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ejército participó en asesinatos


[Larry Rohter] Familiares de asesinados temen que sea maniobra para liberar de responsabilidad penal a los criminales implicados.
Río de Janeiro, Brasil. Después de años de caracterizar las violaciones a los derechos humanos en Chile durante la dictadura del general Augusto Pinochet como "excesos" de oficiales individuales antes que como una política deliberada del gobierno, el Ejército chileno dio el viernes marcha atrás y reconoció que cargar con la culpa "institucional" colectiva por semejantes violaciones.
"El Ejército de Chile tomó la dura pero irreversible decisión de asumir las responsabilidades que como institución le caben en todos los hechos punibles y moralmente inaceptables del pasado"", escribió el actual comandante del Ejército, general Juan Emilio Cheyre Espinosa, en un ensayo publicado por el diario capitalino La Tercera. Nunca nadie tener justificaciones éticas para violar los derechos humanos, dijo.
Una comisión oficial está preparando un completo informe, que se espera sea publicado este mes, sobre las torturas y otras violaciones sistemáticas a los derechos humanos por agentes de inteligencia y de la seguridad del estado durante la dictadura de Pinochet. Grupos de derechos humanos calculan que unas 4.000 personas fueron asesinadas después de que el general Pinochet se apoderara del gobierno el 11 de septiembre de 2003 durante un golpe de estado apoyado por los norteamericanos y que derribó al gobierno civil de izquierda elegido del presidente Salvador Allende. Miles de personas fueron torturadas, encarceladas, obligadas a abandonar el país, expulsados de sus trabajos o relegados.
La "nueva visión" que anunció el viernes el general Cheyre choca directamente con la opinión que ha expresado siempre el general Pinochet. Ahora, de 88 años, enfermo y casi bajo permanente investigación en relación con las violaciones a los derechos humanos durante los 17 años que estuvo en el poder, el general Pinochet sostiene que él y otros miembros del alto mando militar nunca ordenaron eliminar a los opositores a su dictadura y que las violaciones fueron obra de algunos oficiales canallas.
Él y sus abogados no reaccionaron de inmediato a las declaraciones del general Cheyre, que podrían alentar la presentación de nuevas querellas contra el antiguo dictador. Aunque el general Pinochet ha sido despojado de su inmunidad en dos importantes investigaciones, ha podido evitar ser enjuiciado debido a que médicos han declarado que sufre de demencia senil.
"Será difícil para Pinochet seguir argumentando que no sabía ni sospechaba de lo que estaba pasando y que todas las atrocidades cometidas se deben a unas pocas manzanas podridas", dijo José Miguel Vivanco, un chileno que es director de Human Rights Watch Americas. Dos antiguos almirantes próximos al general Pinochet ha criticado la declaración del general Cheyre.
"No tiene sentido", dijo el almirante Jorge Arancibia. El otro antiguo comandante de la Marina, el almirante Jorge Martínez Busch, dijo que "no estoy de acuerdo con su opinión, simplemente porque no fue así como ocurrió". Agregó: "Rechazo categóricamente que haya habido una política oficial del estado, como dicen algunos. La responsabilidad es siempre individual".
Grupos de derechos humanos se muestran escépticos en general sobre la oportunidad y motivos del general Cheyre. Dicen que mientras el reconocimiento de culpabilidad era bienvenido, ellos sólo estarán satisfechos cuando el ejército proporcione los nombres de todos los que en la cadena de mando participaron en la violación de derechos humanos, de modo que los fiscales puedan usar esa información.
"Nos preocupa que esta pueda ser otra triquiñuela para dejar impunes a los violadores de derechos humanos", dijo en una entrevista telefónica Lorena Pizarro, presidente del Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. "Algunos abogados de la defensa ya están argumentando que debido a que las violaciones fueron cometidas por el estado, no se puede hacer responsables a individuos por esas violaciones".

6 de noviembre de 2004
9 de noviembre de 2004

©new york times
©traducción mQh
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