia dos veces al día. "A pesar de todo, quiero quedarme aquí", dijo. "Si fuera a Marruecos, cavaría mi propia tumba. Me llevarían a Guantánamo. Me harían desaparecer".
Daki dijo que había venido a Italia con la esperanza de encontrar un trabajo. Después de que la policía detuviera a Cabbdullah, los compañeros de piso de Daki en Reggio Emilia le dijeron que se marchara porque estaba causando problemas. Daki se dirigió al cuartel de la policía para pedir a los funcionarios allá si le podían proporcionar alojamiento. "Les dije: ‘Ustedes crearon el problema, ustedes lo solucionan'", dijo Daki. Los policías, sin embargo, lo detuvieron.
Daki vive actualmente con una residente italiano de Reggio Emilia, un conocido de su abogado, Vainer Burani. Daki dice que ya no dará hospitalidad a ningún viajero. "Ya tuve lo suficiente. "Pagué un duro precio por nada", dijo.

19 de marzo de 2005
31 de marzo de 2005
©washington post
©traducción mQh

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