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mano dura contra terroristas en marruecos


[Julie van Traa] Marruecos aplica mano dura con los terroristas. No sólo se castiga a los sospechosos de actividades terroristas, sino también a sus líderes espirituales. Hay 2.000 sospechosos en las cárceles.
También Marruecos hubo de enfrentarse a atentados terroristas el año pasado. En mayo de 2003, once comandos kamikaze causaron la muerte de 33 personas en el centro de Casablanca, sin contar las suyas propias.
En los meses posteriores al atentado, el gobierno marroquí reaccionó severamente. No sólo encarceló a los sospechosos de actividades terroristas; también puso tras las rejas a los líderes radicales de asociaciones musulmanas, no directamente relacionados con los atentados, que fueron condenados a largas condenas de prisión. El Rey Mohammed VI declaró en un discurso por televisión: "El tiempo de la indolencia terminó".
Hasta ahora la policía marroquí ha detenido a más de 6.000 personas y los tribunales han condenado a más de 2.000 de ellas, dice Abdelhamid Amine, presidente de la organización marroquí por los derechos humanos AMDH.
Las sentencias impuestas varían de algunos años de prisión a cadena perpetua. Diecisiete de los acusados fueron condenados a muerte. La sentencia, muy probablemente, no será ejecutada.
Dos semanas después de los atentados, el parlamento marroquí, bajo presión del gobierno, aprobó una nueva legislación antiterrorista. Esta ley define el término terrorista de manera tan amplia que incluso los periodistas pueden ser acusados de incitar a la comisión de atentados terroristas.
La policía y la justicia recibieron amplias atribuciones: los sospechosos de terrorismo pueden ser interceptados y espiados, y se pueden bloquear sus cuentas bancarias.
Incluso el Partido por la Justicia y la Democracia PJD, el más grande partido musulmán, que antes de los atentados se oponía a la ley, votó a favor de ella bajo presión de las autoridades. El partido se opone así claramente contra toda acción violenta en nombre del islam.
Entre los 17 condenados a muerte se encuentran tres terroristas kamikaze cuyos atentados fueron frustrados.
Mohamed El Omari, 23, guardia nocturno, se arrepintió a última hora. A la entrada del hotel Farah, donde él y otros miembros de su célula iban a cometer un atentado, se deshizo de su mochila y echó a correr. Fue detenido de inmediato por la policía. También Rachid Jalil, 27, y Yassine Lahnech, 22, soldador y vendedor ambulante respectivamente, huyeron a último momento.
Los tres provienen de las villas miseria de Sidi Moumen. Fueron condenados a muerte por violar "la seguridad interior del estado marroquí". Pero terroristas que no tenían nada que ver con los atentados de Casablanca fueron condenados a muerte, como Youssef Fikri. Este joven líder fue capturado en 2002, antes de los atentados. Pero "en nombre del islam" mató, entre otros, a un homosexual y a un ateo.
Sus partidarios lo consideran líder de Atakfir wal Hirja, en Marruecos. Esta tendencia ultra-ortodoxa predica la violencia contra todos los que no viven de acuerdo a las reglas del islam.
Capturar y condenar a los autores no es suficiente para el gobierno marroquí. También los que, en nombre del islam, aprueban la violencia y llaman a una guerra santa contra el estado marroquí, que a sus ojos ha sido construido siguiendo modelos occidentales, son enviados a la cárcel a cumplir largas condenas.
El gobierno marroquí afirma que los imanes y líderes espirituales son moralmente responsables de los atentados. Con sus prédicas y lecciones del Corán han inducido a los jóvenes a cometer los atentados terroristas en el centro de Casablanca.
El más conocido es Mohamed Fizazzi, 55. Este estudioso musulmán es popular entre los musulmanes ortodoxos en Marruecos y Europa. Durante años predicó cada viernes en una mezquita de Tánger a favor de la introducción de la ley musulmana sharia. También viajaba de vez en vez a Londres y Hamburgo, a exponer sus ideas. En Hamburgo visitó entre otras la mezquita que también era visitada por los terroristas que prepararon los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
En una entrevista con el diario árabe Asharq Al Awsat, poco después de los atentados en Casablanca, dijo que era "legítimo matar a no creyentes". Fue acusado de "incitar al derrocamiento del gobierno". Fue condenado a 30 años de prisión.

12 de noviembre de 2004
14 de noviembre de 2004
Het Parool
©traducción mQh

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